Capítulo 7

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Me sequé las lágrimas mientras mi respiración se calmaba, no podía parar de reír con el video del hermano de Victoria aterrorizado por un gorila de juguete, ni siquiera uno como tal, era un robot disfrazado de gorila, e igual casi podía asegurar que se había orinado en los pantalones, sentí lástima por un momento, pero luego vi cómo se cayó y se me pasó.

Copie el link de youtube y se lo envié a Connor, junto con otro mensaje que decía:

<<Así se empieza un buen día>> no podía dejar de sonreír, incluso cuando lo único que recibí de él fueron las dos palomitas azules, bufé, bueno, al menos abría mis mensajes.

Me levanté de la cama y caminé hasta el armario, tome un overol negro, una camisa roja y la ropa interior, tenía cita con West, seguro querría saber los más oscuros detalles, como lloramos y casi nos matamos al tener que compartir tiempo y espacio, la gente siempre esperaba lo peor.

Tomé un baño mientras tarareaba una canción, había dejado mi celular en mi habitación cargando, o sino probablemente estuviera bailando una canción de las que había en mi lista de reproducción.

Me arregle rápido, debía salir más temprano si quería llegar a tiempo, no iba a dejar que Molly me llevara, aun estaba enojada con ella, se había atrevido a tomar una decisión que me afectaba sin preguntarme nada, podía haber pasado una gran noche con Connor, eso no cambiaba que ella aún creyera que podía manejarme como cuando era niña.

Corrí hasta la cocina y tome un termo con jugo de naranja, lo compraban para la lonchera de Dana, pero por uno que me tomara y luego reemplazara no pasaba nada, también tomé un paquete de galletas y me dispuse a salir.

—Molly aun no llega— Mandy salió de la nada haciéndome saltar y que mi corazón se acelerara, ¿no entendía que eso podía producirme un infarto? Prácticamente estaba jugando con mi corazón.

—Molly no me llevará— dije sin dar razones y me dispuse a salir.

—¿Se puede saber por qué?— se cruzó de brazos y adoptó el tono de voz de una madre con autoridad, para su desgracia, no era mi madre.

—La misma razón por la que no puedo llamarte "mamá", no puedo, una madre no controla, guía, cuando aprendas la diferencia hablamos— tomé las llaves sobre la mesa del recibidor y abrí la puerta.

—Solo quiero ayudarte, hago lo mejor para ti— suspiré, sabía que mi actitud había cambiado muy de repente, que aparentemente estaba siendo grosera sin razón, y en parte era por la forma en que intentaban manejarme y como me obligaron a compartir una sesión de terapia con un extraño, pero ese solo había sido el detonante, durante mucho tiempo había estado acumulando cosas, cada vez estaba actuado más distante con todos, incluso con Dana, la niña que antes le velaba el sueño, ahora era una molestia, tal vez ni siquiera era ella, era la forma en que me hacía sentir verla y recordar.

—No mientas— pedí calmadamente —Leí la carta, leí lo que sentías por mí, leí lo que realmente soy para ti— suspiré e intenté calmar mi respiración, mis ojos se empañaron, dolía decirlo, a veces solo quería guardarlo todo, tener algo realmente propio, aunque solo fuera dolor, mi dolor —Lamento ser una carga, pero es su culpa que aún esté aquí, tuvieron la posibilidad de deshacerse de mí hace meses y solo la dilataron, la próxima vez recuerda que esto lo ocasionaron ustedes mismas— salí de la casa y la miré a los ojos antes de cerrar la puerta —Aun así, gracias por cuidarme— suspiré y cerré la puerta tras de mí.

Era desesperante, yo no actuaba así, yo era calmada, era agradable con la gente, sonreía, algo estaba mal conmigo y podía asegurar que aún no era el tiempo de ponerme borde.

Sacudí mi cabeza no queriendo profundizar el asunto, me iba a volver realmente loca si pensaba demasiado en lo que me hacía reaccionar, acababa de confesarle a Mandy que sabía cómo se sintió sobre mí, le había demostrado que internamente no la llamaba "mamá" como tanto ella temía, aunque la palabra a veces se escapaba de mi boca porque quería ser normal, quería tener una mamá como el resto de las personas, aunque solo fuera por un momento.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora