—Estás extrañamente callada, Sophia, ¿ha pasado algo?— Christian West estaba sentado frente a mí, con la libreta sobre la pierna derecha que tenía cruzada sobre la izquierda, y un lapicero en su mano.
Me encogí de hombros y West frunció más el ceño, miró a Connor en busca de respuestas, este también tenía los ojos sobre mí y se podía ver claramente como sus cejas estaban hacia abajo. Lo miré por un costado de mi ojo, mi novio lucía tan sexy con su ceño fruncido, sus labios apretados y la mano al lado de la mía abriendo y cerrando en forma de puño.
Me mordí el labio para suprimir mi risa. Ambos estaban desconcertados y eso me encantaba, para que todo funcionara los dos debían creer que algo estaba mal. Sabía que Connor moría por agarrarme de la mano, lo había intentado los primeros veinte minutos de la sesión, había sido duro, pero aleje mi mano cada vez que la tomaba.
Que duro es dejar ir esos dedos, evitar que me toquen y me acaricien, todo sea por molestar a West. Definitivamente debo planear charadas las cuales afecten a Christian West y no a mí, no lo pensé bien. Culpo a Darren, sí, a Darren.
—Soph— miré al psicólogo, seguía siendo extraño el ser llamada así por él —¿Estás bien?— dejo a un lado el lapicero y la libreta —Si hay algo mal, puedes decirlo, podemos hacer que Connor se retiré si te hace sentir mejor— el mencionado gruñó haciendo que West lo mirara con interés.
Sonreí, ese era mi novio, lindo como un tigre. Una mirada al reloj de arena en la mesa y supe que era el momento.
—En realidad, West, necesito que Connor se quede— la mirada del psicólogo regreso a mí —No sé como decir esto, pero...— me giré hacia Connor y tomé sus manos entre las mías.
Le guiñe un ojo a Connor y miré a West.
—Tengo novio— vi a West abrir la boca para hablar, pero evité que lograra modular palabra cuando besé a Connor.
Mi sexy novio no tardo en responder al beso, sus labios se movieron lenta y sensualmente. Sonreí sobre su boca antes de separarme y mirar a West. Sus ojos estaban abiertos de par en par, nos miraba sorprendido. Un vistazo al reloj de arena.
—Se acabo la sesión, adiós, West— me puse de pie, tomé a Connor de la mano y lo arrastré detrás de mí.
Susana, la secretaria de West nos miró asombrada, al parecer no era normal tomarse de las manos hoy en día o algo así. Seguí caminando dándome una palmada imaginaria en la espalda, era buena, realmente era buena.
No pude evitar reír una vez esperando el ascensor, probablemente Christian West aun seguía asombrado.
Hubo un din y se abrieron las puertas. Mordía mi labio mientras sonreía, se sentía tan bien perturbar a West.
Connor entró y se posicionó tras de mí, rodeando mi torso con sus brazos. Me apoye en su pecho. Mis dientes no abandonaban mi labio inferior. Había una extraña sensación de paz en mí.
Antes de que las puertas comenzaran a cerrarse, West apareció en el pasillo.
—¡Sophia Jones!— gritó.
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El Pianista
RomanceSophia Jones es todo lo que no esperarías que fuera, al menos con un pasado como el suyo, es alegre, extrovertida, sarcástica y básicamente nunca se calla. Connor Foreman es todo lo contrario, no habla, trata de no expresar nada y está tratando cons...