Capítulo 24

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—¡Molly!— la llamé, me encontraba sentada en la mesa del comedor de su sala rodeada de papeles —¡Molly!— repetí, ya eran cinco las veces que llamaba su nombre, y no respondía, bueno, en teoría eran dos, pero yo lo multiplicaba por el mismo número y le agregaba uno y así obtenía cinco.

—¡¿Qué?!— venía de la cocina con un cuchillo en la mano y una cara de no estar de humor.

—Bájale a tu síndrome premenstrual— rodó los ojos —Y si no es mucho pedir, baja también el cuchillo, luces como una asesina— un escalofrió pasó por mi cuerpo ante aquel pensamiento, las manos me temblaron —Lo único que le quita credibilidad a tu imagen es que está lleno de mantequilla, sería otra historia donde fuera mermelada de fresa o cereza— miré un momento al plato frente a mí —Eso me hace pensar que quiero más tostadas con mermelada— le devolví el plato que hace unos minutos había puesto frente a mí.

—¿Para eso me llamaste?— bajo el cuchillo y lo puso tras de ella.

—No, solo quería saber si sabes dónde está mi registro de nacimiento, es uno de los papeles que tengo que entregar— seguí mirando la lista de lo que me faltaba para poder matricularme.

—En mi cuarto, si revisas en el último cajón de mi cómoda encontraras lo que buscas, hay una carpeta que dice claramente: Sophia Jones, ahí lo hallarás— se fue por donde vino sin decir nada más, no es como si necesitara más información, eso era todo lo que quería.

Fui a su cuarto, al mirar su cama hecha un desastre, recordé como hace dos días yo yacía sobre ella con Connor, mientras él me abrazaba y yo le pedía la marca de su crema humectante, fue un lunes diferente a los que normalmente tenía, demasiadas emociones para mi gusto, pero ¿Quién era yo para quejarme de poder estar en los brazos de Foreman y más con un cutis como el suyo?

Sacudí la cabeza, no pienses en él, terminaras pensando en sus dedos, una muy mala idea en estos momentos.

Abrí el cajón, Molly parecería una completa obsesiva por el orden dentro de sus cajones, pero definitivamente su cama no tenía la misma atención. Vi varias carpetas marcadas con diferentes nombres, mi corazón salto al ver el nombre de mi papá justo allí, delante de mí, solo tenía que estirar la mano y tomarlo, eso era todo, pero la carga emocional que aquello implicaba no era tan fácil como la acción, era básicamente arriesgarme a abrir una herida en proceso de curación ya que había sido lastimada recientemente.

Abrí y cerré los puños de mis manos varias veces, estaba tensa, y definitivamente dispersa, suspiré y finalmente agarré la carpeta que buscaba, cerré rápidamente el cajón y volví a la sala.

Las tostadas con mermelada y un vaso de jugo de naranja ya estaban puestos en la mesa, algunos papeles habían sido acomodados a un lado, supuse que para no ensuciarlos.

Tomé asiento y abrí la carpeta, básicamente tenía todos los papeles legales que alguna vez pudiera necesitar en mi vida, incluso mi historia clínica.

—Esto está más completo que el armario de Victoria— murmuré para mí misma, antes de coger un registro de nacimiento —¿No crees que esto puede traerme problemas en el futuro?— sabía que Molly estaba allí parada observándome, esperando mi reacción ante lo que sea que pudiera conseguir allí.

—No, todo es completamente legal, solo supuse que en algún momento querrías tener contacto con la antigua tú— sonaba cautelosa, odiaba cuando Mandy o ella hacían aquello, me trataban como si fuera una dinamita a punto de explotar.

—Lo único que necesito para tener contacto con la antigua yo es mirarte a la cara, Molly, incluso con Mandy funciona igual, solo necesito aquello, un papel no tendrá un efecto más poderoso— pase mi dedo por el nombre escrito allí —siempre me gusto la doble ene y todo aquello, una lástima que no sea una parte de mi realidad— tomé aire —Bueno, al menos tengo salud que es lo importante— seguí buscando en los papeles.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora