Cuando terminé de arreglarme pase por la habitación de Silvia a ver como se había levantado toque a la puerta y me recibió ya arreglada.
Ana:
- Hombre Silvia pensaba que estarías todavía en la cama.
Silvia:
- Que va, si yo estoy hecha una chavala, me recupero enseguida.
Ana:
- Ya veo ya. Bueno bajamos a desayunar? Tengo una hambre que me muero.
Silvia:
- Claro me calzo y bajamos.
Me senté al lado suyo a esperar que terminara .
Silvia:
- Oye nena que ayer iba un poco borracha, pero no tanto como para no darme cuenta de tus bailecitos con Pablo.
Ana:
- Pero que dices tía, pues un baile normal tampoco fue...
Silvia:
- Aaaa, pero tendrás poca vergüenza Ana Morgade Pérez. Mentirme así a la cara, como si me fueras a engañar o algo.
Ana:
- Jajajajaja, bueno a lo mejor algo pegaditos si que bailamos.
Silvia:
- Nena que llevabais un calentón importante.
Ana:
- Bueno tampoco te pases.
Silvia:
- Vale lo que tú digas jajaja. Vamos a desayunar.
Dejamos la conversación a un lado, la verdad es que a Silvia no le podía mentir por mucho que quisiera. Cuando entramos en el comedor estaban todos los compañeros desayunando y quedaban libres nuestros dos sitios. Supongo que Pablo lo había hecho aposta porque el sitio de su lado estaba vacío. Silvia y yo cogimos nuestros desayunos y nos fuimos a la mesa.
(De camino a la mesa)
Silvia (susurrando):
- No corras Morgade que te dejo a su lado.
Ana:
- Que imbécil eres jajaja.
Nos fuimos riendo de camino a la mesa y nos sentamos a desayunar con nuestros compañeros.
Falete:
- Hombre aquí están la fiesteras de la edición, que lo disteis ayer todo chochos.
Edu:
- La Morgade sigue en forma, no veáis lo fiestera que era cuando estábamos en Buenafuente.
Ana:
- Si todavía tengo aguante jajaja.
Ruth:
- Y no veas cómo te meneas ehh nena que te miraban todos los chicos de la discoteca.
Pablo:
- Si que lo vimos, si. Como para no mirar.
Silvia:
- Si unos miraron más que otros. Dijo mirando a Pablo.
Le di un codazo en ese mismo instante, y en ese momento todos empezaron a reírse. Mierda. Todos se habían dado cuenta de lo que había pasado. Enseguida cambiaron de tema y nos pusimos a hablar y a reírnos. Estábamos en medio de una conversación cuando note que Pablo me tocaba la pierna para llamarme.
Pablo:
- Estas preciosa recién levantada.
Me sonroje al instante y pensé que si me veía guapa recién levantada ya me veria guapa de todas las manera, porque la verdad es que no tengo muy buen despertar.
Ana:
- Le dijo la sartén al cazo.
Pablo:
- Perdona? No nos puedes comparar. Yo no tengo esos ojazos. Ni puedo hacer magia con ellos como haces tú.
Iba a contestarle cuando Silvia me salvo, por asi decirlo porque seguro que iba a contestarle una cretinez como de costumbre.
Silvia:
- Ana cuenta la que liamos cuando nos fuimos de viaje a Mallorca.
Nos pusimos a contar anécdotas y toda la mesa se partía con lo que contábamos, la verdad es que la habíamos liado mucho en los viajes que hacíamos. Porque Silvia y yo tenemos una promesa que hasta día de hoy seguimos manteniendo y eso hace que nuestra amistad sigua intacta y se fortalezca con los años. Una vez al año hacemos un viaje las dos solas. Sin nadie más, para cuidarnos y mimarnos sin que nadie nos moleste y sin ninguna distracción, solo ella y yo.
Los ensayos terminaron y todos salimos juntos a la puerta a despedirnos. Entre risas y abrazos la gente se fue yendo cuando...
Pablo:
- Adiós preciosa. Ya estoy contando los horas para volver la semana que viene.
Ana:
- Adiós, no lo cuentes en horas, hazlo en días que se te hará más corto. Le dije guiñándole un ojo.
Fui a despedirme de Silvia que era la que me quedaba.
Ana:
- Bueno nena, hasta la semana que viene.
Silvia:
- Que? De eso nada tu hoy te vienes a casa a dormir y a estar con tu ahijada, que como se entere de q has venido y no has ido a verla se pilla el berrinche.
Ana:
- Ayyy sii. Que la echo mucho de menos.
Cuando llegamos a su casa deje las maletas en la entrada y enseguida escuche unos pasitos venir hacia mi corriendo mientras gritaba con esa voz tan dulce.
Joana:
- Tía Anaa.