Ella gana una beca para estudiar en la Universidad de Corea, un sueño que se convierte en realidad. Sin embargo, sus padres, preocupados por su seguridad, se resisten a dejarla sola en un país tan vasto.
Deciden contactar a un amigo de la familia q...
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Dentro de la universidad, organizaron una actividad para reunir a los estudiantes. Mientras me movía entre la multitud, me encontré con un rostro familiar.
La miraba fijamente, tratando de averiguar si la estaba imaginando o simplemente me estaba confundiendo de persona. De repente, nuestros ojos se encontraron y ella levantó las cejas. Al instante, su rostro se iluminó con una sonrisa y se acercó emocionada hacia mí.
—¿Lea, eres tú? —preguntó con emoción en su voz y ojos brillantes.
—¿Dahyun? —respondí sorprendida.
Ella asintió y nos abrazamos con fuerza, riendo y casi llorando de la emoción.
Dahyun, una amiga que conocí cada vez que venia a visitar a mis abuelos, que en paz descansen. Ella vivía al lado y, cada vez que visitaba Corea, nos juntábamos. Sin embargo, la última vez que vine, me enteré con tristeza de que ella se había mudado de casa. No teníamos contacto, porque en ese tiempo ninguna usaba teléfono.
—¡No puedo creer que seas tú! —exclamó Dahyun, aún abrazándome —¡Ha pasado tanto tiempo!
—¡Lo sé! —dije, soltándola finalmente —Pensé que nunca volveríamos a vernos. ¿Cómo has estado?
—Bien, muy bien —respondió ella, sonriendo. —¿Y tú? ¿Te quedas a vivir finalmente?
—Vine a estudiar.
Dahyun sonrió aún más y me presentó a algunos de sus amigos, quienes me dieron la bienvenida con entusiasmo. Conversamos un poco más, poniéndonos al día y compartiendo anécdotas. Mi primer día de universidad comenzaba con una inesperada pero maravillosa reunión.
Después de terminar la clase, los amigos de Dahyun fueron increíblemente amables y me integraron rápidamente a su grupo. A pesar de que querían quedarse a esperar conmigo hasta que me pasaran a buscar, les dije que era un poco tarde para ellos.
—¿Segura que no quieres que esperemos contigo? —preguntó Dahyun con una sonrisa amable.
—Sí, en serio, no se preocupen. —respondí, devolviéndoles la sonrisa
Ella niega y sonríe. —Nos quedaremos hasta que pasen a buscarte.
Sonreí, rindiéndome ante ella mientras negaba con la cabeza, incapaz de resistir. Con un suspiro casi imperceptible, saqué mi teléfono del bolsillo. Mi mirada se desvió brevemente hacia la pantalla mientras abría la aplicación de mensajes. Los dedos se movieron con rapidez al escribirle a mi encargado, informándole que había terminado mi primer día de clases.
—La clase ha finalizado, vendrá por mí?
Encargado. De acuerdo, estoy en camino
Uno de sus amigos, Niki. Mientras esperábamos, me ofreció la chaqueta de la universidad y sugirió que nos tomáramos una foto con Dahyun usando la chaqueta.
