Capítulo 22

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William sonreía como si compartiéramos un secreto, miraba entre Connor y yo con burla, no entendía el chiste, no es como si mi tía y West no supieran que mi cuerpecito ya había tenido prácticas con el de Foreman.

—¿Estuvo bueno el rapidito?— rodé los ojos y sonreí, claro que él preguntaría algo así y eso que no es capaz de defenderse de unos cuantos payasos, tal vez por su temor a ellos.

Connor rodeó mi cintura y me atrajo hacia él, su pecho pegado a mi espalda.

—Son cosas que no deberías peguntar— ladeé la cabeza.

—Bueno, la curiosidad me puede, además de que Molly y el señor parecen a punto de hacer lo mismo, nunca pensé que Molly sería un animal sexual— reí, eso tenía que verlo.

Intenté caminar, pero Connor no dejaba que me alejará de él, lo miré sobre mi hombre sin entender muy bien que le pasaba, le eché un vistazo a su mano sobre mi abdomen, mi corazón saltó un poco, se sentía un gesto tan íntimo.

Bendita piel que esos dedos tocan, la magia que hace sobre ella, me da calor solo planteármelo, sus dedos no deberían ser legales, son lindos, largos, no son gruesos pero definitivamente mi interior no sentía sus huesos, creo que pondré a nuestros hijos a practicar piano, deben tener las mismas posibilidades que su padre, obviamente no le puedo decir al futuro padre sobre aquello, saldría corriendo sin proporcionarme su preciado semen, él puede desaparecer una vez que tenga sus genes en mis manos, no literalmente... me gustaría que fuera la manera tradicional, pero si no se puede, al menos los mismos genes... y ¿por qué pensaba en hijos? Además de Connor y míos, me hacía daño tener tanto orgasmo, bueno, al menos el susodicho no leía mentes y podía seguir causándome daño cerebral felizmente.

—Sophia— prácticamente Will estaba gritando —¿Te fuiste a Lelolandia o qué?— yo más bien diría: Connorlandia —¿Me vas a ayudar?

—¿A qué?— ni siquiera sabía que él me había hablado mientras observaba las manos de Connor sobre mí, aunque no acariciándome como quería.

—Necesito una modelo para una práctica de fotografía que tengo, me preguntaba si podrías ser la mía— acomodó sus gafas.

—¿Es algún desnudo?— primero debía saber aquello y ser claros.

—No— respondió rápidamente.

—Está bien, dime cuando y yo llegó— sentí la presión de la pelvis de Connor contra mi trasero, estaba demasiado activo últimamente, me hacía preguntar: ¿hacía cuanto no ejercitaba a su amigo? ¿Y cómo lograba toda esa energía? ¿Tomaba algún tipo de energizante?

—Te envió un mensaje, y...— dudo un momento.

—¿Yyy?— alargue la letra para que continuara hablando.

—Podrías llevar a esa amiga tuya, ¿Victoria es que se llama? Bueno, eso creo, ella también podría ser mi modelo si no le molesta, no podré pagarles, pero prometo invitarlas a comer, incluso puedo cocinarles, comida no les faltara durante la sesión de fotos— habló muy rápido, como si estuviera avergonzado de preguntarlo, era como si volviera hacer el chico que le huye a los payasos.

—Con la comida me convenciste— le sonreí, no quería hacer más evidente su problema, sus nervios inexplicables.

—¿Sesión de fotos? ¿Planeas romper la cámara? No creo que Sophia funcione como modelo— miré mal a Molly que hacía su entrada con un comentario sarcástico hacia mí, no hay respeto en las familias de la actualidad.

—No seas mala, Molly— West se paró detrás de ella y colocó una mano en su hombro —Estoy seguro que el muchacho usará un lente resistente— rodé los ojos ante la risa de los dos seres humanos con más de tres décadas en el corredor.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora