Capítulo 42

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Connor Foreman puso los ojos en blanco, pero una comisura de sus labios se levantó mientras negaba con la cabeza. En su mano sostenía la caja metálica que acaba de desenterrar. La miró fijamente.

—Siento que esa caja contiene una parte de tu corazón ¿me equivoco?— sus hombros se alzan en respuesta a mi pregunta —Supondré que eso significa un "más o menos"— me sonrió, tomó la caja con una sola mano y comienzo caminar, tomó una de mis manos para arrastrarme tras de él.

>>Asco, justo la mano que tiene más tierra— jale mi mano para soltarme de su agarre, pero lo único que conseguí fue que apretara más el agarre que tenía en mi —Si me da una enfermedad bacteriana y muero, te jalaré los pies por el resto de tu vida— mi comentario lo hizo reír —Claro, tu feliz de que te toque hasta que nos encontremos en la otra vida, pervertido— le saqué la lengua cuando miró sobre su hombro en mi dirección mientras yo caminaba dos pasos tras de él.

Connor sostenía mi mano, la cual le fue fácil jalar hasta que mi cuerpo choco con el suyo y él pudo pasar su brazo sobre mis hombros, me guiñó un ojo, no pude evitar sonreír y poner los ojos en blanco fingiendo que me molestaba lo que había hecho.

—Bueno, supongo que no quieres que muera aun, buen niño— di un par de palmadas suavemente en su mejilla.

Fue el turno de mi hermoso novio de poner los ojos en blanco y sonreír, solo que él agregó un beso  en mi mejilla al final.

Caminamos hasta el auto y no podía dejar de pensar en el contenido de esa caja, de esa capsula del tiempo que significaba un poco más de Connor Foreman. Para ser alguien quien se limitaba al hablar tenía mucho por decir, por contar y todo lo hacía conmigo, era extraño, a pesar de su incapacidad para comunicarse con los demás él no tenía miedo de mostrar su pasado, mientras yo estaba aterrorizada que descubriera el mío.

Abordamos el vehículo y Connor comenzó a conducir, miré el camino hasta que regresamos a la carretera. Solo tardamos cinco minutos en llegar a nuestro destino desde donde estábamos. Un camino de arboles guiaba a la casa de 2 pisos color crema, con tejas café y ventanas con marcos blancos. Una silla columpio blanco con cojines de colores decoraba el porche.  

—Lindo— dije, Foreman giró a verme con una ceja alzada y una sonrisa burlona —¿Qué? ¿Qué dije?— él sacudió su cabeza y bajo del auto —Y yo soy la rara— murmuré mientras bajaba y lo seguía —¿De quien es el lugar?

Lo alcancé y tomé su mano consiguiendo que me mirara mientras entrelazaba nuestros dedos. Se señaló así mismo con la mano libre.

>>¿Tuya?— ladeó la cabeza —¿De alguien de tu familia?— asintió —Increíble, cada vez te entiendo más, me encanta— di un pequeño salto y rodeé su brazo con mi otra mano —Detecto progreso en nuestra relación, querido novio— apoye mi cabeza en su hombro.

No podía evitar sonreír, no podía parar la vibración en mi pecho, las mariposas en mi estomago y la conexión de nuestras manos. No quería detener las sensaciones, no quería dejar de aferrarme a este pedacito de felicidad que me proporcionaba este hombre, que sin hablar podía decirme todo y hacerme sentir todo, pero tenía miedo, tenía mucho miedo de mostrarme, de mostrarle lo que fue, y no porque tuviera culpa de algo, sino porque no quería su lastima, solo quería su amor y compañía, solo lo quería a él.

"Espera ¿Qué? ¿Amor? ¿Desde cuando deseaba el amor de Connor? Bueno, sí, deseo su cuerpo, pero de ahí a un sentimiento profundo y ser el ser humano que lo trasnocha es otra cosa, quiero decir, sí, me recoge, me presentó a su familia, me contó sobre su pasado, me tiene en cuenta para decisiones de inversión importantes para su empresa, conozco a su socio y estoy a punto de conocer a sus amigos, me pidió ser su novia, pero eso no indicaba que él tuviera sentimientos profundos por mi, seguro era el buen sexo que teníamos y nada más".

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora