Capítulo 59

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—Los noto algo sorprendidos— mi abuelos los observaba con una sonrisa burlona en el rostro, incluso parecía complacido —No ven noticias, me alegra, así no escuchan toda la mierda que pueden decir los medios— lo miré alzando una ceja —Soy muy mayor para saber que puedo decir y que no, definitivamente esa palabra puedo decirla.

—Solo una vez a la semana, señor— interrumpió Serge —Recuerde lo que dijo su esposa— sonrío, la abuela, ella no tenía idea de lo que pasó.

—Sí, sí, lo sé, no le digas y ya está, se soluciona todo— el jefe de seguridad estaba a punto de decir algo, pero me abuelo lo interrumpió una vez más —Bueno, como ahora saben quien soy, podemos continuar con la presentación, sé quien es Darren, pero— miró a Conor —No tengo la menor idea de quién es usted, jovencito— pude sentir la mirada que le lanzó a nuestras manos entrelazadas.

—Connor Foreman, gusto en conocerlo, señor Altea— Connor le ofreció su mano al abuelo quien no dudo en tomarla, y sonreír después del apretón.

—Me agradas muchacho— asintió —Ahora sí, a lo que vinimos— Papa Claude  me mira y tomó aire.

No estaba muy segura de por donde empezar o de cuales eran las palabras perfectas para iniciar la historia, la verdad me rehusaba a dar muchos detalles, simplemente no me creía capaz de decir todo de frente y en voz alta, además ¿cuál sería el punto de la carta que le escribí a Connor para San Valentin si lo hago?

—Supongo que todos saben que mis padres murieron— mis tías miran al suelo, mientras quienes desconocen la historia, me observan —Bueno, ese día también morí yo— la mano que sostiene mi novio es apretada, no había que ser un genio para saber que él quería que lo mirara, pero no me sentía en la capacidad de hacerlo.

—¿También moriste?— Darren sonaba confundido —¿Cómo una experiencia cercana a la muerte o algo así?— sonreí, ojala fuera eso.

—No exactamente— me sobó la frente, siento un pinchazo en la cabeza —Realmente solo mis padres murieron esa noche, pero oficialmente murió toda la familia— no estaba segura de su se entendía.

—Se declaró a la prensa que incluso mi nieta había muerto por asuntos de seguridad— dijo mi abuelo al ver la cara de confusión de Darren.

—¿Por qué? ¿Por qué incluso la prensa estaría interesado en ese asesinato? No entiendo— Darren se pasó una mano por el pelo y no permitió que Mandy le cogiera la mano, lo entendía, debía estar confundido.

—Aunque hace quince años no era el Primer Ministro, sí estaba en campaña para ser parte del Parlamento de nuevo, ya era una figura política reconocida en el país, y digamos que mis ideas no están muy encaminadas a lo que en ese entonces se esperaba— mi mirada se mantiene en el abuelo —Habíamos recibido varias amenazas contra nuestra vida, pero nunca pensé que atacarían a mi familia en vez de a mi— puedo ver como apretaba su puño —Me arrebataron a mi hija y a mi yerno para demostrarme que sus advertencias iban en serio— sus labios y nariz se fruncen —Lección aprendida— respiró profundamente —La única forma de mantener a salvo a Gaia era si ella desaparecía con sus padres, así que lo hicimos— sin pensarlo mi mano aprieta la suya.

—Si aun queda alguna duda, mi nombre de nacimiento es Gaia Hansen Altea, pero desde los seis años soy Sophia Jones, suena menor cool ¿no?— reí de manera incomoda, porque realmente estaba incomoda —Entré al programa de protección, y mi abuelo pidió asilo político para mi en este país— un apretón de Connor, pero no era capaz de mirarlo, sentía que si lo hacía me iba a derrumbar.

—Anastasia y Cathrine— el abuelo señaló primero a Mandy y luego a Molly —Fueron tomadas como parte del trato porque su hermano había sido asesinado y ahora las estaban persiguiendo a ellas, estaban a punto de empezar la universidad así que se considero una buena excusa para sacarlas del país— respondió la duda de cómo ellas habían sido arrastradas tras de mi, también habían recibido amenazas.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora