Capítulo 34. Peligrosa Adicción

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Caminaba detrás de un hombre cuyo nombre desconocía

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Caminaba detrás de un hombre cuyo nombre desconocía. Desde el momento en que llegué a este lugar, él había estado conmigo

No quería hacer ninguna pregunta. Los nervios me consumían, formando un nudo en el estómago que amenazaba con convertirse en un vómito. Sentía que en cualquier momento me iba a desmayar.

—Entra. No te pongas más nerviosa de lo que ya estás o lo empeorarás, ¿de acuerdo? —me aconsejó antes de abrir la puerta.

Asentí y, con nerviosismo, murmuré —Gracias.

Di un paso adelante, segura de que iba a morir. Cada célula de mi cuerpo rogaba que no fuera él, que no fuera Jungkook el hombre que me esperaba al otro lado de la puerta.

—Adelante. No se ponga tímida —resonó la voz de alguien desde el interior.

Tragué saliva y levanté la mirada. Para mi alivio, no eran los ojos penetrantes que temía encontrar.
Aunque el hombre frente a mí tampoco parecía contento.

—Hasta que por fin decidió aparecer —dijo con voz fría levantándose de su silla —Iré al grano, así qué colabore si no quiere que las cosas acaben mal. —mueve la pistola que tenia sobre la mesa —Firmará el contrato para que no escape. Su aparición en el escenario fue muy importante y exitosa. Necesitamos asegurarnos de que no pueda huir.

Empujó la hoja de papel sobre la mesa con un gesto brusco. —Firme.

—Lo siento, esto fue una equivocación —expliqué rápidamente, mi voz temblaba. —Mi amiga y yo solo pasamos por aquí sin ninguna intención. Apenas tenemos dieciocho años, somos unas jóvenes aún. Esto fue un error

—¿Qué coincidencia, verdad? Justamente dos chicas aparecen en medio de la noche en este lugar. ¿Le parece que le voy a creer? —dijo él, con una sonrisa sarcástica y una mirada penetrante.

—Debe hacerlo. Nosotras no tenemos nada que ver con esto, se lo juro —respondí, mi voz temblando mientras intentaba mantener la calma.

Él golpeó la mesa con fuerza, haciendo que saltara del susto. —¿Dónde están entonces esas dos mujeres que me deben? —preguntó, claramente enfurecido acercándose

En ese momento, llamaron a la puerta. Dos guardias ingresaron escoltando a dos mujeres.
—Hubo una equivocación, señor. Las mujeres de Mingyu acaban de llegar —informó uno de los guardias.

—¡No las quiero ver ahora mismo! Ya verá el que se hizo cargo de esta porquería. —ordenó enfurecido.

Los guardias obedecieron de inmediato, sacando a las mujeres y dejándome sola nuevamente con él.

—¿Ve que no le mentía? Ahora, por favor, déjenos ir. Nuestros padres se preocuparán si se dan cuenta de que no estamos —supliqué, con la voz cargada de desesperación.

—No me importa —replicó con frialdad. —Usted generó bastante dinero. De alguna forma debe bailar para el club de por vida.

—No puede hacer eso —protesté, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos. —Soy solo una estudiante.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora