Capítulo 52

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—¡Feliz cumpleaños!— me quejó al recibir un impacto en el abdomen, aun no terminaba de abrir los ojos y ya me estaban atacando.

—¿Quién dijo que los golpes son buenos regalos?— me quejó mientras trataba de alejar de mi lo que sea que estuviera en mi estomago.

—Auch, mi cabeza— Danna se quejó, con eso supe quien era la causante de mi dolor.

Limpió mis ojos y los abro intentando enfocar bien la escena, tardé unos segundos, pero cuando logré ver bien a quien estaba frente a mi, quise desaparecer debajo de mis cobijas una vez más.

—¿En serio, Connor? ¿Qué te costaba esperar a que me bañara?— me cubrí de nuevo con la cobija y lo escuché reír, aun no hablaba, pero ya no tenía problema con reír —No es por enojarme, y que el gesto no es dulce— digo aun con las cobijas cubriéndome —Pero aun no suena el despertador y me han arruinado el sueño de belleza, si alguna espinilla hace aparición en mi bello rostro prepárense para la venganza— intenté medio arreglarme mientras estaba debajo de la cobija y salí.

>>Ahora sí, venga ese pastel— otra ronda de risas y el pastel rosado con una vela en la parte superior fue traído frente a mi.

—Pide un deseo— dijo Darren.

Los observé a todos por un momento, analizando las caras de cada uno, me detuve un poco más de lo normal en la de Connor, quien en medio de mis dos tías parecía encajar, como si fuera familia, como si llevara toda una vida allí, en ese espacio, estando cerca. Lo volví a mirar al terminar el recorrido de los rostros y cerré los ojos.

Deseo ser completamente feliz.

Soplé las velas sin abrir los ojos, aferrándome a la sensación de que ello se iba a cumplir, de que las sensaciones de desconcierto, de miedo iban a desaparecer y ser remplazadas por lo incierto, por sueños, por el futuro, por amor, por lagrimas que no eran de pasado, sino del presente. Deseaba vivir a plenitud.

—Aunque me despertaron temprano, los quiero— abrí los ojos —Ahora, muy lindos y todo, pero tengo que ir al baño— me puse de pie —Quiten, quiten, les pediría permiso pero no se lo merecen y hoy es mi cumpleaños, no me pongo una corona porque no tengo— tomé mi toalla y estaba a punto de empujar a Connor quien estaba ubicado entre la salida y yo.

Antes de que pudiera decirle algo, él sacó una corona que sostenía en la mano y la puso sobre mi cabeza, no pude evitar sonreír.

—Eres el mejor novio— él se encogió de hombros, ahora quítate que el baño me llama.


Cuando finalmente estaba lista, todos estaban en el comedor esperando por mi para comer, todos menos Danna quien ya tenía la mitad de un panqueque en su estomago.

Llegué con mi jean negro apretado, mi nueva blusa lila de botones una talla más grande que la que necesitaba y unos botines negros, no quería decir que me veía hermosa, pero lo hacía, más con el maquillaje que me había aplicado y la corona en mi cabeza, hoy iba a ser la heredera al trono solo porque quería y podía, aunque legalmente no lo fuera.

—Cuando llego, ustedes se ponen de pie— niego con la cabeza mientras camino hacia la mesa donde continúan sentados —Para vivir en un país con monarquía sus modales son menos mil.

Me senté al lado de Connor y le sonreí antes de besarlo brevemente.

—Es lindo verte en las mañanas— él tomó mi cara entre sus manos y besó mi frente manteniendo los labios allí un poco más de lo necesario —Yo también te amo— lo murmuré solo para él.

El PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora