📚Capítulo 66📚

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LIAM

Apenas había llegado a la oficina del director cuando el escuincle me dijo que el director me mandó a llamar.

Sabía que se lo había dicho; su sonrisa de ganador lo delataba, sin mencionar que me dijo que hoy era mi último día aquí.

Entré a su oficina y tomé asiento.

—"Me mandó a llamar, director".

—"Espero a una persona".

Luego de unos minutos, la puerta se abrió revelando a Emma.

Cuando ella se sentó, el director nos miró.

—"Lo llamé aquí a mi oficina hace días para que me dijera si estaba pasando algo entre ustedes dos".

—"Pero no está pasando nada".

El director mira a Emma, quien acaba de hablar. —"Veo que vuelve a mentirme; el joven Javier vino a mi oficina con una foto de ustedes dos besándose".

Sentí a Emma paralizarse y rápidamente tomé su mano.

—"Ya que lo sabe, vamos a aclararlo. No tenemos un romance; es más, una relación pasó sin que ninguno de los dos quisiera, pero si alguien tiene la culpa, soy yo. Emma es totalmente inocente y no hizo nada malo".

—"Es cierto eso, Srta. Ramírez".

—"Claro que no. Si vas a despedir a uno, que sea a los dos; somos culpables los dos".

—"Ya veo. Sabe que en mi universidad el amor entre estudiante y profesor no está prohibido, como le dije, pero uno de los dos se tiene que ir de la universidad".

—"Yo me voy".

El director se gira hacia mí. —"¿Está seguro de eso?"

—"Claro. Emma ya casi termina su último año; un cambio de universidad la afectará y eso es lo menos que quiero".

—"Por lo que veo, se quieren mucho. Vamos a hacer una excepción".

—"¿Qué quieres decir?"

—"No quiero perder a una de las mejores alumnas de esta universidad y tampoco podemos quedarnos sin profesor. Los dejaré aquí a los dos con una condición".

—"Dígame cuál".

—"Que no anden mostrando afecto delante de los estudiantes".

—"Muchas gracias, director".

—"De nada, Srta. Ramírez. Vaya a su curso".

Cuando Emma salió, el director se giró hacia mí.

—"Sabe que esto es una excepción; además, no puedo negar que se ve lindo, Justo. Ahora se puede retirar a dar clase".

—"Muchas gracias, Sr. Marco".

—"Para eso estamos".

Salí de la oficina y, sin poder contenerme, caminé hasta donde estaba el escuincle, quien estaba en el pasillo con una sonrisa.

—"Viene a decirnos que ya te despidieron".

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora