Capítulo 2. Peligrosa Adicción

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Con los trámites finalizados y todos los papeles en orden, me preparé para mi viaje a Corea

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Con los trámites finalizados y todos los papeles en orden, me preparé para mi viaje a Corea. Junto a mi madre, nos aseguramos de que no quedara ningún detalle pendiente y nos encargamos de todo con anticipación.

Los días pasaron rápidamente y pronto llegó la víspera de mi vuelo.

Preparé mi ropa para el viaje con anticipación y decidí tomar una siesta antes de la madrugada, cuando mis padres me llevarían al aeropuerto.

—Te vamos a extrañar mucho, cariño. Mantennos al tanto, ¿sí? —dijo mi madre entre lágrimas, tratando de mantener la compostura.

—Sí, así será. También los extrañaré mucho —respondí, sintiendo un nudo en la garganta.

Los fuertes abrazos de despedida de mis padres me llenaron de emoción y gratitud. Sentía el calor y el amor en cada abrazo, y la mezcla de tristeza y emoción hacía que mi corazón latiera con fuerza.

Con el corazón lleno de emoción, me dirigí hacia el avión, lista para comenzar esta nueva aventura. Las azafatas dieron las instrucciones de emergencia y, poco después, el avión despegó.

Durante el vuelo, me quedé viendo una película y comí un poco, intentando calmar los nervios y la emoción que se arremolinaban dentro de mí. Pensaba en todo lo que me esperaba en Corea y en cómo esta experiencia cambiaría mi vida para siempre.

Las horas en el avión pasaron lentamente, y mientras me acercaba a mi destino, sentí un ligero nerviosismo arremolinándose en mi estómago. Finalmente, una voz calmada y profesional resonó por los altavoces del avión.

—Damas y caballeros, les habla su capitán. Nos complace informarles que hemos aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Incheon en Seúl, Corea del Sur. La temperatura local es de 22 grados Celsius y el clima es despejado. En nombre de la tripulación, queremos agradecerles por volar con nosotros. Esperamos que hayan tenido un vuelo agradable y les deseamos una estancia maravillosa en Corea del Sur. Por favor, permanezcan sentados con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión se haya detenido por completo y la señal de cinturón de seguridad se haya apagado.

Poco después, una de las azafatas tomó el micrófono y añadió:
—Ha sido un placer servirles durante este vuelo. Les recordamos que revisen sus asientos y compartimentos superiores para asegurarse de no olvidar ningún objeto personal. Si necesitan asistencia adicional o tienen alguna pregunta, no duden en preguntar a cualquiera de los miembros de nuestra tripulación. Les deseamos un buen día y una feliz estancia en Corea del Sur.

Con esas palabras, la emoción volvió a llenar mi corazón.

Estaba realmente en Corea del Sur, lista para comenzar esta nueva etapa de mi vida.


Mientras esperaba en el bullicioso aeropuerto, me sentía ansiosa y emocionada por comenzar esta nueva aventura.

Mi corazón latía con fuerza mientras revisaba mi teléfono una y otra vez, esperando recibir un mensaje de mi encargado que no tardo en llegar.

Número Desconocido.
Buenas tardes Lea. Soy su encargado,
Jeon Jungkook.
He mandado a un chofer, de nombre Choi, para que la recoja.
Le recomiendo que lo identifique mediante la placa de identificación que llevará en su saco, así como la tablet con su nombre escrito.
Por favor, le pido que no acepte acompañamiento de ninguna otra persona si esta no cumple con las indicaciones mencionadas anteriormente.

Entiendo. Estaré al pendiente,
muchas gracias.

Encargado.
Perfecto.
La estaré esperando.

Después de responderle, me dispuse a buscar al hombre con las características que él me había descrito. Escaneé la multitud con atención, buscando algún indicio de su presencia entre la maraña de personas.

De repente, un hombre se acercó a mí con una sonrisa amable, confirmando que era mi chofer.

Con un suspiro de alivio, le seguí mientras me ayudaba con mi maleta y me guiaba hacia un elegante auto blindado.

Subí al auto con una mezcla de emoción y nerviosismo, sintiéndome agradecida por la seguridad que me brindaba. Mientras nos dirigíamos hacia mi nuevo hogar, no pude evitar sentirme inquieta.

¿Puedo hablar con usted mientras viajo en el coche? Me gustaría tener la oportunidad de conocerlo un poco mejor y así no sentirme incómoda al verlo como un desconocido.

Encargado.
¿Preferiría mantener una conversación conmigo y perderse del paisaje durante el trayecto?

Ya estoy familiarizada con el paisaje.
Esta no es mi primera visita a Corea
Sin embargo, sobre usted desconozco el tipo de persona que pueda ser, y me gustaría tener la oportunidad de conocerlo durante el trayecto.

Encargado.
No se preocupe, tendrá bastante tiempo para conocerme. Pero dime, ¿hay algo específico que te gustaría saber sobre mí o algo en particular que te interese conocer?

Me encantaría saber más sobre tus intereses,
sus pasatiempos y a que se dedica
No me malinterprete, simplemente estoy interesada en conocerlo mejor.

Encargado.
Bueno, Lea, te comento que soy una persona muy responsable y siempre estoy interesada en probar cosas nuevas.
Me encanta experimentar algo diferente cada día y aprender de esas experiencias.
En mi tiempo libre, me apasiona el deporte y hacer ejercicio. Además, tengo mi propia empresa y también me dedico al trading.
Siempre estoy en busca de desafíos y oportunidades para crecer tanto personal como profesionalmente.

Usted suena muy interesante, señor Jeon.

Encargado.
No me llame señor, todavía no estoy en esa etapa.

Discúlpeme. ¿Que edad tiene?

Encargado.
¿Cuántos años cree que tengo Lea?

Por su forma de hablar, supongo que tiene unos treinta y siete años..

Encargado.
Te has equivocado bastante.
Me has añadido diez años de más.

¡Lo siento!

Encargado.
No se preocupe. ¿Hay algo más que te gustaría saber o que te interese saber sobre mí?

Me gustaría descubrir el resto por mí misma.

Encargado.
Como desees.
Me encantaría seguir conversando, pero surgió un imprevisto y debo seguir trabajando.
La veré en la casa.

No hay problema, también me hubiese
encantado seguir hablando.
Que tenga un buen trabajo.

Encargado.
Muchas gracias Lea.

Bloqueé mi teléfono y me centré en mirar el paisaje.

Las casas y edificios eran mucho más modernos, como si estuviera en una zona exclusiva.
La ciudad se desplegaba ante mí, llena de promesas y posibilidades.

Miré hacia adelante, sintiendo que finalmente estaba comenzando esta aventura.

Con emoción y esperanza, cerré el capítulo de mi llegada a Corea del Sur.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora