Capítulo 13. Peligrosa Adicción

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El gimnasio estaba envuelto en un velo de riesgo, solo protegido por el cristal transparente que nos dejaba expuestos a miradas indiscretas

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El gimnasio estaba envuelto en un velo de riesgo, solo protegido por el cristal transparente que nos dejaba expuestos a miradas indiscretas. Con cada beco apasionado, me sentía más vulnerable contra la pared, mientras sus manos exploraban mi cuerpo.

—Alguien podría vernos..—susurré entre gemicus mientras sus lubios encontraban los míos con intensidad.

Sin perder un segundo, él encontró una solución hábil. —Nadie lo hará —murmuró mientras apretaba un botón por encima de mi cabeza, oscureciendo por completo el cristal

Sus caricias sobre mi rostro me hicieron
estremecer, mientras sus labios viajaban por mi cuello, acercándose cada vez más a mi centro.

—¿Quiere que lo haga? —preguntó con ansiedad en su voz, su aliento caliente acariciando mi piel.

Con un gesto ansioso, le di la aprobación, dejándome vulnerable ante él. —Si, hazlo.

Mi lencería roja de victoria secret, un detalle afortunado en ese momento de pación desenfrenada.

—Estás tan mojada...—murmuró, su voz cargada de deseo mientras su toque experto exploraba mi deseo palpable.

Con un susurro cargado de desesperación, le rogué que continuara, necesitada de sus caricias como nunca antes.

—Por favor, Jungkook

Con manos hábiles, deslizó suavemente mi ropa interior hacia abajo, dejándonos cara a cara una vez más. Sus labios encontraron mi cuello nuevamente, enviando escalofríos por todo mi cuerpo, mientras sin decir una palabra, sentía cómo uno de sus dedos comenzaba a explorar mi intimidad

El contacto me hizo arquear la espalda involuntariamente, y sin darme cuenta, mis uñas se clavaron en su piel, dejando pequeñas marcas de deseo en su espalda.

Entre gemidos, sus dedos se movían con destreza, aumentando la velocidad con cada toque, llevándome al borde del éxtasis.

Entre mis piernas, podía sentir su deseo palpable, una evidencia clara de la pasión que nos consumía en ese momento. Y en un giro inesperado, me encontraba de rodillas frente a su pene erceto. Mis labios encontraron su camino hacia su miembro, sorprendiéndolo gratamente con mis habilidades.

—Lea, nunca imaginé que pudiera...—susurró entre gemidos, sorprendido por el placer que le estaba brindando.

Con cada movimiento, cada gemido, nos sumergimos más profundamente en el éxtasis del momento, entregándonos por completo al placer que compartíamos entre susurros de deseo

Nos dejamos llevar por la pasión de nuestros tactos, ambos casi satisfechos y dispuestos a llevar nuestra intimidad al siguiente nivel. Sin embargo, una llamada insistente en su teléfono interrumpió el momento.

—Podría ser urgente —sugerí, consciente de que lo mejor era dejarlo hasta ahí.

Él asintió resignado. —Voy a atender —dijo, mientras se apartaba de mí para responder la llamada.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora