Llegamos a casa de Silvia y deje la maleta en la habitación y baje a ver a Joana que estaba jugando en el salón, no se había dado cuenta que había llegado así que aproveche y me acerque por detrás sin que me viera y la cogí en brazos.
Ana:
- Enanaaa.
Joana:
- Tiaaa.
La gire y se engancho a mí como un monete. No paraba de darme besos y me cogía la cara con esas manitas tan pequeñas. Cuando se le paso la euforia volvió a su posición habitual cuando estaba en mis brazos, con la carita apoyada en mi pecho y la mano cogiéndome el pelo de la nuca.
Andreu:
- Buenas Ana. Gracias por quedarte con la niña, la verdad es que necesitamos una noche para nosotros que con la niña no paramos.
Ana:
- No te preocupes hombre, sabes que me encanta estar con la enana. Y además asi pasamos día de chicas verdad Joana?
Joana:
- Sii, día de chicaaas.
Andreu:
- Qué suerte tienes de tener de madrina a la tía Ana ehh Joana? Ya te darás cuenta cuando seas más mayor. Porque tu padrino no te hace tanto caso jajaja.
Ana:
- Pobre Berto que él tiene tres jaja.
Andreu:
- Bueno chicas voy a ir arreglándome que tengo mucha faena para ponerme guapo.
Ana:
- Vale jajajaja.
Silvia y Andreu bajaron al rato ya arreglados para irse, aún era pronto sobre las 6, pero iban a pasar antes por el hotel para coger su llave y bueno supongo que para más cosas, pero tampoco iba a preguntar eso ya me lo contaría Silvia al día siguiente, somos unas marujas.
Cuando la vi bajar abrí la boca un palmo, estaba preciosa, bueno Silvia era preciosa pero ese día estaba espectacular. Andreu también iba guapo pero es que realmente a Andreu no lo veo como un hombre, es el marido de mi amiga, en ese momento dejas de verlo como puedes ver a otros hombres.
Ana:
- Silvia estas preciosa!!!
Silvia:
- Gracias nena. Ya sabes que si pasa cualquier cosa me puedes llamar.
Ana:
- Tranquila estaremos bien, no os preocupéis y pasarlo genial.
Andreu:
- Bueno chicas que os lo paséis muy bien vosotras también.
Le dio un beso a Joana que estaba otra vez en mi brazos y me dio otro a mi en la frente, como era costumbre ya. Silvia se despidió de su hija y me dio un beso a mi también y salieron por la puerta.
Ana:
- Bueno Joana nos hemos quedado solas.
Joana:
- Uy que pena. Dijo la niña ironizando.
Ana:
- Pero bueno que brujilla estas hecha. Eso seguro que te lo ha enseñado tu madre jajaja. Que quieres hacer ahora enana?
Joana:
- Parqueee!
Le prepare la merienda a la niña, ya que íbamos a pasar lo que quedaba de tarde por ahí y luego tenía pensada llevarla a cenar a algún lado que le gustara. Cuando ya la tenía preparada cogí el carro y monte a la niña en el. Durante todo el camino la niña iba hablándome, la verdad es que tenía mucho desparpajo para ser tan pequeña, y yo no podía parar de reírme, se me caía la baba con ella.
Cuando llegamos al parque la baje del carro y enseguida se fue a los juegos corriendo. No le quitaba el ojo de encimas, enseguida se puso a jugar con otros niños. Cuando ya llevaba un rato jugando fui a por ella.
Ana.
- Joana cariño ven que es hora de merendar.
Joana:
- Voy tía, pero ven a ver cómo me tiro en el tobogán.
Fui con ella y nos entretuvimos un rato jugando las dos, la cogí en brazos y la lleve al banco a darle la merienda, le daba el bocadillito a trozos y le iba dando traguitos al zumo también. Mientras estábamos ahí se acercaron a algunas madres y me preguntaban si era Ana Morgade, al confirmárselo me decían que no sabían que tenía una hija y entonces les tenía que explicar que no era mi hija sino la de Silvia. Alucinaban un poco, supongo que era porque no sabían que éramos tan amigas, hasta el punto de que me quedara con su hija una tarde.
Cuando le di la merienda deje que la niña siguiera jugando un rato, pero en ese momento me di cuenta de que había un paparazzi haciéndonos fotos. No me hizo mucha gracia así que decidí llevarme a la niña a otro lado para que no nos molestaran, sabía que esas fotos saldrían en algún lado, y así fue a las semanas salieron en una conocida revista.
Ana:
- Joana cariño ven que nos vamos.
Joana:
- Ya tia? Vamos a quedarnos un poquito más.
Ana:
- No cariño que te voy a llevar a un sitio súper chulo, ya verás.
Joana:
- Valee.
Metí a la niña en el carro y fuimos a un centro comercial que había cerca. Cuando llegamos nos dimos una vuelta por allí y después lleve a Joana a un parque de bolas. Estaba encantada jugando, de arriba para abajo, no paraba de saltar y reírse. Y yo no podía parar de mirarla feliz.
Cuando ya era casi la hora de cenar avise a la niña para que saliera del parque de bolas y tranquilizarla un poco antes de ir a cenar.
La estaba calzando cuando le pregunte.
Ana:
- Cariño que quieres para cenar?
Joana:
- Hamburguesa tia. Racronald.
Ana:
- Jajajajajajajaja. McDonald?
Joana:
- Siii! Dijo mientras aplaudía.
No quería ir en el carro así que la deje que fuera andando cogida de mi mano, no estaba lejos la verdad, estaba en el mismo centro comercial pero en diferente planta, había que andar un poco. Lógicamente cuando llevábamos poco rato la niña se canso de andar.
Joana:
- Tía bracitos.
La cogí en brazos y se puso en su posición habitual, mientras con la otra mano arrastraba el carro. Llegamos y puse a Joana en la trona y le pedí un menú infantil, para mí un menú de adulto lógicamente.
Estaba dándole la cena cuando de repente.
Pablo:
- Ana?
Ana:
- Pablo?