Un día antes de la final:
Ya era jueves y la final estaba más cerca que nunca, exactamente a un día. Me desperté por los rayos de sol, me gire y ahí estaba él, como cada día. Su pecho subía y bajaba con el ritmo de su respiración, parecía de lo más tranquilo, y cuando alguien oculta algo no puede estar tan tranquilo. O sí. Nunca se sabe.
Mi cabeza comenzó a dar mil vueltas otra vez, a la vez que el corazón se me aceleraba por el estrés de estos días. Al verlo en un sueño tan profundo vi la oportunidad para investigar un poco.
Me levante y vi su maleta. Si estaba ocultando algo en ella podría haber algo que me ayudara a resolver mis dudas.
Me levante de la cama sin hacer ruido y me acerque poco a poco en su maleta. Busque la cremallera con mis manos y de bueno volví a chocarme con la realidad. Había puesto un candado. No me lo podía creer, un puto candado. Eso no lo había hecho en su vida. Ahora ya si me quedaba una mínima duda esta se disipo. Ya está. Estaba claro. Me ocultaba algo y nada bueno. Estaba con otra seguro. Que podía ser sino...
Nunca nos ocultábamos nada y ahora de repente esto, no me lo merecía.
Estaba con el candado en la mano cuando...
Pablo:
- Que haces?
Ana:
- Ehh... nada...
Pablo:
- Como que nada, que haces con mi maleta?
Ana:
- Ehh menos humos bonito...
Pablo:
- Pero como que menos humo si me levanto y te veo intentando rebuscar en mi maleta.
Ana:
- A ver para empezar pedazo de listo, no estoy intentando rebuscar nada, estaba mirando a ver si mi vestido negro esta en tu maleta porque en la mía no está.
Pablo:
- Pues no está, esta vez no hemos metido nada tuyo en mi maleta.
Ana:
- Te tendré que creer porque verlo no puedo ya que esta el candadito en la maleta. Se puede saber a santo de qué le has puesto un candado?
Pablo:
- Pues se lo he puesto porque no me fio de que me la abrán en el viaje en AVE.
Ana:
- Si ya claro... llevamos semanas viniendo y en el último viaje te da por ponerle candado a la maleta.
Pablo:
- Pues si...
A estas alturas de la conversación los gritos se oían desde el otro lado del pasillo del hotel.
Ana:
- Ya seguro que es eso Pablo? O es que hay algo que no quieres que vea?
Pablo:
- No hay nada en esa maleta que no puedas ver lista que eres muy lista.
Ana:
- Aa no? Pues ábrela...
Pablo:
- Sabes qué? Solo por habérmelo pedido y por el pollo que me estas montando no voy a abrir nada. Vas a tener que fiarte.