Capítulo 13.

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Ana:

- Si la tenemos. Le dije mirándole con lujuria.

Entró en mi habitación y comenzamos a besarnos, llevábamos acumulado el calentón de la mañana, sin separar nuestros labios Pablo me empotró contra la pared de la habitación, continuamos con la pasión desenfrenada. En un momento de descontrol Pablo me arranco el vestido haciendo que los botones salieran disparados por la habitación, tenía la parte de arriba del vestido quitada dejando mis pechos a disposición de él. Comenzó a besarlos y estuvo concentrado en ellos un buen rato, ya estaba acostumbrada a eso. Le quite la camiseta para estar en igualdad de condiciones, le desabroche el botón de los vaqueros y metí mi mano por dentro del calzoncillo, empecé a moverla y pablo gemía en mi oreja. Puso su frente en la mía mientras seguía gimiendo, notaba su aliento en mi cara. Termino de bajarme el vestido y me quede en ropa interior, entonces metió sus manos dentro de mis bragas y repitió mi acción. Al poco tiempo estábamos los dos desnudos, ahí, de pie en la habitación. Me cogió y yo puse mis piernas alrededor de su cintura. Notábamos todas las partes de nuestro cuerpo. Cuando ya no podíamos más.

Pablo:

- Vamos a la cama?

Ana:

- No, en la cama no, aquí.

Me di la vuelta y quede de espaldas a él. Puse mis dos manos sobre la pared, como si me fuera a registrar la policía, arqueando la espalda en posición sensual. El empezó a acariciarme la espalda y a darme besos en el cuello. Cuando llevábamos un tiempo así, me cogió de la cintura, yo seguía de espaldas. Y así con sus manos en la cintura, entro en mí. Yo no pude evitar soltar un grito de placer. Esta vez estábamos más salvaje Pablo marcaba el ritmo ya que con sus manos en mis caderas me movía a mí y se movía el también, haciendo que cada penetración fuera perfecta, y yo solo podía dejarme hacer. Seguía el ritmo rápido y yo no paraba de gritar y gemir, me estaba haciendo ver las estrellas. Al rato puso una de sus manos en mi cabeza y acariciaba mi pelo, manteniendo la otra mano en la posición inicial, en algunos arranque que le daban me cogía el cabello y me giraba para comerme la boca. Cuando estábamos a punto de llegar al orgasmo quito mis manos de la pared y me acercó a él pegando nuestros cuerpos. Agarro mi barbilla y me giro un poco la cara ya que yo seguía de espaldas, me beso y en medio de ese beso llegamos al orgasmo y solté un grito de placer que marcó el final del acto.

Ana:

- Joder ha sido perfecto. Dije con la respiración entrecortada.

Pablo:

- Uff... ya te digo, el mejor polvo de mi vida. Dijo también sin poder respirar.

Ana:

- Si Pablito? Te he dado el mejor polvo de tu vida? Dije de forma picara. Mientras le daba pequeños picos en la boca.

Pablo:

- Si Anita, pero me has dado muchas cosas más jaja.

Nos empezamos a vestir y me di cuentas que la parte de arriba de mi vestido estaba completamente destrozada, le había arrancado los botones.

Ana:

- Ostia Pablo nos hemos cargado mi vestido.

Pablo:

- Enserio?

Ana:

- Si, los botones. Mañana iré a ver si Silvia me lo puede arreglar.

Por fin,tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora