¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Detrás de la Portada ════ ⋆★⋆ ════
Era un verano caluroso en Privet Drive.
Harry Potter estaba en su "habitación", intentando no pensar demasiado en el aburrimiento que le esperaba durante las vacaciones con los Dursley. Se encontraba recostado en su cama, con la mirada fija en el techo, cuando escuchó el sonido de voces que provenían del jardín delantero.
Curioso, se levantó y se asomó por la ventana del comedor. Dudley estaba allí, con su habitual actitud engreída, pero había alguien más con él. Una chica de cabello castaño y rizado, con una sonrisa radiante y una risa que llenaba el aire. Harry frunció el ceño, preguntándose quién podría ser.
Unos minutos más tarde, Dudley entró a la casa, seguido de la chica. Harry se sorprendió cuando ella se detuvo en el pasillo y, con una sonrisa amable, le saludó.
—Hola, tú debes ser Harry, ¿verdad? Soy Alessandra, una amiga de Dudley.
Harry no pudo evitar la sorpresa en su rostro. Estaba acostumbrado a que los amigos de Dudley fueran igual de desagradables que él, pero Alessandra parecía diferente. Aun así, permaneció cauteloso.
—Hola —respondió, sin mucha emoción—. Sí, soy Harry.
Ella asintió, como si entendiera la desconfianza en su voz, y luego se volvió hacia Dudley.
—Voy a quedarme un rato con Harry. Podemos ir a jugar más tarde, ¿vale?
Dudley pareció sorprendido, pero asintió, sin oponer resistencia. Harry sintió que su curiosidad aumentaba. ¿Qué tenía esta chica que la hacía tan diferente?
Alessandra entró en la sala y se sentó en el sofá, invitando a Harry a hacer lo mismo.
—He oído hablar de ti, Harry. Dudley me ha contado muchas cosas.
Harry arqueó una ceja, esperando lo peor.
—¿Ah, sí? ¿Y qué te ha dicho?
Alessandra sonrió con amabilidad.
—Bueno, me ha contado su versión, claro. Pero también he notado cosas por mi cuenta. Siempre me ha parecido que había más en ti de lo que Dudley decía.
Harry se sintió desarmado por su franqueza y sinceridad.
—¿Y qué has notado? —preguntó, con más curiosidad que desconfianza esta vez.
Ella lo miró a los ojos, su expresión era seria pero amable.
—Que eres valiente y fuerte. No cualquiera podría soportar lo que tú soportas aquí. Y creo que eres una buena persona, aunque Dudley no lo vea.
Harry sintió un calor extraño en su pecho. Era raro escuchar palabras amables en esa casa, y menos de alguien que conocía a Dudley.
—Gracias, Alessandra. Eso significa mucho para mí.
Pasaron la tarde conversando. Harry descubrió que Alessandra tenía un interés genuino en conocerlo, y no solo por su fama en el mundo mágico, de la que ella no sabía nada, sino por quién era como persona. Compartieron historias, rieron y, por primera vez en mucho tiempo, Harry se sintió como un adolescente normal disfrutando de la compañía de alguien agradable.
Con el tiempo, la amistad entre Harry y Alessandra se fortaleció. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, a pesar de sus mundos tan diferentes. Y, poco a poco, esa amistad se convirtió en algo más. Harry encontró en ella una fuente de apoyo y comprensión, alguien que lo aceptaba por completo.
Una noche, mientras paseaban por el parque cercano, Harry se detuvo y miró a Alessandra a los ojos.
—Alessandra, nunca pensé que encontraría a alguien como tú. Has hecho que este verano, que esperaba que fuera horrible, sea uno de los mejores de mi vida.
Alessandra sonrió, y sin decir una palabra, se acercó y le dio un suave beso en los labios. Fue un momento mágico, aunque no tuviera nada que ver con la magia que Harry conocía. Era un tipo de magia diferente, una que llenaba su corazón de alegría y esperanza.
