Capítulo 28. Peligrosa Adicción

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La mañana se sentía diferente, extraña

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La mañana se sentía diferente, extraña. Había algo en el aire que me hacía sentir incómoda, una inquietud que no podía sacudirme. Bajé las escaleras y lo vi allí, de pie en la sala de estar, luciendo elegante y con un bolso colgado al hombro.

Era tan hermoso que parecía irreal. La luz matutina se filtraba por la ventana, resaltando sus rasgos perfectos. Mi corazón empezó a latir con fuerza mientras me acercaba, tratando de entender lo que estaba pasando.

—Tengo un viaje inesperado —dijo con una expresión seria. —Quería avisarte antes de partir. Mi vuelo sale en unos momentos y estaré de regreso el miércoles. Te he dejado dinero, por favor, cuídate. No quiero enterarme de que hayas hecho algo que pueda molestarme o que vaya en contra de las reglas mientras no estoy.

Intenté ocultar mi decepción, esbozando una sonrisa mientras asentía. —Lo entiendo. No te preocupes. Que tengas un buen viaje, Jungkook.

Se acercó y me dio un beso corto en los labios. El contacto breve y frío me hizo sentir un nudo en el estómago. Por más que me gustara ese tipo de cariño, me dolía porque sabía que no era más que un beso de compromiso, sin amor verdadero.

Mientras lo veía alejarse, una mezcla de tristeza y alivio me invadió. Tal vez estos tres días sin él me darían la oportunidad de pensar mejor y enfocarme en mí misma. Necesitaba tiempo para reflexionar sobre lo que realmente quería y merecía

No deje de hacer las actividades solo porque él no estaba. No dejé de ocuparme solo porque él no estaba. Me concentré en entrenar duro en el gimnasio, acompañada siempre de música que solía ayudarme cuando tenía mucho en la cabeza. A veces las letras no eran relevantes, pero había canciones que reflejaban exactamente lo que sentía, y eso me dolía y me distraía.

Lo peor de todo era que no podía sacármelo de la cabeza. ¿Qué me había hecho? ¿Era como si me hubiera hechizado? Empezaba a verlo con ojos de enamorada. No es que quisiera rendirme a sus pies ni forzar su amor. Pero a veces me preguntaba: ¿podría lograrlo? ¿Podría enamorarlo si me lo proponía? Mi ego decía que sí, pero otra parte de mí lo negaba por esa advertencia que recibí: no enamorarme. Él lo sabía, lo sabía malditamente bien, era consciente de que podía enamorarme.
Si tan solo me hubiera advertido antes de firmar aquel contrato, ¿todo sería diferente?

Faltaba un maldito año para que ese contrato expirara. Un año fingiendo que no estaba enamorada. Era un sentimiento horrible y apenas estaba comenzando.

Dios, solo quería sobrevivir a esto, pase lo que pase.

Mi domingo se resumió en eso: pensar en mí misma y en esos sentimientos, sin explorar los rincones de la casa que podrían distraerme.

Y cuando esos sentimientos me golpeaban más fuerte, era por la noche, cuando las ganas de buscar respuestas se intensificaban y cerraba los ojos, sin encontrar ninguna.

"Pero hay cosas de mí que aún no conoces, y cuando lo hagas, podrías cambiar de opinión." Esas palabras me atormentaban una vez más.

Eran casi las doce de la noche y seguía dando vueltas en la cama, pensando una vez más. ¿Era el momento de aprovechar la casa vacía? ¿Era el momento de buscar respuestas?

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora