Automáticamente levanto la ceja, mi madre sonríe y viene hacia mí a paso rápido.
-¿Quién era ese? -la pregunto.
-El pintor. -me dice. Mi cara de confusión es evidente.
-Y ¿cómo que no tenía la ropa manchada? -la pregunto.
-Porque ya terminó ayer y hoy solo ha venido a recoger las pinturas y a que le pague. -me dice evidente.-Bueno, que ya estás aquí. -me dice mi madre dándome un fuerte abrazo.-¿Qué tal con Ben? -me dice mi madre, es a la única que se lo dije de mi familia, aunque fue una semana antes de venir.
-Muy bien, me ha dicho de quedar esta noche. -la sonrio.
-El primer día y ¿ya me están robando a mi hija? -dice mi madre dramáticamente. -Yo que tenía pensado ir a misa juntas esta tarde.-dice haciendo pucheros.
-Mañana te ayudo a decorar la casa, y si quieres vamos por la mañana juntas a misa.-la digo al entrar en la casa y no ver ningún adorno navideño todavía.
-Vale, está bien. -dice pesarosa.
-Y cuéntame, ¿qué tal tú? -la pregunto.
-Pues yo bien, algunas cosas puntuales que ya te conté en su día pero todo bien. -dice encogiéndose de hombros.
-¿Y que has estado pintando? -la pregunto.
-Ven.-me dice- ponte las zapatillas y te lo enseño. -Hago lo que me dice y me dirige a su habitación. El blanco que había en las paredes se ha convertido en un rojo granate.
-Ala. -digo asombrada. -Así queda mucho más acogedor. -opino. -Me gusta mucho. -la sonrio.
-Entonces, ¿te gusta? -me dice.
-Sí, mamá. -la doy un beso en la mejilla. -Voy a subir la maleta a mi habitación ¿vale? -la pregunto.
-Okey, y déjame toda la ropa en la lavadora, para que te la lave. -me dice.
-La mayoría de las cosas están limpias porque las lavé en casa de Tatiana. -la informo. -Pero ll que está sucio lo saco. -la digo.
-Vale. -me dice y yo salgo de la habitación.Al final Ben y yo decidimos salir, pero por las condiciones climatológicas decidimos quedarnos en Alameda del Valle, la noche está con una niebla demasiado espesa y un viento desgarrador. Ben viene con su coche a mi casa para recogerme e ir a cenar a la taberna El Alamillo, un sitio que me trae muchos recuerdos de mi infancia.
Llegamos y nos sentamos en una mesa mesa redonda al lado de la ventana, la decoración sigue igual que como la recuerdo. El mantel blanco por encima y el de bajo de cuadros verdes, junto con sus típicas sillas de madera.
-Hola chicos, ¿qué quereis tomar?-nos dice la camarera, Ben yo nos miramos pero se ve que ella no nos reconoce.
-De bebida a mí tráeme una coca-cola. -dice Ben un poco tenso.
-A mi igual. -digo sin pensármelo.
-Muy bien, ahora mismo os lo traigo. -nos dice sonriente.
Se va y nos volvemos a mirar.
-La has reconocido ¿no? -me pregunta de manera obvia.
-Por supuesto que sí. -le digo. -Apenas ha cambiado, simplemente está más alta y con las facciones un poco más maduras pero es facil de reconocerla. -le susurro por encima de la mesa.
Ella trae las bebidas y nos limitamos a decirla "Gracias".
-A vosotros. -nos responde.
Y vuelve a su trabajo.
-Desde su funeral-empieza la frase Ben- no la he vuelto a ver.
-Yo igual. -le digo.
Nos la quedamos mirando y en un momento ella sube la mirada y nosotros con disimulo desviamos la vista.
-¿Qúe vais a pedir? -me pregunta.
-Yo quiero carne de ternera a la teja. -dice Ben cerrando el libro donde vienen todas las comidas.
-Y para mí-digo señalando el plato en la carta-cordero lechal de Aranda asado en horno de leña.
-Muy bien-dice esta vez mirándonos fijamente, como si la recordasemos a alguien. Nos coge las cartas y se va.
La música ambiente me relaja a tal punto de comenzar a cerrar los ojos mientras que Ben me habla, pero gotas salpicando a la ventana de la taberna me despiertan. A los pocos segundos se vuelve más espesa y fuerte. Cae nieve sin llegar a cuajar por la abundancia de agua que lleva la gota.
Cuando trae la comida Ben la para antes de que se vaya.
-Miléna-ella le mira confusa. -¿no te acuerdas de nosotros? -la pregunta.
-Sí, me suena vuestra cara muchísimo pero no logro ubicaros. -dice apurada.
-Soy Ben-la dice para quitarla las dudas-Benjamín Puee.
Ella suelta la bandeja en nuestra mesa y se lleva las manos a la boca.
-Yo soy Candy, la nueva vecina en su época. -la digo para que me reconozca. Ella me mira y los ojos se la empañan amontonándose las lágrimas.
Sin decir ninguna palabra coge la bandeja, la lleva a la barra y entra al baño. Ben y yo nos miramos apenados.
-Creo que no lo superó. -le digo sintiendo una opresión en el corazón recordando su cara de angustia y su mirada vacía en el funeral del hermano de Ben.
Empezamos a comer lo que hemos pedido, pero me es imposible saborear la comida de solo pensar en Miléna.
Ben mira detrás de mí y en un instante la veo al lado de nosotros en la mesa. Se ha limpiado las lágrimas.
-Chicos, lo siento por irme, pero me ha pillado muy de sopetón.-nos dice disculpándose. -Estáis tan grandes que ni os he conocido.-nos sonríe.-Estáis muy guapetones los dos. -nos mira.
-¿Qué tal tú? -le pregunta Ben.
-Pues ya ves, trabajando... -nos señala el lugar. -¿Cómo está tu madre? -le pregunta a Ben.
-Bien, tirando como puede. -dice apenado. -Encima como Candy y yo nos hemos ido a hacer el bachiller en Francia pues ahora se siente más sola.
-Ah ¿sí?-nos pregunta-¿En qué parte? -mi hermana está allí trabajando en un proyecto de investigación.
-En MontPellier. -la digo.
-Ah, no, mi hermana está trabajando en un pueblo cerca de París. -nos dice. -Y ¿cómo que os habeis ido los dos? ¿Estáis juntos? -inquiere.
-Sí.-dice Ben. -Aunque allí es donde ha surgido que nos hagamos pareja, no estaba en nuestros planes. -la dice.
-¿Y tú? -pregunto.
-Pues yo, la verdad... -dice cuidadosamente. -no he encontrado a nadie, lo intenté con un chico después de la muerte de tu hermano-se la rompe la voz intentando contener el llanto. -Pero yo no... -se muerde el labio-yo no encontré a otro como él. -una mejilla cae desbocada por su mejilla al igual que las gotas de lluvia que se deslizan por la ventana de la taberna.
Me levanto y Ben me sigue y la damos un abrazo.
-¿Por qué se tuvo que ir? -nos dice llorando con la voz ahogada mientras seguimos abrazados. Los clientes que hay en la taberna nos miran curiosos. -me quedé rota, con un vacío que hasta ahora nadie ha sabido llenar. -dice con voz sofocada por el llanto. -Cuando murió, yo necesitaba espacio, y decidí irme a Madrid, al centro, donde te puedes camuflar entre tanta gente, sentirte una más, una persona normal que no tiene sentimientos. -la piel se me pone de gallina. -pero comprendí que era mejor sacarlos y liberarlos, porque si los encierras no se consumen, se acumulan y ahí es como una persona se hunde y decide acabar con su vida, una chica de allí me ayudó mucho. -dice absorbiendo la nariz. -Se convirtió en mi mejor amiga, mi confidente, mi apoyo, la única persona en quien desahogarme. -nos separamos del abrazo. -Desgraciadamente ella ha pasado por cosas peores que las mias, así que nos desahogamos mutuamente. La verdad es que me ha venido muy bien, y no me ha hecho falta ningún psicólogo. Tú madre sí que lo necesitó por la pérdida de tu padre y tu hermano ¿no? -Ben asiente.
-También fue una amiga. -la dice. -Nos mudamos de casa, pero si quieres algún día podrías pasarte, seguro que la hace mucha ilusión.
-Lo haré. -Acto seguido se intercambian el número.
-¿Y llevas mucho tiempo trabajando aquí? -la pregunto, dado que era uno de los sitios que más frecuentábamos cuando ellos vivían.
-Que va. -responde. -desde el 15 de Diciembre. Me han contratado por Navidades. Mis padres me avisaron de que estaban buscando a un empleado y como yo quiero ganarme dinero pues decidí ponerme a trabajar. Solo piso Alameda del Valle en fiestas, algún Domingo y vacaciones. -nos explica.
-Mi madre alguna vez ha visto a tus padres. -dice Ben recordando. Ella asiente.
-Bueno, voy a seguir currando. -nos sonríe. -Y me alegro de haberos visto. -Se despide con dos besos a cada uno.
Terminamos de comer las carnes, que ya se nos han enfriado. Hablamos sobre que el dia 22 publican las notas. Sinceramente no sé cómo voy a sacar todo, algunas asignaturas me han salido muy bien pero otras no tanto.Terminamos los cócteles a los que nos han invitado y nos preparamos para salir a pesar de la lluvia que cae en el exterior.
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Utopía Envenenada
Teen FictionCandy, una chica de lo más normal con miedo a hacer el ridículo, decide irse a una Universidad Francesa junto con su inseparable amigo Ben, para terminar de dominar el idioma Francés, tanto como domina el Inglés, y poner un "punto y coma" al entorno...