Capítulo 38

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Fify interrumpió nuestro momento de "conexión de frentes", me quejé al principio, estaba amando el estar en contacto con Connor, pero luego vino la comida y fui feliz.

Barriga llena, corazón contento. Creo que ese debería ser mi credo, aunque Connor podría llenarmelo de otra cosa. Sophia, los pensamientos, controla los pensamientos en público, no vaya a ser que te pongas roja cuando todos estén en silencio y no les cueste mucho descifrar lo que tu pervertida cabeza está pensando. Control.

—Los notamos más cerca ¿ha pasado algo que deban contarnos?— Augusto Foreman, el abuelo de mi novio sexys manos, hizo que detuviera el camino de la cuchara a mi boca.

Lo miré sin entender. Miré por un momento alrededor de la mesa, todos los ojos estaban en nosotros, era extraño y algo incomodo.

La mano de Connor, la cual estaba entrelazada con la mía y debajo de la mesa, apretó la mía. Dirigí mi mirada hacia él, me sonrió y asintió. No estaba muy segura que estaba sugiriendo, mi cabeza había entrado en cortocircuito, no muy conveniente cuando cenas con la familia de tu novio.

Connor me miró un poco más antes de negar con la cabeza, aún tenía la sonrisa en su cara. Para mi sorpresa y del resto de las personas que nos observaban detenidamente, Connor Foreman alzó la mano entrelazada con la mía y la puso sobre la mesa. Escuché un par de ruidos, pero no pude quitar mi vista de las manos entrelazadas en la mesa.

Estaba pasando, lo sabía, el cambio estaba pasando, tal vez empezó desde la primera sesión de West con nosotros, o tal vez desde mi inscripción en el instituto de diseño, o desde la primera vez que mis labios tocaron los del hombre sosteniendo mi mano, no estaba segura desde cuando, pero el cambio estaba pasando, yo estaba sanando.

Mi mano fue apretada, Connor me miraba con algo de preocupación, le sonreí, era una sonrisa honesta, por alguna razón no quería calmarlo porque no había razón para estar preocupado.

Tomé el vaso con jugo de mora, habían considerado que el vino no era lo nuestro y tenían razón, odiaba el sabor amargo, para mí no era nada delicioso. Cuando estaba tomando, la abuela de Connor consideró oportuno intervenir.

—¡Oh, que maravilla! ¡Tendré bisnietos!

El liquido se fue por otro lado porque comencé a toser, me estaba ahogando, la garganta me ardía y el aire no llegaba a mis pulmones.

Connor soltó mi mano, luego dio suaves palmadas en mi pecho y me ofreció un poco de agua. Aunque mis ojos estaban llorosos, pude ver a la perfección la sonrisa de suficiencia en la cara de mi e estos momentos no tan considerado novio.

—Creo que es muy pronto para ello, querida— asentí mientras tomaba agua —Demosle un año antes de comenzar a comprar las cunas— el comentario del abuelo de Connor hizo que me ahogara de nuevo.

Se suponía que eran abuelos normales, incluso serios o algo así, necesitaba justificación para las reacciones de Connor, pero parecía que la familia Foreman era todo, menos lo que parecían.

—¿Cunas?— enfatice el plural una vez que tenía mi compostura de vuelta.

—Sí, en la familia tienden a nacer gemelos— Fifi hablaba con aire soñador.

—Incluso el padre de Connor tiene un hermano gemelo. Connor no, creo que fue porque dejamos caer a su padre pequeño, nunca se sabe las consecuencias de esas caídas tan inocentes.

Miré a Connor, este solo se encogió de hombros antes de volver a entrelazar nuestras manos. Me imagine dos Connors, el otro completamente distinto al hombre frente a mí, probablemente no mi tipo, tenía suficiente con Victoria para tener a un novio de loco, era demasiado seria y tímida para un novio así, sí, definitivamente, por eso Connor y yo encajábamos perfecto.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora