Capítulo 5.

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Ana:

- Cariño mioo. Ven aquí.

La niña salto a mis brazos y yo la cogí y la abrace muy fuerte. Joana puso su carita en mi pecho y con la otra mano me acariciaba el pelo de la nuca. Era una manía que tenía desde pequeña, le gustaba quedarse así un rato, yo creo que era porque le gusta notar el latido del corazón, también lo hacía mucho con su madre.

Cogimos las maletas y las subimos a la habitación de invitados. En ese momento vi a Andreu.

Andreu:

- Hombre Anita.

Me dijo mientras me daba un beso en la frente.

Andreu:

- Te quedas esta noche?

Ana:

- Sí, me quedo hoy y ya mañana me marcho. Que mañana tengo curro.

Andreu:

- Muy bien Anita, esta tarde te llevaras a la niña por ahí no? Plan de chicas imagino.

Ana:

- Hombre, lo dudas? Jajaja.

Andreu:

- No, no ya estoy acostumbrado jajaja. Bueno ya sabes donde esta todo en esta casa. Sírvete. Voy a trabajar un poco.

Ana:

- Muy bien Andreu.

Cuando terminamos de dejar las maletas vestimos a la niña para llevarla al parque, la metí en el carro y nos fuimos a dar una vuelta.

Llegamos a un parque cercano y bajamos a la niña del carro para que jugara con los demás niños, la verdad es que era una niña muy sociable y no tenía problemas para jugar con los niños del parque. Daba gusto estar con ella ya que siempre escuchábamos ese risilla de fondo que hacía que no pudieras parar de mirarla. Se parecía tanto a su madre, no solo en el físico sino en la manera de ser, tan alocada y risueña como Silvia.

Cuando ya llevábamos un par de horas en el parque decidimos seguir paseando un poco. No la montamos en el carro, iba andando en medio de Silvia y mío, siempre iba hablando, tenía un mucho palique para lo pequeña que era. Hablaba todavía en media lengua, pero estaba tan acostumbrada que entendía cada palabra que me decía.

Joana (con voz de niña pequeña):

- Tía Ana, quiero chuches.

Silvia:

- No Joana, es casi la hora de la cena y si te las comes luego no cenaras.

Automáticamente la niña me miro con esos ojitos que hacían que no me pudiera negar a nada.

Silvia:

- Anaa, noo ehh.

Cogí a la niña en brazos y le susurre al oído:

- Joana pon carita triste.

Y así las dos comenzamos a mirar a Silvia para intentar darle pena.

Ana:

- Mira hacemos una cosa. Compramos chuches pero ahora te comes solo una y el resto para después de cenar o para mañana. Vale?

Silvia:

- Valee. De verdad como la consientes Ana, no me extraña que te quiera tanto, es una fiesta continua cuando esta contigo.

Ana y Joana (A la vez):

- Bieeeen.

Ana:

- Pero ahora solo una vale Joana? Las demás para luego.

Joana:

- Vale tía.

Ya habíamos pasado la tarde de chicas y nos fuimos a casa de Silvia, le dimos la cena a la niña, la bañamos y la acostamos en su camita.

Cenamos nosotros entre risas, la verdad es que Andreu ya me había aceptado como miembro de su familia, no le quedaba otra tampoco jajaja. No, la verdad es que siempre me trato genial y sabía que era alguien muy importante para su mujer, así que también para él.

Cuando terminamos de cenar recogimos la mesa y nos pusimos a hablar.

Andreu:

- Bueno chicas, yo me voy a trabajar, no marujeeis mucho jajaja.

Silvia:

- No tranquilo, adiós.

Ana:

- Adiós Andreu.

Le dio un beso en la boca a Silvia y otro a mí en la frente y se marcho.

Silvia:

- Bueno nena ahora que estamos solas, me vas a contar ya el rollito que te traes con Pablo o qué? Jajaja.

Ana:

- Pero que rollito Silvia? De que hablas?

Silvia:

- Ayy Anita, Anita. Que te conozco. Te gusta mucho o qué?

Ana:

- A ver me parece un chico súper guapo y me gusta cómo me habla, lo poco que hemos hablado me ha dicho cosas muy bonitas y he visto detalles por su parte. Pero de ahí a que me guste nose...

Silvia:

- Te he visto como lo miras nena. Y también como te mira el a ti. Que no te digo que estés enamorada ni mucho menos, pero yo veo un buen comienzo en todo esto.

Ana:

- Tú crees? Nose... es que después de lo de Hugo tampoco quiero nada con lo que comerme la cabeza.

Silvia:

- Nena vi tu comienzo con Hugo, y también lo estoy viendo con Pablo. Y te digo que no hay ni punto de comparación. Además tampoco tienes que tener nada serio de momento. Pero bueno para daros una alegría al cuerpo de vez en cuando.

Ana:

- Pues también tienes razón oye, y luego ya veremos lo que pasa jajaja. Pero no sé, yo lo veo tan dulce que no se...

Silvia:

- Ya se le ve un cacho de pan. Pero bueno luego esos se sueltan la melena y no veas nena, que te va a poner mirando para Cuenca.

Ana:

- Silviaaaa. Que bruta eres de verdad ehh jajajaja.

Con la tontería de la conversación ya se había hecho tarde así que nos fuimos a dormir que no habíamos parado en todo el día. Me metí en la cama y a los dos minutos ya estaba durmiendo.

No habían pasado ni dos horas cuando un ruidito me despertó. Me frote los ojos para centrar mi vista y vi una pequeña silueta en la puerta de la habitación.

Joana:

- Tía, no puedo dormir.

Ana:

- No pasa nada cariño. Ven aquí corre.

Retire las sabanas dando toquecitos en la cama mientras la peque se acercaba corriendo. Se metió en la cama y la tape enseguida para que no tuviera frio. Y así cogidita de mi cuello nos dormimos las dos.

Narra Silvia:

Me levante para beber agua, deberían de ser las cinco de la mañana por lo menos. De camino a la cocina me asome al cuarto de Joana para ver como estaba. Mierda. Donde esta? Cruce el pasillo y de reojo lo vi. Qué imagen más bonita. Mi niña y mi amiga, ahí las dos durmiendo a pierna suelta las tías. Cogí mi móvil y inmortalice la imagen. Me fui a dormir con sensación de paz enorme.

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Por fin,tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora