—Tengo hambre— se quejó Molly antes de suspirar de forma dramática.
—Entonces ayuda a terminar de hacer la comida en vez de mirar desde la mesa— le digo mientras sigo revolviendo el glaseado para las galletas en forma de árbol de navidad.
—Pero no quiero, estoy ahorrando energía para el banquete— recostó su cabeza en la madera y volvió a suspirar —Soph— alzó una ceja en su dirección, pero no digo nada —¿No te apiadas de esta pobre mujer entrada en años que no puede valerse por sí misma en este momento?
—No, no me apiado— Darren ríe mientras sigue cortando la masa de galletas con el molde navideño —Además, solo dices que estás vieja cuando te conviene, de resto siempre dices que tienes 25— bufé.
—Bueno, es normal, estoy en la edad donde busco sacar lo mejor de cada situación— dijo ladeando la cabeza y apoyándola su mejilla contra la superficie.
—¿Y qué edad es esa?— pregunte y adicione anilina a la mezcla.
—La que tengo.
—¿Y qué edad tienes?
—La que indica hace cuantos años nací.
—¿Y hace cuantos naciste?
—Los años que hace que mi madre me tuvo.
—¿Y eso cuanto es en números?
—Es un número muy lindo.
—¿Y cuál es el número lindo?
—El de mi edad.
—Eres casi tan molesta como yo y eso es decir mucho— sacudí la cabeza y continué cocinando.
Era noche buena, la familia se había reunido para pasarla juntos, haciendo galletas, cocinando juntos. De alguna forma nuestra pequeña familia había encontrado un papel, Darren y yo cocinábamos, mientras Molly se quejaba, y Mandy distraía a Danna para que no abriera los regalos debajo del árbol, ya que no todos eran para ella.
Llevaba dos semanas viviendo sola, mi apartamento no tenía muchas cosas, pero las necesarias para vivir, además era mío, mi propio espacio personal, libre de intrusos roba galletas, véase Danna desde que descubrió el chocolate, o libre del drama familiar, era un completo respiro, no quería decir que odiaba a mi familia, pero la apreciaba más ahora que no convivía tanto tiempo con ellos, apreciaba más los momentos, los apreciaba más a ellos, e incluso, tenía la leve sensación de que el pasado tormentoso desaparecía por momentos, como si no tuviera tanta importancia lo que haya pasado, aunque tal vez eso se lo debía más a Christian West y sus tareas estúpidas que me obligaban a reflexionar a dejar ir las malas sensaciones, lento, pero seguro.
—¿Sí invitaste a Christian a venir?— Molly actuaba como que no le importaba, pero lo hacía, todos podíamos ver cuánto le gustaba mi psicólogo, pero ella insistía que solo eran amigos, y tal vez lo eran, tenía la impresión de que Molly ya había perdido el tren directo a ser la señora West.
—Sí, sí le dije al señor West y él dijo que hoy lo pasaría con su familia— aunque el rosado no era un color de la navidad, había preparado un glaseado con un intenso tono rosa solo para hacer galletas que yo me comería, una forma de marcar mi comida.
—Entiendo...— no preguntó nada más y solo tomó su celular.
—¿Sabes si West sale con alguien?— si era tan amiga de él, seguro tenía la respuesta.
—No...— Molly dudó —¿Por qué lo preguntas?
—Porque una mujer hermosa fue a buscarlo— recordé a la rubia y a la sonrisa de West en cuanto la vio, a él realmente le atraía ella —Solo era curiosidad y ganas de armar chisme, ya sabes, lo usual— traté de quitarle un poco de seriedad al asunto.
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El Pianista
RomanceSophia Jones es todo lo que no esperarías que fuera, al menos con un pasado como el suyo, es alegre, extrovertida, sarcástica y básicamente nunca se calla. Connor Foreman es todo lo contrario, no habla, trata de no expresar nada y está tratando cons...