Eran las 13:30, llegaba como media hora tarde, pero bueno en mí era algo normal. Entre en el edificio saludando a todos lo que encontraba por mi camino, estaba feliz y era algo que no podía ocultar. Mi sonrisa hacia ver el gran fin de semana que había pasado. Entre en mi camerino y...
Irene:
- ANITAAA!
Ana:
- Joder que susto Irene.
Anna:
- Parece mentira que aun no te acostumbres a que usurpemos tu camerino Puchi.
Ana:
- Ya es verdad me tendría que haber acostumbrado ya a tener amigas mu' TONTAS.
Anna:
- Bueno Anita cuenta, cuenta, cuenta... que tal el finde con Pablito?
Irene:
- Eso Morgade que tal con Don Musculitos?
Ana:
- Ayy chicas de verdad que ha sido el mejor fin de semana de mi vida... No sé no puedo explicaros lo especial que ha sido todo. Cuando pensaba que no podía superarse, me impresionaba con algo mejor.
Irene:
- Madre mía Anita, estas muy pillada. Tienes un brillo en los ojos que nunca antes te había visto.
Ana:
- De verdad chicas que sí, estoy muy enamorada, sabéis que yo nunca he sido de gritar a los cuatro vientos mis sentimientos pero ahora, no hay nada que me impida hacerlo.
Anna:
- Joder Puchi te veo tan bien. Sabes que sufrí mucho por ti cuando lo dejaste con Hugo, te vi llorar tantas veces que se me partía el alma. Pero verte ahora así, tan feliz. Me hace pensar que el mundo es un poco más justo.
Ana:
- Gracias nena, jo ya se que lo has pasado mal por mi culpa cuqui, pero ahora no sé quizá sea la magia del principio pero creo que es diferente. Aunque alomejor me equivoco y me vuelvo a dar el ostión como con Hugo. Pero no sé... quiero intentarlo.
Anna:
- Claro que si Puchi, no creo que vuelvas a pasar por lo que pasaste porque Pablo es muy diferente a Hugo, pero si es así y vuelves a darte el ostión como tú dices. Aquí estaré yo para sacarte de ese pozo de mierda... igual que te he sacado otras veces. Igual que me has sacado tú de él un millón de veces. Además no estoy sola, esta Irene, Cris, Sara, Silvia y los chicos.
Todo esto me lo decía mientras acariciaba mi pelo y ponía un mechón detrás de mi oreja.
Irene:
- Es verdad Anita, nos tienes aquí a todos, pero sabes qué? Tengo un pálpito y algo me dice que no va a hacer falta.
Continuamos un rato más con la conversación entre risas, gritos y preguntas indecentes. Cuando ya nos quedaba poco para empezar nos avisaron para ir a cambiarnos de ropa y a maquillaje. Así que nos dirigimos al vestuario a ponernos la ropa para el programa.
Ana:
- Madre mía ya me ha tocado otra vez bastante escotada.
Les dije a las chicas enseñándoles mi vestido y muriéndome de la risa.