Ella gana una beca para estudiar en la Universidad de Corea, un sueño que se convierte en realidad. Sin embargo, sus padres, preocupados por su seguridad, se resisten a dejarla sola en un país tan vasto.
Deciden contactar a un amigo de la familia q...
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Desde el momento en que vi la ubicación, mi pecho se tensó como si algo estuviera a punto de estallar. No podía estar tranquilo, era como si mi peor pesadilla se estuviera materializando frente a mí, y cada segundo que pasaba me hacía sentir más vulnerable, más indefenso. Esa primera notificación, ese pequeño destello en la pantalla, había sido suficiente para congelar mi sangre.
La piel se me erizaba solo de pensarlo. Y aunque al principio quise convencerme de que tal vez había sido un fallo técnico, un error sin importancia, algo dentro de mí gritaba lo contrario. No era solo una equivocación. No podía serlo.
¿Por qué justo allí? ¿Por qué en ese lugar, de entre todos?
Ese maldito club, el epicentro de todo lo oscuro y peligroso en mi vida.
Si había un lugar donde las cosas podían complicarse, era ahí. Mentiras, secretos, negocios sucios... todo entrelazado en una maraña que no podía permitirme que Lea siquiera rozara.
Una parte de mí quería aferrarse a la idea de que simplemente era un error, pero otra parte, una mucho más oscura, me susurraba que era una señal. Algo más grande estaba ocurriendo. La coincidencia era demasiado perfecta, demasiado calculada. Y mientras más pensaba en ello, más aumentaba mi paranoia.
Empecé a sentir que había más piezas moviéndose en este juego, piezas que yo no veía. Algo o alguien quería que yo viera eso, que lo supiera. No podía descartarlo. Cada fibra de mi ser me decía que había algo más. Que esa ubicación no era un simple error. Algo estaba ahí, oculto, esperando a ser revelado, y lo peor era que lo presentía. Y si ese miedo se confirmaba, si de verdad estaba ocurriendo lo que tanto temía, entonces no había vuelta atrás.
Solo imaginarla cerca de ese infierno me hacía hervir la sangre. El club no era un simple sitio; era una bomba de tiempo esperando explotar, un agujero donde lo peor de la ciudad se reunía. Prostitución, apuestas, drogas, mafiosos, políticos corruptos, tipos que harían lo que fuera con tal de satisfacer sus deseos más oscuros. Gente con demasiado dinero y poder, pero sin un gramo de moral.
La sola imagen de Lea, allí, entre toda esa basura, me estaba enloqueciendo. Lea... ella era tan malditamente deseable.Sabía que con solo poner un pie en ese lugar, todos los ojos se clavarían en ella. Con solo mirarla, cualquiera quedaría atrapado.
Su cuerpo, su mirada, esa sonrisa que podía desarmar a cualquiera... su simple presencia era suficiente para atraer todas las miradas, sin que siquiera lo intentara.
Y sabía lo que eso significaba. Sabía que si algún imbécil en ese club la veía, la querría. No importaba cómo ni por qué, querrían algo de ella. Y yo no podía soportar ni siquiera la idea. Esa posibilidad me estaba consumiendo, arrancando cualquier vestigio de calma que intentara aferrarme. El solo pensar que uno de esos bastardos pudiera siquiera pensar en acercarse a Lea me hacía perder el control.
