Capítulo 19. Peligrosa Adicción

15.1K 807 107
                                    

El coche no se había puesto en marcha, y su mirada fría permanecía fija en mí, como si escudriñara cada rincón de mi alma, esperando una respuesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El coche no se había puesto en marcha, y su mirada fría permanecía fija en mí, como si escudriñara cada rincón de mi alma, esperando una respuesta. Dejándome en claro que no se movería hasta que le diera una explicación

—Una nueva alumna se había perdido. La ayudé a encontrar la biblioteca. —mentí, tratando de mantener la calma.

Él arqueó una ceja, claramente escéptico. —Bien. Espero que no sean simples mentiras.

Tragué duro, desviando mi mirada hacia la ventana, tratando de evitar su escrutinio.

—Las reglas están listas. En cuanto lleguemos, iremos directamente a mi despacho. —ordenó con un tono autoritario que no admitía réplica.

Asentí con la cabeza, mi corazón latiendo con fuerza. Para aliviar la ansiedad y el silencio pregunté: —¿Puedo poner un poco de música?

—Claro. —respondió, y rápidamente configuró la pantalla del coche para que pudiera conectar mi teléfono por Bluetooth. Accedí a mi playlist y puse las canciones en aleatorio.

"Company" de Justin Bieber empezó a sonar, y sentí una extraña conexión con la canción, como si expresara lo que sentía y deseaba vivir a su lado.

Miraba la ventana, observando cómo pasaban las casas, tratando de no pensar en nosotros y en lo que nos esperaba.

—¿Piensa quedarse así todo el día? —su voz me sacó de mis pensamientos. Me di cuenta de que ya estábamos frente a la casa —¿Qué estaba pensando?

—Oh. Nada en especial —dije mientras abría la puerta del coche para bajarme, tratando de ocultar mi nerviosismo.

Él no parecía convencido, pero no insistió. Bajó del coche después de mí, sus pasos firmes resonando en el pavimento.

Esperé a que se adentrara en la casa y lo seguí, sintiendo un nudo en el estómago. Nos dirigimos a su despacho en silencio, la tensión palpable en el aire. Al llegar, cerró la puerta con seguro, un gesto que no pasó desapercibido para mí.

Me senté frente a su escritorio, tratando de mantener la compostura mientras él se acomodaba en su silla. Sus ojos me escrutaban con una intensidad que me hizo sentir pequeña e indefensa. Aunque lucía sumamente atractivo con la camisa entre abierta.

 Aunque lucía sumamente atractivo con la camisa entre abierta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Peligrosa Adicción. Jungkook ©bnsoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora