Connor se puso rígido, sus brazos a mi alrededor soltaron su agarre y sus ojos de repente dejaron de expresar sentimientos.
—No es real esto ¿cierto? Debo estar soñando, no hay forma de que tú, Connor Foreman, el HDSPH me esté preguntando a mí, la que nunca se calla, la que no tiene padres y que su familia básicamente se desentendió de ella los primeros años de su vida, sobre ser su novia, creo que no tienes que esperar mi respuesta, está dada desde que la escribiste. Sí, sí quiero ser tu novia.
Todo su cuerpo perdió la tensión, se relajó, volvió a ser ese que solo yo podía ver, ese hombre que no se escondía detrás de nadie, volvía a ser mi Connor Foreman.
—Si así es la propuesta de ser novios, tienes que superarte para la de casamiento— Connor me miró asustado por un momento —¿Muy pronto para ello?— solo asintió —Sí, pienso igual, por eso te estoy dando unos años para que te entrenes y lo prepares todo perfecto.
Rió, Connor Foreman estaba riendo a causa de mi vomito verbal, y nunca se sintió tan bien decir tantas tonterías en menos de un minuto. Valía la pena solo por ver su cara iluminarse, sus ojos brillar mientras se volvían rendijas, sus mejillas moverse para cambiar la forma de su rostro y volverlo más atractivo si eso era posible, sus labios separarse y dejar salir una de las melodías más hermosas, relajantes y únicas que deben existir en el mundo: su risa.
Podía quedarme toda mi vida viendo su sonrisa, escuchando su risa, y luego de repente lo entendí, tenía toda una vida para verla y escucharla, para llamarla mía aunque fuera él quien la produciera, tenía toda la vida para ser parte de Connor Foreman y para que el fuera parte de mí.
—Tengo un novio, se siente lindo, creo, se supone que las mariposas en mi estomago son una buena señal ¿no?
Él sonrió, puso los ojos en blanco y asintió aun con la sonrisa en sus labios. Lindos y hermosos labios listos para ser besados por mí.
—Oye, novio— Connor acomodó un mechón de pelo detrás de mi oreja —¿Esto significa que puedo besarte cuando quiera, abrazarte cuando quiera, preguntarte dónde estás cuando quiera, hacerte reclamos tontos cuando quiera y todas esas cosas que hacen las novias locas?— alzó ambas cejas —Las palabras claves son: "cuando quiera", por si no quedó claro.
Frunció su ceño, ladeó la cabeza. Parecía meditar cuál era la respuesta correcta, o tal vez la menos tormentosa para su salud mental. Se encogió de hombros y asintió.
Me mordí el labio suprimiendo la sonrisa que mi cara quería formar.
Connor Foreman no sabía en lo que se metía al permitirme todo aquello, ni él ni sus dedos estaban a salvo a mi merced, o tal vez yo estaba a la merced de ellos, detalles que aun no definía.
Tomé su mano derecha y acaricié cada dedo, su mano era suave, sus dedos largos, si los dedos pueden ser tonificados, los suyos definitivamente lo estaban. Acerqué su mano a mis labios, besé sus nudillos, uno a uno, antes de apoyar mi frente contra ellos.
—Yo también tengo mi pasado— me separé para mirarlo a los ojos, pero mantuve una parte de mi cara en su mano —Pero aun no estoy lista para contarlo todo. Prometo hacerlo, pero no hoy ¿eso está bien, novio?— pronuncie novio con duda, no sabía si mi respuesta le gustaba o si esperaba que yo hablara de mis demonios, como él lo había hecho conmigo.
Tenía miedo, no miedo a ser rechazada, pero miedo a ver en sus ojos el reflejo de la lastima, de ver más la forma en que me miraba, no quería cambiar ante sus ojos, no quería ser frágil, no ante él.
Connor alejó su mano de mi cara. Cerré los ojos con fuerza, ese era el final y apenas era nuestro inicio, las cosas no parecían durar mucho en mi vida.
Tomó mi rostro entre sus dos manos. Me miró con cuidado y por un largo momento. Sentía sus dedos acariciar mis mejillas, casi como si no pudiera creer que las estuviera tocando, o tal vez era yo que no creía quien me estaba tocando.
Acercó su rostro a el mío y me besó.
Sus labios eran suaves y el contacto con los míos parecía irreal. Mi pecho se apretó, el pulso estaba acelerado, parecía que había un zoológico en mi vientre, y no había frío en mi interior, era casi como haber sido arropada con una manta. Dio pequeños besos sobre mis labios antes de alejarse y mirarme a los ojos.
—¿Esto es un "está bien, novia" o un el último beso? Porque si es el último beso déjame decirte que lo hiciste mal, se da con pasión así como: no quiero dejarte ir, pero debo hacerlo. Como si quisieras devorarme, Foreman, en se...— me interrumpió besándome, definitivamente amaba su forma de callarme, aunque me gustaba más la que siempre implementaba cuando estábamos... mmm ¿entre las sabanas?
>>¿Lo tomo como un "esta bien, entiendo, novia"?— lo vi poner los ojos en blanco antes de asentir.
Sonreí, nunca lo admitiría, pero ese gesto solo me hacía sentir más segura con él y me daba esperanzas de que no me miraría con lastima una vez lo supiera todo. Tal vez Connor Foreman era mi sueño realidad, aunque yo fuera su pesadilla, pero una pesadilla nunca se vio tan sexy.
Apoyó su frente contra la mía, cerré los ojos aun con la sonrisa en mis labios, no estaba segura de si todo era un sueño, pero no quería ser despertada, nunca me había sentido tan en paz como en ese momento, como en ese lugar, como entre los brazos de Connor.
Con Connor Foreman estaba en casa.
Twitter: deeplittlething

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El Pianista
RomantikSophia Jones es todo lo que no esperarías que fuera, al menos con un pasado como el suyo, es alegre, extrovertida, sarcástica y básicamente nunca se calla. Connor Foreman es todo lo contrario, no habla, trata de no expresar nada y está tratando cons...