En la mañana, me esforcé por levantarme temprano. Después de bañarme y vestirme, bajé las escaleras y lo encontré ya sentado, desayunando. Intenté dar los buenos días, pero no recibí respuesta. Lo miré, tratando de formular una disculpa, pero él me interrumpió.
—No diga nada —dijo con firmeza. —Desayune y hablaremos luego. Tiene cinco minutos y directo al gimnasio.
Había algo en la forma en que hablaba que me volvía completamente loca; sus palabras, firmes y decididas, parecían encender una chispa dentro de mí. Su rostro serio solo intensificaba esa emoción, provocando un torbellino de sentimientos encontrados. Pero, al mismo tiempo, me invadía un profundo temor por lo que podría suceder después. Su regaño era algo que no quería enfrentar
Y cuando pasamos al gimnasio, mis piernas ya temblaban, traicioneras ante la intensidad de su fría mirada. El ambiente se sentía denso, como si el aire mismo estuviera cargado de tensión. Esa mirada implacable me hacía dudar de mi propia determinación, y el nerviosismo se mezclaba con la anticipación de lo que estaba por venir.
—Hoy te voy a dirigir yo —dijo, su voz firme transmitía una sensación de autoridad. Mientras se colocaba venda por sus manos. —Veinte repeticiones de zancadas. —ordenó mientras golpeaba el saco de boxeo.
Su mirada no se apartaba de mí ni por un segundo. Sentí su escrutinio como un peso sobre mis hombros.
Cuando terminé las zancadas, me indicó que me acercara a la barra. Colocó diez kilos y me ordenó hacer sentadillas, dejándome claro que él decidiría cuándo parar.
Al llegar a la repetición número 70, su voz rompió el silencio tenso del gimnasio.
—Últimamente ha estado desobedeciendo las normas. Y no las he puesto para que las desobedezcas —declaró, sus palabras resonaban en el espacio y en mi mente, aumentando mi nerviosismo.
Antes de que pudiera articular una respuesta, me interrumpió de nuevo.
—Hasta abajo. No te he dicho que pares —ordenó con severidad.
Cada repetición era un recordatorio de mi error, y el peso en mis hombros se hacía cada vez más difícil de soportar.
Cuando alcanzaba la repetición número 105, mis piernas temblaban incontrolablemente sacándome gritos, y gemidos del dolor.
—Prometo que esto no volverá a suceder.
Cumpliré con todas sus reglas, sin desobedecer ninguna —me disculpé entre jadeos, tratando de levantarme de la sentadilla.Él se colocó detrás de mí y levantó la pesa de mis hombros. —Espero que cumpla con su palabra.
Esta es su última oportunidad —sentenció, su tono implacable resonaba en el aire cargado de tensión.Me dejé caer al suelo exhausta, sintiendo que esta vez, mi error podría costarme más de lo que estaba dispuesta a pagar.
Después de descansar tres minutos en el suelo, me resultaba casi imposible levantarme. Mis piernas estaban sufriendo u intensamente, cada músculo gritaba por el esfuerzo excesivo.
Con mucho dolor, logré subir las escaleras hasta llegar a mi habitación. Las lágrimas corrían por mis mejillas debido al dolor insoportable en mis piernas.
Una vez en mi habitación, me metí en la bañera con agua caliente, esperando que el calor aliviara el dolor en mis músculos tensos. Luego, me tiré en mi cama, incapaz de moverme debido al agotamiento físico, pero el mensaje de Dahyun llama mi atención.
Dahyun
Lea, ¿cómo amaneciste? Estoy preocupada por ti.—Recuérdame nunca desobedecerlo.
Dahyun
¿Qué tan malo fue el castigo?—No puedo caminar, Dahyun.
Estoy inmóvil en la cama.Dahyun
¿¿¡ES LO QUE ESTOY PENSANDO!??—No, Dahyun. Me destrozó en el gimnasio
Me dejo con las piernas temblando.Dahyun
Sé que no es el momento adecuado,
pero es inevitable.
Definitivamente es como Christian Grey.
Te muestra sus fetiches de forma sutil, Lea.
Te tiene unas jodidas ganas
Lo noté ayer al verte con ese vestido
Es demasiado para no ser obvio.—No empecemos con eso Dahyun
Tiene novia.Dahyun
¿Y por qué no le presta atención más a ella que a ti? Si fuese tan leal, no estaría castigando a una chica de dieciocho años por besarse con otro chico de su edad.—Es distinto, él se comprometió a cuidarme. Si algo me pasa, todo recaerá en sus manos, y eso conlleva complicaciones y riesgos.
Simplemente es preocupación DahyunDahyun
Si eso es lo que quieres creer, entonces lo respetaré.Sin darme cuenta, me había quedado dormida profundamente, y al despertar de repente, revisé la hora. Eran la una de la mañana del lunes. Con sed y una sensación de entumecimiento en las piernas, enfrenté el desafío de bajar las escaleras.
Apreté los labios para no quejarme demasiado del dolor, pero mientras pasaba por la habitación de Jungkook, escuché unos gemidos que me hicieron contener el aliento.
Por un instante, la idea de que estuviera con su novia cruzó mi mente, lo que hizo que todas las ganas se desvanecieran.
Regresé a mi habitación, intentando olvidar, pero una imagen mental persistente se hizo presente en cuanto cerré los ojos.
No sabía si lo que estaba a punto de hacer estaba mal, pero la imagen persistente en mi mente avivaba mis deseos sin cesar.
Con delicadeza, mis manos descendieron suavemente hacia mi entrepierna, acariciándola con ternura a pesar del dolor en mis piernas. La sensación de dolor y placer se entrelazaba, alimentando aún más mi excitación.
Me deshice de mis shorts y ropa interior, y aumenté la intensidad de mis movimientos. Me entregué completamente a mis propios toques, dejando que las sensaciones me envolvieran por completo.
El placer alcanzó su punto máximo, y no pude contener un grito de éxtasis. Reaccioné de inmediato, tapándome la boca con las manos para sofocar el sonido, temerosa de que pudiera escucharme alguien más en la casa.
El latido de mi corazón resonaba en mis oídos, y mi respiración era rápida y entrecortada mientras intentaba recuperar la compostura.
Con movimientos temblorosos, me levanté y me dirigí al baño. El agua fresca contra mi piel era un alivio, ayudándome a limpiar los fluidos y refrescarme. Observé mi reflejo en el espejo, viendo mis mejillas sonrojadas y mis ojos aun brillantes por la intensidad del momento.
Me tomé un momento para respirar profundamente, sintiendo cómo mi cuerpo comenzaba a relajarse de nuevo.
Una vez que terminé, apagué la luz del baño y volví a mi habitación. Las sábanas aún conservaban el calor de mi cuerpo. Me acurruqué bajo las cobijas, dejándome envolver por la suavidad y la comodidad, y cerré los ojos, lista para entregarme de nuevo al sueño.
Pronto, el peso del cansancio se hizo irresistible, y caí en un sueño profundo
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Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoel
FanfictionElla gana una beca para estudiar en la Universidad de Corea, un sueño que se convierte en realidad. Sin embargo, sus padres, preocupados por su seguridad, se resisten a dejarla sola en un país tan vasto. Deciden contactar a un amigo de la familia q...