Ya había pasado unos días de todo ese jaleo de la prensa, la verdad es que me habían dejado un poco tranquila, aunque aún seguían esperándome en la puerta de mi casa pero cada vez era menos agobiante. En TCMS no había vuelto a ganar una gala, lógico por otra parte. Íbamos de camino a Barcelona, esta semana era la última antes de navidad. Me tocaba hacer de Penélope Cruz, bueno...
Esta semana está muy ilusionada venia a grabar con nosotros Andreu y pasaría estos días en el hotel con nosotros, la verdad es que me encanta tenerlo por aquí, sobretodo porque Silvia demuestra aun más si cabe su felicidad. Cuando llegamos al hotel fuimos directamente a las habitaciones a dejar las cosas, cuando salíamos nos cruzamos con la parejita.
Ana:
- Hombre pareja. Buenos días.
Andreu:
- Bon día Anita.
Ana:
- Y la niña? No la habéis traído?
Silvia:
- No, esta con mi madre, estos días son para nosotros.
Pablo:
- Pues muy bien que hacéis, así os relajáis y disfrutáis un poco.
Andreu:
- Pues sí que no nos viene mal.
Pablo:
- Mira así esta noche podemos salir de fiesta un poco.
Andreu:
- Bua genial me apetece mucho, hace tiempo que no salgo de fiesta, asi como los jóvenes de ahora.
Ana:
- Abuelo no se emocione que alomejor no aguanta el ritmo.
Andreu:
- Pero si estoy hecho un chaval.
Silvia:
- Bueno pues esta noche lo vemos a ver quien aguanta mas.
Andreu:
- Me estáis retando?
Ana:
- No que vaa.
Pablo:
- No te preocupes Andreu esta noche les demostramos a estas quien aguanta más, van a flipas jajaja.
Ana:
- Uuhh que miedo jajaja.
Seguimos un poco más con el cachondeo mientras bajamos a desayunar, allí estaban nuestros compañeros pero con la presencia de Andreu parecía que solo existiéramos nosotros cuatro, no parábamos de hablar y recordar la época de Buenafuente y lo bien que nos lo pasábamos.
El día paso entre ensayos y los preparativos para la gala del día siguiente, cuando me quise dar cuenta ya era la hora de cenar, los compañeros habíamos quedado de acuerdo en arreglarnos un poquito y después irnos de fiesta, en la cena ya empezamos con el vino, cuando terminamos notaba como mis mejillas ardían. Los chicos que seguían empeñados en demostrarnos que ellos tenían más aguante que nosotras y la verdad es que con la tontería de la cena ya estaban un poco piripis.
Cuando terminamos de cenar nos dirigimos a la discoteca del hotel, que no se porque ese día estaba más frecuentada de lo habitual. La verdad es que había un ambientazo, cuando llegamos había bastante gente y con un buen rollo increíble. Conforme entramos la música invadió nuestros cuerpos y nos pusimos en medio de la pista a darlo todo. Silvia, Ruth y yo estábamos bailando cuando note que me cogían por la cintura.