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El Lenguaje del Corazón ════ ⋆★⋆ ════
El sol brillaba sobre el césped verde del patio de Hogwarts mientras los estudiantes disfrutaban de su último día de clases antes de las vacaciones de verano. Entre ellos, Clarise caminaba sola, como lo hacía la mayor parte del tiempo. Ser sorda había sido su realidad desde que tenía memoria, y aunque había aprendido a leer los labios y comunicarse por escrito, siempre se sentía apartada en un mundo lleno de voces que no podía escuchar.
Neville Longbottom observaba desde lejos. Siempre había sido sensible a los sentimientos de los demás, quizás porque él mismo había sentido la soledad y la inseguridad muchas veces. Recordaba los días en los que dudaba de sí mismo, cuando sentía que nadie lo entendía.
Cuando vio a Clarise caminando sola, algo en su corazón se conmovió profundamente. Decidió que este verano sería diferente.
Durante los meses siguientes, Neville se dedicó con diligencia a aprender el lenguaje de signos. No fue fácil al principio, pero con la ayuda de libros y hechizos para mejorar su memoria, poco a poco comenzó a dominarlo. Practicaba todos los días, imaginando la sonrisa de Clarise cuando finalmente pudiera comunicarse con ella sin barreras.
Cuando el nuevo curso comenzó y los estudiantes regresaron a Hogwarts, Neville buscó a Clarise en el patio. La encontró sentada bajo un sauce llorón, perdida en sus pensamientos. Con paso decidido, se acercó a ella y comenzó a mover las manos con cuidado, formando las palabras en el aire.
Clarise levantó la vista, sorprendida al ver a Neville frente a ella, hablándole en su propio idioma. Sus ojos se llenaron de asombro y emoción mientras respondía con gestos fluidos, expresando su gratitud por el esfuerzo que Neville había hecho para comprenderla.
Neville sonrió con timidez pero con calidez, su corazón latiendo con alegría al ver la felicidad en el rostro de Clarise. Durante ese día y los siguientes, siguieron comunicándose en lenguaje de signos, compartiendo pensamientos, sueños y risas sin necesidad de palabras habladas.
A medida que los meses pasaban, Neville y Clarise desarrollaron una amistad profunda y significativa. Se apoyaban mutuamente en sus fortalezas y debilidades, encontrando consuelo y comprensión en la compañía del otro. Para Clarise, Neville se convirtió en un faro de luz en un mundo que a menudo parecía oscuro y silencioso.
Con el tiempo, su amistad creció en algo más. Neville admiraba la fuerza y la resiliencia de Clarise, mientras que ella encontraba en él un compañero que verdaderamente la comprendía. Juntos, descubrieron que el verdadero entendimiento no requería palabras audibles, sino el lenguaje del corazón, que trasciende cualquier barrera física o sensorial.
En el patio de Hogwarts, bajo la sombra del sauce llorón, Neville y Clarise encontraron un vínculo que perduraría mucho más allá de sus años escolares, una conexión basada en la empatía, el respeto y el amor que habían aprendido a compartir.
