Capítulo 74. Peligrosa Adicción

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La mañana había pasado fugazmente, cargada de experiencias intensas que no podía asimilar del todo

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La mañana había pasado fugazmente, cargada de experiencias intensas que no podía asimilar del todo. Aún me costaba creer que aquello que estaba viviendo fuera real; todo parecía sacado de un sueño imposible, y me reprochaba, casi con una sonrisa, no poder aceptarlo del todo. Allí estaba él, cerca de mí, en una cercanía que desarmaba mis defensas, como si el universo entero me concediera un momento de absoluto placer.

Nos habíamos vestido a juego, aunque no en el estilo común de los jóvenes enamorados, de esos que combinan los colores para mostrar su vínculo al mundo. Nosotros llevábamos marcas de lujo, ambos en Saint Laurent, sin caer en lo evidente pero en un sincronismo único. Él, con una camiseta blanca abierta en el pecho, revelando con intención la forma de sus bíceps y sus tatuajes que decoraban sus brazos, todo complementado por unos pantalones de vestir grises, logrando un balance entre lo casual y la elegancia. Yo, por mi parte, llevaba una camiseta beige asimétrica que dejaba al descubierto uno de mis hombros, con un par de pantalones de vestir negros y una cartera de YSL, junto a tacones de la misma firma, un regalo de él, y que había quedado junto a otras bolsas en la sala sin abrir, ignoradas la noche anterior en medio de nuestra urgencia por estar juntos.

Terminó de pagar en la caja, y su mano se posó suavemente en mi cintura. Salimos del restaurante mientras el recepcionista nos abría la puerta, y ahí estaba el Bugatti, estacionado justo enfrente. Con un gesto gentil y un toque de formalidad, me abrió la puerta del copiloto. Me senté y lo observé rodear el auto para subir al asiento del conductor, cerrando la puerta detrás de él. Cuando lo hizo, el interior del auto se impregnó de su fragancia intensa y varonil. Encendió el motor, y un suave sonido de música acompañó el arranque.

—¿Tienes algún plan para hoy, princesa? —su voz me llegó con una calma que contrastaba con la emoción del momento.

—No he hecho planes, pero supongo que Dahyun debe estar esperándome —respondí, distraída por su proximidad y su tono de voz.

—¿Quieres pasar el resto de la tarde con ella? —preguntó, siempre atento a mis deseos, sin una pizca de egoísmo.

Mientras se ponía en marcha, noté cada uno de sus gestos al volante: su mano firme girando el volante con precisión, la forma en que observaba el tráfico en el semáforo en rojo. Cuando giró su rostro para mirarme, sentí un breve temblor.

—¿Tú tienes cosas que hacer? —pregunté, deseando que su respuesta no implicara una separación.

—Tengo unas cuantos pendientes por resolver, preciosa. —dijo con voz grave, y luego hizo una maniobra con el volante para avanzar en cuanto la luz cambió a verde, fundiéndose con el tráfico en la carretera.

"Ah," fue lo único que logré responder.

—Tu cumpleaños aún no ha terminado, y tendremos tiempo suficiente para estar juntos —continuó, como si leyera mis pensamientos. —Es más, las sorpresas no han acabado de mi parte. Por eso, si tienes planes con Dahyun, adelante, porque esta noche y el resto del día los pasarás conmigo.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora