Capítulo 62. Peligrosa Adicción

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Durante los últimos dos días, no había sabido absolutamente nada de él

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Durante los últimos dos días, no había sabido absolutamente nada de él. Literalmente, estábamos practicando el famoso contacto cero, ese que, se supone, ayuda a despejar la mente y los sentimientos. Pero, por mi parte, no podía evitar extrañarlo. Mi corazón, débil y testarudo, sufría con cada hora que pasaba lejos de él, palpitando como el de una tonta enamorada.

A decir verdad, cualquier excusa era buena para volver. Y esta vez, la excusa perfecta era visitar a la señora Lee. Claro, también la extrañaba, o al menos eso me repetía para justificar mi impulso.

No era como si estuviera yendo con la intención de revivir en mi mente cada momento compartido con él.

No, eso sería una estupidez... ¿o no?

El guardia de la entrada me dejó pasar sin problema, y al acercarme a la casa, me di cuenta de que la puerta estaba entreabierta. Algo en mí me dijo que entrara, como si fuera lo más natural del mundo.

Caminé despacio, mis pasos amortiguados por la alfombra del recibidor, y fue entonces cuando escuché un murmullo. Provenía de un par de empleadas que planchaban unas sábanas, hablando entre ellas en voz baja, creyendo que nadie las oía.

Me detuve, dudando si debía acercarme o no, pero la curiosidad fue más fuerte. Con cautela, me escondí detrás de una puerta a medio cerrar, aguzando el oído, intentando captar cada palabra de su conversación.

Había algo en sus voces que me hacía pensar que, quizá, esas palabras no estaban destinadas para oídos ajenos. Y, sin embargo, ahí estaba yo, a punto de escuchar lo que el destino me tenía preparada.

—Me sorprende que los padres de la joven vengan a quedarse aquí, considerando que su hija ya no vive en esta casa —susurró una de las empleadas, mientras doblaba cuidadosamente una sábana.

—Escuché accidentalmente la llamada de la señora Lee con Jungkook. Por lo que entendí, es por el cumpleaños de Lea. Le pidió que organizara una fiesta sorpresa y, además, preparara una habitación especial para los señores Miller.

—Pensé que él y ella habían cortado todo contacto desde que ella se mudó. Imaginé que, al independizarse, él ya no tendría que preocuparse por ella. Al menos, eso creí... ya sabes cómo es Jungkook. No es de los que se involucran con responsabilidades ajenas. Supuse que se sentiría aliviado cuando todo eso terminó.

—¿No mantener contacto? —la otra soltó una risita sarcástica —Por favor, no seas ingenua. Esos dos... Si los hubieras visto antes de que ella se fuera. No creo que ni los conejos sean tan insistentes como ellos.

La primera empleada se detuvo, con los ojos bien abiertos, llevando la mano a su boca.
—¿Me estás diciendo que ellos...?

La segunda asintió, con una sonrisa maliciosa que le iluminó el rostro. —¿De verdad nunca te diste cuenta? ¿Ni una sola vez los oíste, ni notaste nada extraño cuando estaban juntos.? Porque yo sí. Muchas veces.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora