—¿Y?— miré a Vi —¿Cómo estuvo el viaje con HDSPH?— tomé una canasta de compras, de esas que están ubicadas justo a la entrada de los almacenes grandes.
—Llevamos juntas más de media hora ¿y solo hasta ahora te da por preguntarme eso?— alcé una ceja en dirección a mi mejor amiga, quien me acompañaba a comprar lo que pequeño Orión necesitaría para subsistir en el apartamento de mi querido novio.
—Sí— me miró como si algo estuviera mal conmigo —¿Y?
—Nada, solo que ya te habías tardado— me encogí de hombros, caminé hasta uno de los trabajadores de la tienda y le pregunté donde estaba la sección de mascotas.
Victoria no estaba muy segura de por qué estábamos allí, pero como buena amiga con su flexible voluntad había decido acompañarme y preguntar por los detalles después, típico, y por ello la amaba.
—Entonces, mi respuesta...
—Mi viaje con HDSPH estuvo bien, fueron algunos amigos de él— estábamos a un par de metros, y ya podía ver los juguetes geniales que le compraría a la pequeña bestia.
—¿Solo bien? ¿No hubo acción?— sonaba decepcionada —¿Qué clase de novios pasan la noche juntos y no tienen sexo? Lo entiendo cuando estén casado o vivan juntos, pero de novios, jóvenes y con ese libido— bufó.
—No todo es sobre sexo.
—Ay, por favor, el sexo es la razón de que existas— se detuvo a mi lado mientras yo veía pelotas con texturas —¿Qué hacemos en la sección de mascotas?— alzó una ceja mientras ella también tomó un hueso entre sus dedos.
—Gracias, todos los seres humanos amamos imaginar nuestra concepción— puse los ojos en blanco —Estamos acá porque vamos a comprar las cosas que Orión necesita.
—¿Por qué habríamos de comprarle algo a una constelación?
—No es una constelación— ella alzó una ceja en mi dirección —Bueno, sí lo es, pero a quien le estoy comprando esto no lo es, es un perro, que lleva el nombre de una, nada más— observe las correas para perro, buscando una que se ajuste a el tamaño del peludo.
—Bueno, entonces ¿tienes un perro que se llama Orión?— asentí y seguí mirando las correas, una naranja con huesos dibujados se veía bien, además de lucir lo suficientemente grande para mi bebé, pero no tan grande como para que pueda escapar.
—Sí ¿no te lo había dicho?
—No— dijo de forma seca —¿En que momento?
—En el viaje...— miré a Victoria mientras sostenía la correa en mi mano.
—Dijiste que el viaje solo estuvo bien... ¿qué otros detalles estás omitiendo?— cruzó sus brazos —Digo, ahora que sé que conseguiste perro, sé que mientes en otras cosas, habla— puse los ojos en blanco y seguí caminando, mientras ella caminaba a mi lado con los brazos cruzados.
—¿Con todos los detalles?
—Con todos— miró tras de mi —O al menos los permitidos en horario infantil, hay mucho menor de edad por acá— frunció su ceño —Y después la gente se queja sobre la población, pero les encanta ser fabrica de humanos— se sacudió como si le hubiera pasado un escalofrío.
—¿Y si algún día tienes hijos?
—Mis hijos van a ser básicamente pequeños oriones— se encogió de hombros —Tengo más posibilidad de ser la loca de los gatos que una madre, aunque no necesariamente ese tiene que ser el titulo oficial, seré conocida como la tía rica sin hijos— sonrió —Eso me gusta más— sacudió su cabeza —No me cambies de tema, entonces ¿el viaje?
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El Pianista
RomansaSophia Jones es todo lo que no esperarías que fuera, al menos con un pasado como el suyo, es alegre, extrovertida, sarcástica y básicamente nunca se calla. Connor Foreman es todo lo contrario, no habla, trata de no expresar nada y está tratando cons...