La cena fue genial, Pablo derrocho generosidad durante toda la velada. Estuvo pendiente en todo momento para que no me faltara de nada. Yo retuve las lágrimas durante toda la noche, una vez más lágrimas de felicidad. En este fin de semana había descubierto que se podía llorar de amor. Era algo que nunca me había pasado. Ni siquiera con Hugo. Sería injusto decir que con Hugo no fui feliz. Porque si lo fui. Durante mucho tiempo me hizo feliz y me hizo sentir especial, por el simple hecho de que un hombre como él se fijara en una persona tan sencilla como yo, porque cuando nos conocimos yo no era tan conocida como ahora, y no le importo, me llevo al paraíso en incontables ocasiones para terminar haciéndome pagar en malos momentos todos los buenos que habíamos vivido. No se lo tengo en cuenta, no es un mal hombre, pero es muy pasional y sus celos hacen que su forma de amar no sea sana y eso quema una relación pero no es mala persona, se que todo lo que hizo era porque me amaba eso no lo dudo. Y la última vez que nos vimos me dejo caer que todavía me amaba. Esa relación fue una montaña rusa, con muy buenos momentos pero ahora que estoy con Pablo me he dado cuenta lo que es una relación de verdad, del amor en su estado más puro, he descubierto todo lo que es capaz de amar mi corazón hasta el punto de que te duela cuando las cosas no van bien, dolor físico. Además nadie había hecho nunca lo que Pablo estaba haciendo por mi. Nadie me había hecho vivir un amor de película, con tanta magia. Yo pensaba que esto solo pasaba en el cine y que ya no quedaban hombres así, hasta que apareció mi príncipe y me hizo darme cuenta que puedo amar a alguien hasta el punto de volverme loca si no lo tengo a mi lado.
Cuando terminamos la cena salimos abrazados del restaurante dirección al parking...
Pablo:
- Que te apetece hacer ahora princesa? Había pensado en ir a tomar al...
Ana:
- Quiero ir a casa. Le dije parándome frente a él y acercándome mucho a su boca.
Ana:
- Quiero ir a casa y hacerte el amor. YA.
Pablo:
- Me parece mejor plan que el que te iba a proponer yo jajaja.
Cuando estábamos en la puerta de casa ya habíamos empezado el festival de besos y caricias. Quería agradecerle en la forma más carnal posible todo lo que estaba haciendo por mí. De la manera más sincera que sabía. Dejando que disfrutara de mí y yo de él.
Entramos en casa y fuimos directamente a la cama, yo subida en Pablo con las piernas rodeando su cintura. Nos tumbamos en la cama y enseguida nos quedamos en ropa interior. Mientras seguíamos con nuestro particular juego...
Ana:
- Espera un momento... Ahora vuelvo.
Pablo:
- Dónde vas?
Ana:
- Ahora vuelvo, no seas impaciente.
Fui a la cocina y cogí una cosa de la nevera que lo había fichado con anterioridad. Fui corriendo a la habitación y me apoye en el marco de la puerta.
Ana:
- Mira lo que tengo... Dije con tono pícaro agitando el bote de nata.
Pablo:
- Ostia que puntazo jajaja.
Fui corriendo a la cama y me tumbe encima de el. Puse un poco de nata en su boca lo mire sensual y con mi lengua lamí toda la nata que había puesto en sus labios.