Capítulo 14

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—Así que ¿no vas a ser arquitecta?— Victoria siguió picando las manzanas verdes.

—Bueno, no, pero voy a tener que ver con algo de la construcción de los lugares— partí el limón.

—¿Y por qué esto lo supo primero el raro que yo?— sonaba ofendida, yo solo le había contado porque consideraba que nuestra amistad se basaba en molestar al otro y contarnos prácticamente todo.

—Él no es raro— lo defendí mientras iba por la sal al gabinete detrás de mí.

—Él me hizo sentir rara cuando lo conocí, así que como conscientemente o sobria nunca voy a reconocer que soy rara, alguien lo tiene que ser, forma parte de la sociedad, esto que llamamos pirámide social y eso— alcé una ceja antes de exprimir el limón sobre los trozos de manzana.

—¿Connor te parece lindo?— no quería admitirlo, pero algo de eso me molestaba, no quería que él fuera atractivo para alguien más, esas uñas son solo para mí.

—Depende— me dijo mientras agregaba sal —¿Te gusta?— llevó un trozo de manzana con sal y limón a su boca, me miraba mientras masticaba.

—Solo su uña— tomé el plato y caminé hasta la sala, veríamos películas.

—Aja, la de cada dedo, así que por ende te gustan sus dedos, tanto los de los pies como los de las manos ¿ya le viste los de los pies?— preguntó curiosa mientras acomodaba el bol con frituras en la mesa.

—No, ¿debería?— finalmente empecé a comer, me dolía el estomago de ver cocinar y no comer nada.

—Obvio, tienes que morbosearlo todo, los ojos son para usarlos, cariño— lo dijo con la mayor seriedad del mundo.

—Tú los usas demasiado— abrí el dvd y coloqué la película.

—Para eso se hicieron, y más cuando hay buenos especímenes, aunque sean gays— suspiró, no quería preguntar de quien se acordó, si lo hacía, probablemente no veríamos la película.

Empezamos a ver la película aunque no le ponía mucha atención, seguía pensando en el día anterior y todo lo que había pasado, en Connor sonriendo, en yo admitiendo extrañamente que me gustaba Connor aunque él pensara que era broma.

Él me gusta, quiero decir, a mí y a media población y eso está bien, es lindo, muy lindo, más bien bastante atractivo, no, atractivo no, follable, esa es la palabra adecuada, bueno, follable si solo lo voy a ver como el símbolo sexual que es, pero también es divertido y sabe escuchar, no me replica, a mí ni a nadie, no parece problemático, trabaja, se baña lo cual es fundamental, tiene uñas lindas y limpias, además de bien cortadas, su gusto musical no apesta y sabe tocar el piano, es casi perfecto, así que ¿por qué todos lo ven como si estuviera roto y necesitara ser arreglado?

—¡Se la follo!— sacudí la cabeza y puse atención en lo que Victoria decía, fruncí el ceño.

—¿Qué? ¿A quién? ¡Estamos viendo una película de Disney!— repliqué mientras miraba a la pantalla y veía a Lindsay Lohan cambiar de cuerpo con su madre en la película, no tenía nada de sexual para mí o para nadie.

—Bueno, estabas en Connorlandia así que consideré que podía decir lo que quisiera— se encogió de hombros y siguió comiendo.

—¿Cómo sabes que estaba pensando en él?— tomé un trozo de manzana verde.

—Porque sería difícil no pensar en HDSPH— ella siguió comiendo papas.

—Sí— me mostré de acuerdo —Lo es.

.

—¿Qué haces aquí?— dije mientras cerraba la puerta del portal tras de mí, no quise sonar grosera, pero lo hice, estaba segura de ello.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora