Capítulo 68

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Él sonrie maliciosamente y vuelve la vista al frente para atender a la profesora.

Al salir del instituto nos encontramos Tatiana, Clara, Sonia y yo.
-¿Te pasa algo Clara? -dice Tati al ver que Clara está demasiado pensativa y con el ceño fruncido.
-Hoy no he tenido un día demasiado tranquilo. -nos dice.
-¿Y eso? -pregunta Sonia.
-Pues por muchas cosas, pero la principal es por Douglas, que como es tan simpático me ha puesto trocitos pequeños de borrador por todo el pelo, y he estado así durante toda la mañana. -dice Clara suspirando cansada.
-Yo tampoco le aguanto. -dice Sonia. -Es que no puedo con él. -dice con el móvil en la mano. -Es que es un payaso. Y un plasta.-empieza a arremeter contra él, y como si fuese una película cómica veo a Douglas viniendo hacia nuestra dirección, mientras Sonia sigue hablando de él. Cuando el susodicho llega apoya su cara en el hombro de Sonia mientras nos mira. -Es que no lo aguanto. -sigue diciendo Sonia sin inmutarse de que la persona que tiene en el hombro es Douglas. Nosotras la lanzamos una mirada, y cuando ella se percata se raya diciendo la misma frase todo el rato mientras que se pone a ver el móvil para disimular. -Es que no lo aguanto. -repite.
El móvil me vibra en la mano por una notificación, ya me he empezado a acostumbrar a que esa cuenta siga con las tonterias de mandarme una letra cada día, y en efecto, no me equivoco.

Me miro al espejo y me veo con una chupa negra y el resto de vestimenta del mismo color, una raya negra en mis ojos que los hace resaltar, y el pelo lo tengo en rizos pequeños que me hace el cabello con más volumen, cierro los ojos y al volver a abrirlos me encuentro en la Hermandad, todas mis amigas llevan la ropa negra, como yo, incluido los chicos de siempre, Ben, Hugo, Douglas, Saúl... Y los demás que están en la fiesta llevan solamente el color blanco, contrastando con nosotros, somos las ovejas negras de la Hermandad. Parecemos delincuentes, con los piercings que nos hicimos, los tatuajes y el corte de Sonia, que se lo ha dejado visible gracias a la coleta alta que se ha puesto. De repente veo a Amira con una gabardina a lo Sherlock Holmes con unas gafas de sol en plena oscuridad de la noche y con la luz tenue de la fiesta. Amelia sube al escenario y hace una función de magia, cambiando su ropa de motera por una de mago, y sacando un conejo de esta, pero calcula mal y por último, en vez de sacar de su sombrero de copa cualquier cosa típica que sacan los magos, ella saca siete serpientes que se enrollan en su mano, me miro a mi misma, hacia el colgante, y veo que las serpientes han desaparecido de mi colgante, que está todo en su sitio menos las serpientes, que han cobrado vida atacando a la fiesta y a todo lo que pasa por delante suya. Sonia va a socorrer a Amelia y toca a las serpientes quedándose pensativa, en ese instante aparece Marcos con una linterna de luz ultravioleta que hace que mi tatuaje se ilumine potentemente y atraiga a las siete serpientes, estas vienen a por mi y el paisaje se transforma en la playa de Montpellier, donde solo quedamos Marcos, yo y los reptiles.

Algo me toca la pierna haciéndome que grite y pegue un brinco de la cama.
-Pero niña, que te ocurre. -dice Tatiana asustada.
Me incorporo de la cama.
-Nada, es solo que he tenido un sueño un poco extraño. -la explico.
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Estamos a sábado 28 de Febrero, me encuentro nerviosa porque el lunes tenemos un examen y este finde es la fiesta de la Hermandad. Clara, como siempre, es la encargada de nuestra apariencia en la Hermandad, así que nos hemos puesto de acuerdo para llevar cada una unas máscaras venecianas y unos vestidos con luces LED. Mi atuendo consiste en una mascara negra con adornos dorados haciendo un bordeado elegante, con la simulación de un diamante falso en la parte superior de la frente y en los pómulos, de forma alargada como si hiciese alusión al contorno del maquillaje sobre la máscara, hay un fragmento de una partitura de una canción en ambas mejillas. Mi vestido, en cambio, contrasta con la máscara ya que es totalmente rojo, al estilo princesa y hace un juego muy bonito de colores con las luces LED amarillas. En cuanto a accesorios, de pendientes llevo unos largos plateados, mi colgante de los siete pecados capitales, un anillo de oro con una máscara, y mi reloj plateado. Por último, mi peinado consiste en un semirecogido con el pelo ondulado y los dos mechones de alante sueltos, y las extensiones que me regalaron por el amigo invisible, que me hace una melena más larga.
-Chicas, mirad esto. -nos enseña Alina la pantalla de su móvil. -Es una entrevista que me han hecho por ser paciente el hospital, me avisó Alex y he salido. -nos cuenta.
-Yo también he salido en un video, pero de la Universidad, que me dijeron que como iba bastante a la biblioteca que porque no contaba un poco sobre ella. -digo.
Amelia me toca el hombro cuando terminamos de ver varios videos.
-Oye Candy, ¿no está tardando demasiado Tatiana en venir? -me pregunta.
-No viene. -se adelanta a decir Alina.-Porque se ha quedado vigilando el bar, limpiando todo y acabando nuestra jornada. Le hemos dicho el jefe del bar que no podiamos completar la jornada extra ninguna de las dos y Tati se ofreció. -explica.
-¿Y es que no quería venir? -pregunta confusa Amira.
-Estaba de bajón. -las digo.
-¿Y ahora mismo está sola?-pregunta Sonia.
-Sí.-contesta Clara triste.
-Pero he avisado a una persona por si le interesaba saber que Tati iba a estar allí. -digo.
-¿Y quién es? -me preguntan todas.
-Saúl, ella estaba bastante deprimida por él, y como me enteré que lo dejó con su lio y estaba arrepentido de no estar con Tati, pues se lo he dicho.-las cuento.
-Que buena amiga que tiene. -dice Alina.
-Se podrá quejar.-dice Amelia.
Miro a Amira y veo que se toca la cabeza como si la doliese.
-¿Estás bien? -la pregunto.
-Sí, es solo que esta noche no he dormido bien porque he soñado demasiado y tengo la cabeza muy loca.-nos dice.
-¿Y qué soñabas?-pregunta Sonia.
-Era un sueño demasiado raro como para explicarlo, no sé, parecia Ciencia Ficción, era como un gobierno que nos implantaba una conducta determinada, y yo me revelaba o algo parecido. No sé, quizás ver antes de acostarme los Juegos del Hambre no fue buena idea. -se encoge de hombros.
-¿Cuál es la peli de los Juegos del Hambre? -pregunta Alina confusa. Todas la miramos como si hubiese perdido la cabeza.
-Cariño, ¿estás segura que no te dejó secuelas el accidente que tuviste? -preguntancon sarcasmo Amelia. Ella la mira mal. La explica cuál es, y se acuerda de la película.
-¿Y tú cómo vas con la Sinestesia? -pregunta Amira a Sonia.
-Bueno, a veces mola ser diferente, y otras veces asusta bastante. -dice Sonia mordiéndose las uñas.
-Chicas, echo de menos a Esmeralda. -dice Amelia cambiando repentinamente de tema. En ese instante, una mano agarra a Sonia de la cintura y la lleva hacia atrás. Es Raúl, saludándola como normalmente hace. Cada vez que los veo no puedo evitar verlos en una casa que en la entrada ponga "Friend Zone".
A su vez llega con él, el perrito faldero que se le cae la baba por Amira, junto con Douglas, Lissa, su prima Leticia y el hermano de Sonia.
-Por cierto chicas, he invitado a una compañera mia de clase a que venga con nosotras, ¿no os importa? -pregunta Amira. Todas negamos sonriéndola.

A los diez minutos entran Hugo, Ben y Marcos, junto a la chica que me tocó en el amigo invisible. Nos presenta a Charlotte, es rellenita pero muy guapa y parece bastante simpática.

Empieza la fiesta, y la decoración de esta consiste en un ambiente tenue alumbrado solo por la luz de las velas, ya que hoy toca luna Nueva y tampoco se aprecia la luz de esta. La melodía que suena da un aire misterioso pero se trata de música clásica, dando un entorno excitante a la fiesta. Lo primero que hago es pedir un cocktel sabor a vainilla y caramelo. Esta vez no me atiende Nacho, ya que está con Esmeralda, sino otro que también le vi en la fiesta de San Valentín.
Ben y Marcos se acercan a mi. El primero me da un beso en los labios.
-Bueno qué, ¿disfrutando de tu segunda fiesta en la Hermandad? -le pregunto. Él asiente con la cabeza.
-Chicos, os dejo, que no pretendo estar de sujetavelas. -nos dice Marcos guiñándome un ojos.
-Bueno, ¿qué tal estás? -le pregunta.
En ese momento el móvil me vibra en el bolso de muñeca que llevo.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora