Capítulo 4. Peligrosa Adicción

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Recostada boca abajo en la cama, deslizando mi dedo perezosamente por la pantalla del teléfono, exploraba las redes sociales sin mucho interés

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Recostada boca abajo en la cama, deslizando mi dedo perezosamente por la pantalla del teléfono, exploraba las redes sociales sin mucho interés. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por el suave resplandor del móvil y el tenue brillo de las luces de la calle que se filtraban a través de las cortinas.

De repente, el teléfono vibró en mi mano, sacándome de mi ensimismamiento. Un mensaje había llegado.

Al levantar la mirada y ver la notificación, mi corazón dio un pequeño vuelco: era mi encargado.

El mensaje parpadeó en la pantalla, y con un leve toque, lo abrí para leerlo

Encargado.
¿Todo bien en su habitación?

La habitación es preciosa.
Me encanta cada detalle.

Encargado.
¿Ha terminado de acomodarse?
Si necesita algo más, no dude en decirmelo.

He finalizado de acomodar mis pertenencias y
por el momento no me hace falta nada.

Encargado.
Entendido. En ese caso,
le solicito que se dirija a mi despacho.
Está ubicado en la planta superior, tras subir las escaleras, identificará una puerta de color gris.
Deseo impartirle algunas reglas.

Claro. Subiré ahora
Trataré de no perderme.

Salí de mi habitación, tratando de seguir las indicaciones que Jungkook me había dado para llegar a su despacho.

La casa era verdaderamente enorme, y a pesar de las instrucciones, me resultaba difícil encontrar el camino en ese laberinto de pasillos y habitaciones. Sin embargo, finalmente me adentré en un pasillo y lo vi desde lejos, recostado sobre el marco de la puerta, observándome.

Mis pasos se volvieron nerviosos mientras me acercaba. No entendía por qué este hombre me generaba tantas emociones en un solo día.
Su presencia cada vez me parecía más atractiva.

Una vez frente a él, dijo: "Estaba a punto de ir a buscarla. Creí que se había perdido."

—La verdad, es fácil perderse en una casa tan grande.

—Pero no lo hizo.
Él me dedicó una sonrisa amable y me hizo un gesto para que entrara a su oficina. —Adelante.

Me adentré, echando un vistazo disimulado a todo lo que me rodeaba. El lugar era sorprendentemente moderno, cada detalle parecía estar cuidadosamente diseñado. Las líneas limpias, los muebles elegantes y la tecnología de punta daban al espacio un aire sofisticado y casi intimidante.

Él, sin perder tiempo, me hizo una seña para que me sentara. Lo hice, acomodándome en el sillón frente a él, y casi al instante, se sentó también, directamente frente a mí.

No hubo pausas ni rodeos. Apenas nos acomodamos, comenzó a hablar, sin desperdiciar un solo segundo, como si el peso de lo que tenía que decir no pudiera esperar ni un momento más.

—Las reglas tienen como objetivo facilitar una convivencia armoniosa y prevenir posibles contratiempos. En primer lugar, la responsabilidad es primordial. Se espera que mantenga un comportamiento responsable en todo momento, tanto dentro como fuera de la casa. Respecto a las visitas, por razones de seguridad, es imperativo que consulte conmigo antes de traer a alguien a la casa. Además, estableceremos horarios específicos para diversas actividades. No podrá salir de la casa sin consultarme previamente, ya que es crucial mantener una comunicación constante.
Así mismo, es fundamental mantener su habitación y las áreas comunes ordenadas y limpias, incluso si hay personal de limpieza asignado. El respeto hacia los demás residentes es esencial en todo momento. También es importante asegurar que las puertas y ventanas estén cerradas y aseguradas cuando no esté presente, especialmente considerando la presencia de trabajadores masculinos en la propiedad. Espero que estas reglas sean claras y contribuyan a mantener un ambiente seguro y armonioso en nuestra casa. Si surge alguna pregunta o inquietud, no dude en expresarla ahora.

Vaya, qué formalidad..

—Por el momento todo está bien. Soy una persona tranquila y extremadamente ordenada, no tendré problemas en cumplirla. —mi voz sonaba firme mientras expresaba mi confianza en mi capacidad para adherirme a sus normativas.

—Más que perfecto.
Antes de que pudiera retirarme del despacho, él anunció —Esta noche, saldremos a cenar, quiero presentarte a alguien

Acepté con una sonrisa la invitación a la cena y el prospecto de conocer a esa otra persona.
Mientras lo hacía, mi mente comenzó a divagar, preguntándome quién podría ser esta persona.

¿Será su novia?
¿Su prometida?

La curiosidad me invadía, pero al mismo tiempo, sentía un ligero disgusto ante la posibilidad de que tuviera una pareja. Era probable, después de todo; era un hombre bastante atractivo.

Decidí apartar esos pensamientos y me dirigí a mi habitación para elegir qué ponerme.
Aunque la elección no fue fácil, hice el esfuerzo de encontrar el look perfecto para la ocasión.

Agradecí profundamente haber traído aquel vestido negro formal para la noche. Con cuidado, peiné mis cabellos hasta lograr unas suaves ondas y rocié perfume sobre mi cuello.

Opté por un maquillaje sutil, apenas un poco de gloss en los labios y unas pinceladas en las pestañas. Con eso, me sentí lista.

Justo cuando estaba a punto de salir, escuché la voz de Jungkook tras la puerta.

—¿Estás lista, Lea?

Abrí la puerta y nuestros ojos se encontraron. Un leve rubor tiñó mis mejillas mientras él, algo nervioso, desviaba la mirada. Sin necesidad de decir una palabra, me guió hasta el coche y juntos nos dirigimos hacia un lujoso restaurante.

El trayecto hasta el restaurante transcurrió en silencio, acompañado por el suave murmullo de la ciudad nocturna.

Al llegar, nos sorprendió gratamente descubrir que éramos los únicos clientes

Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podíamos ver las luces destellantes de la ciudad.

Pocos minutos después, una mujer elegante se acercó a nuestra mesa con una sonrisa radiante. Se inclinó hacia Jungkook y le dio un beso en la mejilla. Sus ojos se encontraron brevemente con los míos antes de que Jungkook decidiera presentarnos.

—Te presento a mi pareja, Kim Areum. Areum, ella es... —comenzó Jungkook, pero me adelanté con una sonrisa cálida.

—Hola, soy Lea. Un placer conocerte, Areum.

Areum asintió amablemente.
—El placer es mío. He escuchado mucho sobre ti. ¿Cómo te sientes viviendo con este caballero tan amable?

Riendo suavemente, respondí.
—Jungkook ha sido muy atento y servicial desde que llegué. Es genial compartir tiempo con él.

Jungkook sonrió con satisfacción.
—Me alegra escuchar eso.

A medida que avanzaba la cena, me di cuenta de que la compañía de la mujer era muy agradable.
Con el tiempo, dejé de sentirme incómoda por la situación y olvidé mis preocupaciones iniciales. A pesar de todo, me sentía contenta.

Después de que la cena terminara, me sorprendió que Jungkook no se ofreciera en llevarla de vuelta a casa, como era de esperarse en una situación así. Sin embargo, decidí no darle mucha importancia y nos dirigimos de regreso a la casa.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora