Capítulo 72. Peligrosa Adicción

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La emoción de amanecer a su lado me envolvía en una nube cálida

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La emoción de amanecer a su lado me envolvía en una nube cálida. La confesión de la noche anterior aún rondaba en mi mente, un susurro íntimo de que esto era algo real, algo más profundo.

Decidimos que daríamos una oportunidad a lo que había entre nosotros, a algo mucho más formal y serio. Era difícil de creer, pero el roce de su piel contra la mía y su respiración profunda y tranquila me anclaban a esta nueva realidad.

No podía evitar sonreír al verlo dormir tan plácido, sus rasgos relajados, la ligera sonrisa en sus labios.

Deslicé mis dedos con suavidad sobre su pecho, sintiendo cómo su piel reaccionaba al toque, erizándose en respuesta. Él permanecía inmóvil, atrapado en el sueño.

Los primeros rayos de sol se colaban a través de la cortina, creando sombras y reflejos que resaltaban su figura.

Detuve mis caricias con suavidad y me incorporé con cuidado, haciendo a un lado la sábana que cubría mi cuerpo, notando cómo la textura suave de la alfombra bajo mis pies descalzos contrastaba con el frío matutino.

Al llegar al baño, mis ojos se encontraron con el reflejo en el espejo, y de inmediato los recuerdos de la noche pasada me golpearon con fuerza. Mi piel llevaba las huellas de su pasión, pequeñas marcas desperdigadas que contaban la historia de cada momento. Había tonos morados en mis senos, en mi abdomen y en mis caderas, que aún ardían al tacto, recordándome cómo me había besado, cómo su boca me había recorrido sin detenerse, reclamándome como suya.

Mis labios estaban hinchados, un rubor se extendía por mi piel, y un calor profundo comenzó a elevarse en mi interior al recordar cada segundo. Coloqué la palma de mi mano sobre mi intimidad, que seguía cálida y palpitante, algo inflamada de tanto deseo saciado y desbordado. Su toque había quedado impreso en mí, en cada rincón de mi cuerpo, y al pasar mis dedos por mi piel aún sensible, el ardor volvía a encenderse.

Mientras recordaba, mis labios se curvaron en una sonrisa que no podía evitar, aunque el sonrojo se intensificaba. Las palabras que me había susurrado regresaban con una claridad casi abrumadora, el tono grave de su voz prometiendo cada cosa que terminó haciéndome.

"Voy a hacerte el amor, preciosa."

Esas palabras resonaban en mi mente y me provocaban escalofríos. La manera en que lo había dicho, el tono de su voz, ese deseo contenido y apasionado...Era como si fuera la primera vez que me lo susurraba, y el efecto era el mismo: me llenaba de ansias, de nervios, de una expectación que apenas podía controlar.

Abrí la pequeña cajita junto al lavabo y tomé un cepillo de dientes nuevo. Coloqué un poco de pasta, sin dejar de recordar el peso de su cuerpo, el calor de su piel... Me quedé absorta en esos pensamientos, apenas siendo consciente del cepillo que movía de forma automática, hasta que su voz interrumpió el silencio del baño.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora