Capítulo 3. Peligrosa Adicción

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Desde el asiento trasero del lujoso automóvil, observé con asombro la imponente mansión que se alzaba ante mí

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Desde el asiento trasero del lujoso automóvil, observé con asombro la imponente mansión que se alzaba ante mí. Mis ojos brillaban con admiración mientras el vehículo se detenía frente a la majestuosa puerta principal. Al bajar del coche, el chofer y otro hombre se acercaron amablemente para tomar mi maleta, y les expresé mi gratitud con una sonrisa.

Al adentrarme en la casa, quedé aún más impresionada por su belleza y modernidad. A pesar de provenir de una familia acomodada, no estaba acostumbrada a tales lujos, y la opulencia de aquel lugar me dejó sin palabras.

El mármol reluciente, los techos altos y las finas decoraciones me hicieron sentir como si estuviera en un sueño.

Fue entonces cuando una voz resonó a lo lejos, atrayendo mi atención y despertando mi curiosidad sobre quién podría ser el dueño de tan deslumbrante morada.

—Lea. Bienvenida —dijo la voz, firme y amable a la vez.

Mis ojos se posaron en el hombre que se acercaba hacia mí con paso seguro.

Al principio, mi corazón dio un pequeño salto al notar los tatuajes que adornaban sus brazos y el brillo metálico de los piercings en sus labios y ceja. Era una apariencia tan diferente a lo que estaba acostumbrada que me tomó por sorpresa.

Por un momento, una pizca de temor se apoderó de mí, pero al observarlo más detenidamente, noté la seguridad y la calidez en su mirada.
Lentamente, mi miedo se disipó y comencé a ver más allá de sus adornos, descubriendo la atracción que emanaba de su presencia.

Sus tatuajes contaban historias que aún desconocía, y sus piercings añadían un aire de misterio y rebeldía que me intrigaba.

—Espero que su viaje haya sido placentero y que se sienta cómoda en este entorno. —continuó

—Así fue. Muchas gracias. Estoy encantada de estar aquí. La casa es verdaderamente impresionante. —respondí, intentando mantener la calma.

—Me alegra saber que está encantada de estar aquí y que la casa le haya impresionado. Si necesita cualquier cosa durante su estancia, no dude en comunicármelo. Puede referirse a mí solo por mi nombre, no hace falta que me llame señor. —dijo con una sonrisa que alivió un poco mi nerviosismo.

—Mis disculpas si mi anterior mensaje le hizo sentir incómodo. No tenía la intención de causar ninguna incomodidad, Jungkook. —dije sintiéndome un poco avergonzada

—Dejemos ese asunto atrás.
Permíteme mostrarle su habitación. —respondió amablemente.

Caminaba a su lado, siguiendo sus pasos hasta llegar a la habitación. El camino era silencioso, lleno de una expectante quietud, hasta que finalmente él habló, rompiendo la tensión que flotaba en el aire.

—Debo admitir que esta es la primera vez que me encargo de una joven. Conocí a sus padres hace años, y recuerdo que ellos cuidaron de mi en ese tiempo. Por eso, asumo esta responsabilidad con la misma intención. Es peligroso que una chica bonita como usted esté sola en un país tan vasto.
—Me comprometo a cuidarla bien para que sus padres no se preocupen

—Estoy agradecida por su disposición para asumir esta responsabilidad y prometo hacer todo lo posible para colaborar y mantenerme segura durante mi estadía aquí.

A pesar de su elogio al llamarme bonita, traté de contener las mariposas que revoloteaban en mi estómago, aunque fue una tarea infructuosa.

Una oleada de calor subió a mis mejillas, tiñéndolas de un sutil tono rosado, pero me esforcé por mantener la compostura y agradecí internamente que él no pareciera percatarse de mi reacción.

Aunque intenté mantener una expresión serena, en mi interior, el cumplido resonaba como una melodía, despertando emociones que luchaba por controlar.

—Bien, aquí está su habitación. Espero que se sienta cómoda. Voy a dejarla para que se acomode. —dijo Jungkook, abriendo la puerta y mostrándome una espaciosa y elegante habitación

—Muchas gracias, Jungkook. —le dediqué una sonrisa.

Al entrar en la habitación, mis ojos se iluminaron con la calidez y la elegancia del lugar. Cada detalle, desde la suavidad de las cortinas hasta el brillo del suelo de madera, parecía estar diseñado para encantarme. Me acerqué a la ventana y quedé fascinada por la vista que se extendía ante mí: un paisaje sereno que invitaba a la contemplación. Mis manos recorrieron suavemente los muebles, sintiendo la calidad y el cuidado en cada acabado.

Cada rincón emanaba una sensación de tranquilidad y confort que me envolvía por completo. La cama, con su colcha suave y acogedora, parecía invitarme a descansar y dejarme llevar por la serenidad del lugar. Con una sonrisa en el rostro, comencé a desempacar mis cosas, emocionada por la idea de hacer de este espacio mi nuevo hogar.

Cada objeto que colocaba en su lugar parecía encajar perfectamente en la armonía de la habitación. Finalmente, me senté frente a la ventana, dejando que la suave luz del atardecer bañara la habitación.

Familia.
Madre
¿Cómo te fue en el viaje, Lea?
¿Has llegado bien?

Mi viaje ha salido sin problemas y que ya estoy instalada en la casa de Jungkook. ¡Mi habitación es absolutamente hermosa! Cada detalle está cuidadosamente pensado y me siento muy cómoda aquí.

Padre
¿Te sientes cómoda con el?

Jungkook ha sido muy amable y atento desde mi llegada. Me ha hecho sentir bienvenida y estoy segura de que estaré bien cuidada durante mi estancia aquí. Gracias por todo su apoyo y por confiar en mí para emprender esta nueva aventura. Los mantendré informados sobre cómo van las cosas por aquí. Los quiero mucho.

Madre
Nosotros a ti cariño.

Una vez terminé de hablar con mis padres, me dediqué a organizar toda mi ropa en el armario. Después de dejar todo en su lugar, decidí darme un baño para relajarme. Me vestía, y peinaba mi cabello mojado con un poco de música de fondo, disfrutando la vista del atardecer por la ventana.

Los tonos naranjas y rosados del cielo se reflejaban en el cristal, creando un ambiente tranquilo que me ayudaba a relajarme después de un viaje largo.

Mientras me miraba en el espejo, mi mente divagaba entre los eventos del día y lo que vendría mañana. Decidí ponerme una camiseta cómoda y unos pantalones sueltos.

La música suave llenaba el cuarto, y cada nota parecía sincronizarse con los movimientos de mis manos al peinarme. Terminé de arreglarme y me senté en el borde de la cama, observando cómo el día se desvanecía y daba paso a la noche.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora