Capítulo 17. Peligrosa Adicción

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Disimuladamente bajamos cada uno por su parte al comedor, encontrándonos con la señora Lee mientras preparaba la mesa de desayuno

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Disimuladamente bajamos cada uno por su parte al comedor, encontrándonos con la señora Lee mientras preparaba la mesa de desayuno.

La saludamos amablemente como siempre y ella nos sonríe. —Parece ser una buena mañana aquí —dice con una sonrisa cálida. —Disfruten del desayuno —añade antes de volver a la cocina.

—Gracias, señora Lee. —agradece Jungkook.

Nos sentamos a desayunar, y mientras disfrutaba del pan tostado con mermelada el dice:
—Debo ir a la empresa en unos minutos, por lo que no podré entrenar hoy. Si lo deseas, puedes entrenar sola. —dijo levemente.

Asiento —Entrenaré un poco antes de ir a la universidad. Por cierto, hoy debo quedarme un poco más de tiempo.

Jungkook arquea una ceja. —¿Por qué? —pregunta intrigado.

—Debo corregir algunos errores con el profesor de matemáticas. Me dijo que me ayudaría a mejorar —respondo sinceramente.

Su mirada se vuelve intensa. —¿Habrán más alumnos?

—Solo me habló a mi. —admito

—No. —dice directamente. — No puede quedarse a solas con un profesor. ¿Quién sabrá cuáles serán sus verdaderas intenciones?

Intento calmarlo. —Jungkook..realmente necesito saber mi equivocación. Como alumna becada, mis estudios deben ser excelentes. Si el profesor ordena, debo cumplir.

Él suspira, aún tenso. —Y usted muy obediente, verdad? —chasque con la lengua. —Me sobra el dinero para contratarle profesoras particulares

—Jungkook, ese no es el problema. Pediré a Dahyun que se quede conmigo para revisar mis errores, al menos. Después, podríamos considerar la opción de contratar a una profesora particular.

Suspira profundamente. —Bajaré a conocerlo personalmente. Si llegara a sobrepasarse, ten la seguridad de que sabré quién es y tomaré las medidas necesarias.

Trago duro mientras se levanta de su silla y se acerca a mí. Se coloca detrás de mi espalda, aparta mi cabello y susurra en mi oído: Y con eso me refiero, que podría matarlo. —su aliento caliente me estremece —Te recuerdo que eres mía. Nadie más podrá tenerte, ni ponerte una mano encima. —besa mi cuello y mira alrededores, asegurándose que nadie este cerca observando. Entonces con su mano vaga sobre mis piernas acariciando, haciéndome llevar la cabeza hacia atrás sobre su hombro.

—Me encantaría quedarme más tiempo, pero debo salir ahora. —susurra girándome para quedar frente suyo y besarme. —Regresaré más tarde para acompañarte a la universidad. No crea que la dejaré con ese hombre tan fácilmente. —dice mientras se coloca su chaqueta, su gesto es sereno pero firme.

Yo asiento con un ligero suspiro, deseando que todo esté bien para él en su jornada. —Tenga un buen día. Estaré esperándote cuando regreses —le digo con una sonrisa, tratando de transmitirle mi apoyo.

Por última vez, sus labios encuentran los míos en un beso. Sus pasos se desvanecen poco a poco, dejándome con la sensación de vacío.

Tenía que mentalizarme para no dejarme llevar por los sentimientos, recordarme a mí misma que entre nosotros no había más que una conexión sexual. Sin embargo, su forma de tratarme hacía que esa tarea pareciera cada vez más imposible. Si llegaba a enamorarme, tendría que enfrentarlo y, tal vez, intentar conquistarlo también a él.

Dejé que mis pensamientos vagaran libremente mientras daba sorbos a mi café. Fue en ese instante cuando la señora Lee hizo su entrada en el comedor, trayendo consigo una cálida sonrisa que iluminó el ambiente.

—¿Cómo te sientes, querida? ¿Has solucionado tu inquietud con el joven Jungkook? —pregunta con amabilidad.

—Estoy bien, señora Lee. Todo está solucionado. —respondo, intentando sonar tranquila.

—Eso es bueno —dice ella mientras sirve más café. —Es importante hablar de estas cosas. ¿Y cómo te va en la universidad?

—Va bien, pero tengo algunos problemas con matemáticas. El profesor me ha ofrecido ayuda, pero Jungkook no está muy contento con la idea. —comenté.

—Entiendo. El joven Jungkook, se preocupa mucho por usted, pero debes hacer lo que creas que es mejor para tus estudios —dice amablemente, con una sonrisa comprensiva.

Asentí.

Pasamos la mañana conversando.
La señora Lee siempre tenía una manera de hacerme sentir en casa.

Antes de que llegara la hora del almuerzo, me sumergí en una breve sesión de entrenamiento para mantenerme en forma y despejar mi mente. Después de sudar un poco, y enjuagarme, me dirigí a la cocina, donde encontré a la señora Lee ocupada con los preparativos para la comida. Decidí ofrecerle mi ayuda y juntas nos sumergimos en la tarea de preparar el almuerzo.
Cuando estábamos terminando, Jungkook llegó, almorzamos y me preparé para ir a la universidad.

Al salir de la ducha, envuelta en una nube de vapor, mi teléfono emite un par de notificaciones. Con una sonrisa, deslizo mi dedo por la pantalla y veo el nombre de Jungkook iluminando la pantalla. Con curiosidad, abro el mensaje y leo con sorpresa las palabras que me envía. Su tono autoritario me hace sentir un nudo en el estómago.

Mensaje:
Encargado
Si piensa usar falda o vestido, ni siquiera lo considere. Bajo ningún concepto la permitiré salir de esta casa. No voy a tolerar que él se sienta tentado, no le dará la oportunidad de desear algo más. Y si realmente le importa obedecer a ese profesor, más le vale seguir mis ordenes al pie de la letra. O enfrentará problemas en mi habitación

Oh, ¿qué clase de problemas podríamos enfrentar en su habitación? ¿Estás insinuando que podríamos tener una sesión de estudio intensiva sobre obediencia?
O tal vez podríamos jugar al juego de las órdenes, donde yo obedezco sus deseos...
Mmm, interesante propuesta, ¿no cree?

Encargado
Le gusta provocarme, ¿verdad?
Pero le recomiendo que tenga cuidado, porque yo también sé cómo jugar este juego. Así que prepárese para lo que pueda suceder si decide tentar mis límites.

Me rindo.
Las emociones que este hombre despertaba en mí, me superaban por lejos.

Jeon Jungkook, estás tomando el control sobre mí y apenas estamos en el umbral de esta peligrosa adicción

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora