📚Capítulo 70📚

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EMMA

Todavía seguía amarrada a la cama de Liam, el suave tirante de las esposas recordándome que el control estaba de su lado, y, sin embargo, la mezcla de emoción y deseo que fluía en mi interior me hacía sentir más viva que nunca.

—"Bueno, yo creo que ya terminamos. Ahora viene lo bueno"—dijo, su voz resonando en la habitación como un susurro seductor, pleno de promesas.

—"Por favor, estoy esperando"—respondí, mi voz temblando ligeramente, incapaz de ocultar la urgencia que sentía. Mis ojos seguían sus movimientos, admirando su cuerpo esculpido acentuado por la luz tenue del cuarto.

Liam se levantó lentamente, su figura robusta y masculina destacando a medida que se despojaba de cada prenda, dejando solo su piel expuesta. Quedándose completamente desnudo, la vista me dejó sin aliento. Era la mezcla de poder y vulnerabilidad que era innegablemente cautivadora.

—"Por favor, tendrías que modelarme algún día"—le sugerí, una sonrisa traviesa asomando en mis labios, intentando romper la tensión con un poco de humor, aunque la necesidad latente en mi interior pedía más.

—"No creo. Me gusta más la idea de modelarte mientras estoy bien profundo dentro de ti"—contestó, su mirada firme y provocadora.

Me estremecí con su respuesta, sintiendo que cada palabra aumentaba el calor en mi cuerpo. Se acercó a mí, casi con un paso decidido, subiendo de nuevo a la cama y generando una presión irresistible en el aire entre nosotros. Cada movimiento estaba calibrado, lleno de intencionalidad.

—"Mírate. De ser mi alumna a estar amarrada a mi cama, esperando que te tome"—dijo con una voz grave, el tipo de voz que podía hacer que mi piel se erizara.

—"Ya lo dijiste, Sr. Parker"—le repliqué, intentando mantener una fachada de control, aunque sabía que la vulnerabilidad me hacía sentir más poderosa al mismo tiempo.

Me miró con una chispa de desafío en sus ojos, como si disfrutara de cómo este juego había cambiado nuestras dinámicas.

—"No tengo que escucharlo de tu boca. Anda, Srta. Ramírez, ruega por mi pene y lo tendrás dentro de ti en unos segundos"—dijo, dejándome sin aliento. La forma en que pronunció esas palabras, llenas de desafío y deseo, hizo que el calor de mi cuerpo se intensificara.

Las palabras escaparon de mis labios como susurros urgentes, llenos de ansias.

—"Por favor..."—dije, el deseo palpante echando a rodar cada inhibición dentro de mí.

—"¿Por favor qué?"—preguntó, su voz burlona, deleitándose en mi deseo.

Miré sus ojos, tan profundos y oscuros, y mi corazón latió en un compás frenético. No podía más. La espera se estaba volviendo insoportable.

—"Por favor, fóllame. Necesito tu pene dentro de mí ahora"—exclamé, mi voz cargada de necesidad, entregándome por completo a la avalancha de deseo que había estado conteniendo.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, iluminando su mirada de forma casi posesiva.

—"Tus deseos son mis órdenes, Srta. Ramírez"—respondió, su tono firmemente decidido.

Sentía que se iba a cumplir mi deseo, y la mezcla de anticipación y emoción electrificó el aire a nuestro alrededor. El juego de poder entre nosotros estaba a punto de cambiar, y cada parte de mí anhelaba lo inevitable.

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora