—Tengo calor— pensé en voz alta, ganándome una alzada de cejas de Connor y una mirada extraña de los demás.
Ellos llevaban abrigos para el inclemente frío que los esperaba al salir del edificio, cosas extrañas del clima, pero ellos no contaron con un beso de Connor Foreman que les calentara hasta el apellido.
—Mi temperatura corporal es diferente a la de los demás— me encogí de hombros.
Cuando llegamos al primero piso di un paso para salir detrás de los demás, pero una vez más la mano de Connor estaba sosteniéndome el brazo y evitando cualquier escape.
—Esto podría ser considerado secuestro— le dije mientras me ubicaba al lado de él y una señora. Las puertas se cerraron una vez más, y Connor rodó sus ojos.
Jadeé, me acaba de rodar los ojos, mostró un signo de fastidio, estaba un poco sorprendida, llevé mi mano a mi pecho y lo miré impactada.
—¿Me acabas de rodar los ojos?— el ascensor se abrió en el estacionamiento, la señora se alejó de nosotros como si tuviéramos algo contagioso.
Connor volvió a rodar sus ojos y levantó un poco la comisura de su boca antes de salir del lugar, lo seguí mientras seguía algo impactada, podía mover sus ojos. Y pensando en movimiento de ojos, los míos se deslizaron abajo.
Interesante contoneo de caderas, no importa cuántas veces lo observe, siempre parece diferente, puede que cada día practique uno diferente, o es que mis ojos se vuelven bizcos y perciben de manera diferente los movimientos de los ojos de Connor, puede ser que sean ellos los que alteren su rotación, sí, seguro era eso.
Levanté mi mirada y me encontré con la parte trasera de la cabeza de Connor, no se había dado cuenta de mi chequeo, lo cual era bueno, eso significaba que mejoraba en no ser tan evidente, como tanto me reprochaba Molly.
—Oye— lo llamé, solo miró sobre su hombre para demostrarme que estaba escuchando, pero no se detuvo —¿Iremos de nuevo a desayunar?— aunque no lo hubiera querido, sone como una niña emocionada por salir, pero realmente ¿a quién le importaba? Connor no parecía muy incómodo con esas acciones, así que podía seguir haciéndolas solo por el placer de molestarlo.
Lo vi asentir mientras le quitaba la alarma a su auto, di un saltito y un pequeño aplauso, mi estómago se lo agradecia, me dolía y podía escucharlo gruñir, parecía que los dragones que a veces sentía, exigían ser alimentados.
Abrí la puerta del copiloto mientras él abría la puerta del piloto, casi nos metimos simultáneamente, y las puertas fueron cerradas casi al tiempo.
—Eso es lo que yo llamo sincronización— le dije haciéndolo sonreír, me encogí de hombros y me acomode el cinturón —¿Puedo poner música?— solo se encogió de hombros, lo tomé como un sí.
Conecté mi celular al estéreo, podía ver como echaba miradas curiosas, supongo que quería ver con que salía, la cosa era que no iba a oír, sino a escuchar, o eso esperaba lograr.
Me mordí el labio cuando las primeras notas comenzaron a sonar, era tiempo de torturarlo, o bueno, de yo deleitarme.
—¿Te he dicho que me gusta Joe Jonas?— él asintió no muy seguro —Bueno, sus hermanos también— casi podía sentir los cachos saliendo de mi cabeza mientras 'Paranoid' de los Jonas Brothers comenzaba a reproducirse.
"I'm caught in a nightmare
I can't wake up
If you hear my cry, running through the streets
I'm about to freak
Come and rescue me[1]"
Prácticamente he cantado toda la canción mirando por la ventana y tamborileando los dedos en ella, era interesante como las letras encajaban con nosotros.

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El Pianista
RomanceSophia Jones es todo lo que no esperarías que fuera, al menos con un pasado como el suyo, es alegre, extrovertida, sarcástica y básicamente nunca se calla. Connor Foreman es todo lo contrario, no habla, trata de no expresar nada y está tratando cons...