Capítulo 5. Peligrosa Adicción

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Durante el trayecto, traté de animar la conversación con preguntas variadas y poniendo música para romper el silencio del camino

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Durante el trayecto, traté de animar la conversación con preguntas variadas y poniendo música para romper el silencio del camino. Noté que él estaba bastante atento a mis palabras y parecía sentir curiosidad por conocerme más.

Antes de llegar a la casa, él me mira con una expresión amable y comienza a hablar sobre los planes para el día siguiente y la semana que viene.

—Mañana será un día ocupado. La alarma está configurada para las siete de la mañana, así que asegúrate de estar lista a tiempo. Después del desayuno, haremos un poco de ejercicio y luego podrás distraerte un poco con alguna red social si lo deseas.

—Entendido, me aseguraré de estar lista a tiempo.

—Después del almuerzo, te prepararás para ir a la universidad. Yo me encargaré de llevarte. A tu regreso, podrías escoger alguna actividad que te gustaría hacer para relajarte los fines de semana.
¿Qué te parece?

—Suena genial, gracias por planear todo esto.

—Estoy aquí para asegurarme de que tengas una estancia agradable y que no te falte nada. Si necesitas algo más, no dude en decírmelo.

—¿Siempre es así de activo? —pregunté

, me gusta mantenerme ocupado. Pero es interesante ver esa misma energía en ti. ¿Siempre eres tan enérgica y dispuesta a todo?

—Me gusta mantenerme activa. Y también llamar la atención, pero no de manera exagerada. Prefiero que la gente me reconozca por ser una persona amable y divertida.

—Es admirable. Creo que tienes mucho por contar y descubrir, y me gustaría ser testigo de ello con el tiempo, Lea.

A medida que intercambiábamos palabras, me di cuenta de que había algo magnético en él, algo que despertaba mi interés de una manera que nunca había experimentado antes. Sin embargo, sabía que no debía permitir que ese sentimiento creciera.

La diferencia de edad entre nosotros era evidente, y tenía pareja lo que complicaba aún más la situación.

Traté de ignorar cualquier emoción que pudiera surgir, consciente de que era necesario mantener una distancia.

Hablamos más sobre estudios y otros temas hasta que finalmente llegamos a la casa y cada uno se retiró a su habitación.

Esa noche fue mi primera experiencia durmiendo lejos de mi familia, y aunque me invadió un ligero sentimiento de nostalgia, también sentí emoción por la aventura que estaba por comenzar. Mañana era mi primer día de universidad.





El despertador sonó puntual a las seis y media de la mañana. Con un suspiro, me levanté de la cama y me dirigí al baño. El agua tibia de la ducha era un bálsamo para mis músculos adormecidos por el sueño, y poco a poco fui despertando por completo. Con determinación, me preparé para el día que estaba por comenzar.

Al salir de mi habitación, me crucé con él en el pasillo. Nuestras miradas se encontraron brevemente antes de intercambiar un cordial
"buenos días".

—¿Lista para el día de hoy? —preguntó él con una sonrisa.

—Así es, siempre lista —respondí tratando de ocultar mi nerviosismo.

Juntos, nos dirigimos a la cocina donde compartimos el desayuno. Mientras tomábamos café, él preguntó: ¿Cómo te sientes para iniciar la universidad?

—Totalmente preparada —respondí con seguridad. —No veo la hora de empezar.

—Cómo debe ser. —sonríe— Pensaba darte un consejo, pero veo que no lo necesitas. Estás muy bien. Me gusta tu confianza, sigue así.

Después del desayuno, me cepillé los dientes mientras él me esperaba abajo. Juntos nos dirigimos al gimnasio, ubicado al otro lado del patio de la casa.

Una vez allí, él me indicó algunas rutinas y yo no tardé en seguirlas.

Mientras ejercitaba, no pude evitar fijarme en él.
Mi corazón latía con fuerza cuando nuestras miradas se cruzaban, y juraría haber visto un destello de sonrisa en su rostro.

—¿Todo bien? —preguntó él, notando mi distracción.

—Sí, solo concentrada en los ejercicios.. —respondí tratando de disimular mi turbación.

—Fue un buen entrenamiento, pero creo que podríamos mejorar si nos concentramos un poco más la próxima vez.

—Claro, lo tendré en cuenta —respondí, preguntándome si aquello era una indirecta.


Después de una refrescante ducha matutina, me encontré con una hora libre antes de mi próxima actividad. Aprovechando ese tiempo, decidí revisar mis redes sociales y compartir algunas fotos que había tomado al llegar a Corea.

Deslicé mi dedo por la pantalla de mi teléfono, seleccionando cuidadosamente las imágenes que más me gustaban. Compartir momentos de mi día a día en las redes sociales siempre me ayudaba a sentirme conectada con amigos, incluso cuando estábamos lejos.

Mientras las publicaciones se cargaban, no pude evitar sonreír pensando en la conversación que había tenido con Jungkook esta mañana. Aunque mi mente seguía divagando entre sus palabras y sus sugerencias para mejorar en el entrenamiento, el simple acto de compartir momentos de mi vida en línea me devolvió un sentido de normalidad y tranquilidad.

Cuando bajé para ir a la universidad, Jungkook ya me esperaba. Sentí su mirada recorrerme de arriba a abajo, escaneándome, lo que hizo que tragara duro. El levantó las cejas y suspiró al verme.

—No quiero ser imprudente, pero ¿piensa ir vestida así en su primer día? No estoy diciendo que se vea mal. Solo quiero que tenga en cuenta que está en Corea, un país conocido por sus normas conservadoras. —dijo con tono serio y una ceja arqueada —Esa falda es mucho más corta de lo que se pueda tolerar.

—¿Quiere que me cambie? —pregunté nerviosa

Asintió con la cabeza y respondió con un tono más suave: "Por favor."

Subí rápidamente a mi habitación y opté por cambiarme la falda por un pantalón de cuerina a juego con mi chaqueta.

Al bajar nuevamente, me encontré con él. Su sonrisa de aprobación me hizo sentir un poco más tranquila.

—Acompáñame al garaje.

Asentí mientras caminaba detrás de él. Jungkook abrió la puerta del garaje, rodeado por una fila de autos impresionantes.

—Escoge uno.

¿Me estaba pidiendo que escoja uno?
En estos momentos, las mariposas están danzando en mi estomago.

De entre tantos coches lujosos, el único que me llamó la atención fue la Mercedes.

—Esa. —dije, señalando el coche —La Mercedes.

Jungkook sonrió por lo bajo
—Has escogido bien, Lea.

Tomó las llaves y encendió el coche.
No podía describir la emoción de escuchar el motor y verlo ahí de piloto. El rugido del motor resonó en mis oídos, aumentando mi entusiasmo.

—Me encanta cómo suena este coche —comenté, intentando mantener la compostura.

—Es mi favorita. —respondió Jungkook, lanzándome una mirada cómplice.

Condujo hasta la universidad y al llegar a la universidad, todos los demás se quedaron mirando el coche.

Le di las gracias por traerme y él asintió con una sonrisa.

—Que tenga un buen comienzo de clases —dijo, con un tono cálido —Avísame cuando estés saliendo. Pasaré a buscarte.

Asentí y salí del coche, sintiéndome un poco más confiada.

Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora