Ana:
- Hola Pablo.
Pablo:
- Hola preciosa.
Ana:
- Pasa algo?
Pablo:
- No, solo quería escucharte y hablar contigo un rato. Estas ocupada?
Ana:
- Para ti tengo tiempo. Dije sonrojándome.
Las chicas escuchaban la conversación atentas y no paraba de reírse al ver que me ponía tan tontita. Así que decidí irme a mi habitación para hablar más tranquila.
Pablo:
- Que haces?
Ana:
- Pues estoy en casa con Anna y Cris que han venido a cenar, pero vamos que seguro que se quedan a dormir porque nuestras noches de chicas siempre se alargan jaja.
Pablo:
- Si te estoy cortando el royo dímelo y hablamos en otro momento.
Ana:
- Ya te he dicho que tú no me molestas nunca. Todo lo contrario. Y tú qué haces?
Pablo:
- Pues estoy en Málaga que he venido a ver a la familia. Que con tanto trabajo no los veo casi.
Ana:
- Jo tiene que ser bonito Málaga, yo nunca he estado allí.
Pablo:
- Uy eso no es problema, ya te traeré yo a verlo y te enseñare rinconcitos preciosos que conozco por aquí.
La conversación siguió un rato y yo no podía quitar esa sonrisa de tonta cada vez que escuchaba su voz.
Cuando salí pille a las chicas escuchando al otro lado de la puerta.
Ana:
- Pero de qué vais? Seréis cotillas jajaja.
Anna:
- Uyy pues yo no he estado nunca en Málaga. Jajajaja.
Cris:
- No si tú nunca molestas... jajajaja.
No paraban de hacerme la burla las muy perras, no paraban de reírse y terminaron contagiándome su risa. Como bien había predicho las chicas se quedaron a dormir y al día siguiente me acompañaron al ave, ya me iba a Barcelona. Lo estaba deseando, deseaba ver a ese hombre que hacía que se me paralizara el corazón con solo mirarme.
Cuando baje del ave estaba Silvia esperando como siempre, nos tomamos un café y hablamos de nuestras cosas.
Llegamos al hotel y fui a mi habitación a instalarme, me estaba maquillando en el cuarto de baño cuando escuche ruidos en la habitación de Pablo, ya había llegado. Fui corriendo hasta la habitación de al lado y toque a la puerta.
Pablo:
- Hola princesa.
Sin decirle nada me lance a su boca, estaba deseando probar sus labios que hacía días que no me tocaban. Continué besándolo con mucha pasión, estaba desenfrenada, solo me separaba de él para respirar. Pablo me cogía de la cara mientras le besaba, su lengua me sabía a gloria y se entrelazaba con la mía a la perfección. Nos sentamos en el sofá que había en la habitación. Yo estaba encima de él y no paraba de acariciar mi cuerpo y bajaba hasta el culo, yo no paraba de moverme encima de él. En ese momento le sonó el móvil.
Pablo:
- Mierda, justo ahora.
Ana:
- Cógelo anda.
Me quite de encima de él y fue a por el móvil.
Pablo:
- Dime Edu.
Edu:
- Tío que haces? Ángel te está esperando para los ensayos.
Pablo:
- Ostia tío se me ha ido la pinza con la hora.
Edu:
- No pasa nada amigo yo te cubro, hago el ensayo antes que tú y así llegas tú para mi hora.
Pablo:
- Gracias hermano.
Edu:
- De nada colega, pero vente ya aquí que como te busquen te van a pillar.
Pablo:
- Tranquilo ya voy. Hasta ahora,
Estaba escuchando la conversación y sabía que se había estropeando el plan. Pablo me miraba como un niño pequeño cuando se le cae un helado al suelo y yo no podía evitar reírme.
Pablo:
- Bueno ya has oído, tenemos que ir a los ensayos.
Ana:
- No pasa nada, esta noche me debes una. Le dije mientras me mordía el labio.
Pablo:
- Te lo compensare princesa ya verás.
Pegamos nuestras frentes y nos miramos a los ojos. Estaba muy cómoda así, tan cómoda que me daba miedo. Pero era una sensación que me enganchaba más y más a él.
Pablo:
- Eres preciosa, no sé si te lo he dicho antes?
Ana:
- Jajajaja. No creo que no me lo has dicho.
Pablo:
- Jajaja. Pues te lo digo otra vez, eres preciosa. Y te lo diré todos los días si hace falta.
Nos besamos durante unos minutos más, no podíamos separar nuestros labios, pero finalmente fuimos a los ensayos. Pasaron rápido y después nos dirigimos al comedor todos juntos.
Estábamos conversando entre risas, Pablo y yo no parábamos de lanzarnos miradas cómplices. En un momento dado Ruth que estaba a mi lado se acercó para decirme algo.
Ruth:
- Nena disimulad un poco que se va a dar cuenta toda la mesa.
Ana:
- Que... pero de que hablas?
Ruth:
- Ayy Anita que ya te voy conociendo mejor y veo esa cara de tontita que pones cuando lo miras. Y a él, a él se le cae la baba mirándote, incluso cuando tú no miras.
Ana:
- Si de verdad? Bueno Ruth no me importa que tu lo sepas, eres mi amiga al fin de al cabo. En tan poquito tiempo he conocido a dos personas muy especiales aquí, una es Pablo y la otra eres tú, no sé como la vida me está haciendo este regalo tan grande.
Ruth:
- Joo Anita eres tan bonita, no me extraña que Pablo se haya fijado en ti. Ven tonta dame un beso.
Le di un beso a Ruth, sincero y lleno de amistad.
Edu:
- Iros a un hotel, hombree.
Todos empezaron a reírse y así continuamos toda la comida. Por la tarde teníamos más ensayos, a mí se me hicieron un poco largo estaba deseando que cayera la noche para poder estar con Pablo. Después de la cena, estuve un rato hablando con las chicas y decidimos irnos ya a dormir, bueno a dormir...
Cuando estaba en mi habitación, escuche los toquecitos en la pares, que ya eran costumbre para mí. Los devolví en respuesta y enseguida los volví a escuchar, pero ahora en la puerta, fui corriendo a abrir. Pablo estaba apoyado en el marco de la puerta.
Pablo:
- Tenemos una cuenta pendiente.