Capítulo 4.

73 8 6
                                    

Cuando llegamos, voy directa a la ducha. Los pensamientos se me van a mi pueblo, Alameda del Valle. Termino de aclararme el pelo y el cuerpo, me pongo la toalla para secarme, me echo las cremas y... mierda...
Abro un pelín la puerta para que solo se me vea mi cara.
-¡Tatiana!-Grito amigablemente, no obtengo respuesta y vuelvo a gritar lo mismo tres veces más, con el mismo resultado. Cuando ya lo doy todo por perdido, oigo unos pasos acercándose, pero esa manera de andar se me hace demasiado conocida, la voz de Ben se abre paso en mis oidos.
-Ey, ey, ey ¿Qué pasa?-dice mi amigo un tanto preocupado.
-Esque con lo despistada que soy me he dejado toda la ropa encima de la cama.-digo sonriendo nerviosa.
-Espera, que ahora te la traigo. -dice haciendo alusión de que se va, pero antes de que empiece a andar le cojo del brazo.
-Esque... hay un problemita... -hace un gesto con la cabeza incitándome a que siga- prométeme que no te vas a poner a hacer chistes malos...
-Bueno, sigue y luego ya te lo prometo. -dice sonriendo pícaro.
-¡No! Prometeme.. -paro cuando noto a la regla volviendo a hacer aparición y estoy sin compresa.-traeme la ropa y compresas enseguida porfa.-digo con la voz agobiada.

Se me hace muy larga la espera, pero por fín escucho sus pasos.
-Toma- cuela su brazo con lo que le he pedido.
-Muchísimas gracias, te requiero- le planto un beso en la mano antes de que la sacara.
Me visto con el pijama para ir a cenar. Pero antes, dejo la ropa en mi nueva habitación. Cuando paso el marco de la puerta, Tatiana me llama:
-¡Candy, ven, mira! -dice haciéndome un hueco en su cama-todo el mundo me está diciendo que nos parecemos mucho en el físico- me mira.
- Ah ¿si? -digo al no saber que responder.
-¿Y en qué nos pareceremos? - decimos las dos al unísono.
Las dos nos miramos y nos dirigimos hacia la habitación de Ben, abrimos tan sumamente fuerte que al pobre le vemos como un gato asustado, pero seguimos con nuestra pregunta.
-¿Nos ves parecido a Tatiana y a mi?
-¿Nos ves parecido a Candy y a mi? -decimos al unísono por segunda vez en el día.
-A ver, a ver, relajaros mujeres. -luego se calla y medita- hasta ahora no os había visto juntas, pero ahora que os veo... ¡os pareceis un huevo!-rodamos los ojos, nos miramos otra vez de arriba a abajo, intentando analizar lo que veía la gente tan parecido en nosotras, y como si me hubiera leído el pensamiento, Tatiana va al baño, y yo a continuación para vernos en el espejo, y bueno, tardamos en reaccionar, pero empezamos a comprender que es lo que nos veían, eramos muy parecidas pero cada una a nuestra manera.
-Bueno, vamos a cenar, que yo ya tengo hambre y esto parece sacado de una peli de miedo-dice Tatiana.
-Sí, yo también estoy de acuerdo contigo y mi tripa creo que también lo está.
Aunque nos parecemos, Tatiana es la guapa y yo menos agraciada. Además, ella es más alta que yo. Ella sabe combinarse muy bien la ropa, y por más que yo lo intento el resultado es el mismo, un desastre.

La señora Camps había preparado unas fajitas al estilo mexicano. Empezamos a devorarlo y he de decir que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto comiendo comida desconocida.
-Chicos, mañana va a venir mi novio a casa, y os lo presentaré. -nos dice Tatiana.
-Ahh ¿tienes novio? -dice un tanto confuso mi amigo Ben.-¿Y cuántos años tiene?
-Tiene un año más.
-¿Y cuánto tiempo llevais juntos? - la pregunté.
-La verdad, no mucho-dice impasible.
Mientras que me sumerjo en mis pensamientos un tono de llamada me saca de mi trance.
Era un mix de la banda sonora de Amelie y pertenece al móvil de Tatiana.
Coge el móvil y se retira de la cocina.

Ben y yo terminamos de degustar las deliciosas fajitas de estilo Mexicano.
-Me ha llamado mi novio-dice dejándose caer en la silla-me ha pedido el favor de que le apetece traer a su amigo Douglas.
-¿Y porqué estás así? ¿Te molesta? -le pregunta Ben.
-Esque cuando están sus amigos parece otro y a mí casi que ni me hace caso.-dice.
-Una pregunta, el Douglas ese ¿es el socorrista de la piscina? -digo cayendo en la cuenta con ojos como platos.
- Sí, el mismo-me dice mirándome con cara pícara.
-Bueno, es hora de terminar de cenar, ¿no creeis? -dice Ben cambiando de tema en un acto repentino.

Terminamos de cenar, recogemos y nos vamos a acostar.
.
.
.
Sobre las seis de la mañana me entran las ganas de orinar y me parece oir que abren la puerta de la casa.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora