Una nueva vida

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Escribí a los Snape y ellos no tardaron en contestarme:

Para ------:

Nos apena lo sucedido con Severus pero si ya has tomado una decisión la respetaremos. Esperamos que estés bien y siempre estaremos para lo que necesites.

Me sentí mal en parte ellos no tienen culpa, pero no me voy a arrepentir. Di me explicó que sus padres les pareció buena idea y la verdad seguro pasaría la mayor parte del verano con los merodeadores. Entre todo lo sucedido el poco tiempo que quedaba paso muy rápido. Mañana nos volveríamos a nuestras casas, y yo había quedado de noche en la sala común con Sirius para hablar. Cuando me aseguré de que Lily y Di estaban dormidas bajé y nada más salir de la escalera miré hacia los lados y vi a Sirius apoyado en la pared. Se acercó a mi y me beso.

- Cariño te voy a extrañar mucho.- Dijo abrazandome.

- Y yo a ti pero, nos podemos escribir y quedar en casa de James.-

- Dudo mucho que mis padres me dejen salir de casa. Pero haré todo lo que pueda para verte este verano.- Dijo. Esta vez yo le di un beso que el correspondió cuando nos separamos me miró sonriente.

- Y si no nos vemos solo son tres meses, creo que podré aguantar sin ti tres meses.- Dije en broma.

- Lo dudo.- Me sonrió burlón y yo lo miré un poco molesta.- Yo no se si podré.- Dijo algo apenado. Lo miré tiernamente y nos volvimos a besar. Yo me fui a dormir y él creo que se fue después.
Al día siguiente me levanté algo tarde me puse una camiseta blanca que venia con manchas de pintura. Unos pantalones piratas negros y unas sandalias blancas. Bajé porque mis amigas no estaban. Cuando bajé las escaleras me encontré con Remus y Sirius hablando.

- Chicos que hacéis aquí todavía?- Los dos se giraron a verme y Sirius sonreía feliz, y al ver esa sonrisa la mía se ensancho.

- Esperarte Nevada. Eres una auténtica dormilona.- Dijo Remus.

- Si, oye es el último día dame un poco de cuartel.- Dije medio ofendida. Sirius río por mi comentario.

- Vamos a desayunar si te parece.- Dijo Sirius abriendo el cuadro. Y cuando salimos mi sonrisa se borró de mi cara, me encontré con la persona que menos ganas tenia de ver en este mundo.

- Hola --------. Podemos hablar en privado?- Dijo Quejicus con la voz algo apagada.

- No pienso hablar contigo ni tampoco escucharte. A por cierto la ultima vez se me olvido devolverte esto.- Dije con ira. Arranque el collar que me había regalado de mi cuello y se lo di en la mano. Él me miraba con los ojos cristalizados y yo bajé las escaleras a paso firme. Aunque por dentro estaba llorando a mares una pequeña lágrima rebelde bajó por mi cara y calló al piso. No pensaba llorar por Severus no, noté que dos personas corrían en detrás de mi. Me detuve y note una mano en mi hombro, giré y era Sirius que me miraba con preocupación.

- Estas bien?- Me preguntó Sirius.

- Si tranquilo solo necesitaba desahogarme, pero ya esta.- Dije yo.

- Segura?- Preguntó Remus detrás de mi.

- Si chicos enserio no tenéis porque preocuparos tanto estoy bien.- Dije algo cansada. Engramos en el Gran Comedor y nos sentamos en nuestra mesa donde no habia casi nadie.- Donde estan los demás?- Pregunté algo extrañada.

- Cornamenta esta detrás de su pelirroja y Peter esta desaparecido.- Me respondió Sirius.

- Últimamente desaparece mucho.- Comentó Remus, pero ese comentario se quedó ahí por dos razones una teniamos mucha hambre y dos yo tenia la cabeza en lo que acababa de suceder solo sabía que eso sería el comienzo de una nueva vida.

La Quinta MerodeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora