Capítulo extra 1

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Admitir que estaba nerviosa fue la parte fácil del viaje, trabajar en calmar mis ansias fue algo muy diferente, creo que no lo logré, fue un total fracaso, pero ¿por qué este ser de toda paz y calma estaba nervioso? Todos seguro se lo preguntaron, y la respuesta es muy sencilla: viaje a casa, literalmente.

Solía pensar que cuando te vas del país del que naciste a vivir a otro, al volver sería la sensación de emoción, de felicidad, se supone que volver a casa era calma, pero a mi parecía solo causarme ansiedad, no servía de mucho que tu novio estuviera al lado mirándote como si así encontrara las palabras adecuadas para decir.

—Me estás poniendo los pelos de punta, Foreman— no lo miré, al igual que no miraba por la ventana, no viajaba en un avión desde que era niña, así que era como si el miedo irracional a las alturas, el cual nunca había tenido, se manifestara, aunque eso tuviera más que ver con la película donde se caía el avión que me vi el día anterior.

—No es cierto, estaban así desde que te levantaste— Connor tocó mi mejilla con su dedo.

—Eres muy poco amable para alguien que está entrando en pánico, gracias, tú tan tierno y delicado como siempre— cerré los ojos y tomé aire.

—No estás entrando en pánico, si fuera así no me estarías hablando y definitivamente tu respiración no estaría calmada, además— puso su mano en mi pecho, lo miré alzando una ceja —Y tu corazón está levemente alterado y nada más, no corre muy rápido ¿debería preocuparme sabiendo que tengo mi mano sobre tu pecho?— parecía más preocupado por el hecho de que no estaba pensando en cosas sucias, que en el que mi pulso estuviera un poco acelerado.

—Tu solo retira la mano de ahí, la mujer de allá no estás mirando— con la cabeza señalé a la mujer al otro lado del pasillo que nos estaba mirando.

Connor se volteó a mirarla, ella abrió mucho los ojos, pero no retiró su mirada de la de él, fruncí el ceño, eso definitivamente me molesto. Utilice mi codo para, de una manera nada sutil, golpear el costado de mi querido novio. Él se giró a mirarme un momento con ojos de rencor.

—¿Y eso por qué fue?

—Porque vamos a ver que piensas si me quedo mirando a un hombre a los ojos— le digo con el tono más sarcástico que puedo.

—Seguro lo miras porque tiene bonitos ojos ¿no?— se ríe, pero su chiste solo le causa gracia a él.

—Bueno saberlo— me crucé de brazos y decidí mirar las nubes, de igual forma no es como si lograra ver más allá de ellas.

—No es que me guste o me parezca bonita— apoyó su cabeza en mi hombro —Es solo que me parece que también la vi en el aeropuerto y también nos estaba mirando, entonces me hace sentir un poco raro— eso llama mi atención, no sabía que Connor estaba tan pendiente de sus alrededores, pero al parecer sí lo estaba.

—Que raro, en fin— apoye mi cabeza en la suya —Debimos pedir primera clase, después de todo era el abuelo quien pagaba— me quejé tratando de restarle importancia a la sensación de Connor, aunque ahora yo me ponía un poco paranoica.

—No quisiste porque querías la experiencia de una persona normal— me recordó él, con mis ojos cerrados dejé un suspiro salir.

—No me lo recuerdes, a la próxima ayúdame a aceptar que mi falta de normalidad me hace genial— sentí como tomó mi mano y la apretó.

—Jamás me atrevería a llamarte "rara", hermosa, así que vas a tener que reconocer solita tu falta de normalidad ¿estamos?— reí, a veces podía ser tan dramático.

Yo era completamente normal, el mundo era quien necesitaba cita con West, no yo. Además que ni se las diera de mucho porque él también estaba cortado con la misma tijera que yo y en caso de que le faltara un poco para la forma, le pasaría una lima por todo su hermoso cuerpo esculpido por los dioses.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora