Capítulo 31

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Douglas me seguía hablando y yo solo estaba pendiente del spiderman que había en el techo, se mueve un poco pero se vuelve a parar, como no mate a ese bicho repugnante no voy a estar tranquila, como me pique me tengo que ir directamente de urgencias al hospital porque tengo alergia a su picadura, y aunque me gustaría salir de esta fiesta ese no era el plan que tenía pensado.
-¡Candy!-me simula un puñetazo en mi cara para que le preste atención. -¿Qué picho te ha picado?-me pregunta mientras que alterno miradas hacia él y hacia la araña. <Demomento no me ha picado la araña pero gracias por el deseo.> Dice mi conciencia.
Le señalo el murgaño que empieza a andar hacia la pared, cuando él ve la araña se sorprende, quizás por su tamaño que era considerable, pero como bocazas que es mantiene el tipo.
-Bueno, y qué te va a hacer ¿comerte?-me pregunta levantando la ceja.
-Comerme no, pero si picarme, y como lo haga me tengo que ir a urgencias, tengo alergia a su picadura.-digo obvia.
-Pues que pena. -dice con sarcasmo y con postura de no hacer nada.
<Candy piensa ¿Con qué puedes matar a la araña?>. Después de pensar sobre ideas que he considerado que no iban a ser factibles se me ocurre un objeto con lo que podré acabar con el murgaño.
Me dirijo al baño mientras que Douglas me observa, cojo el objeto que está al lado de la taza del váter y me vuelvo a dirigir a la habitación.
-¿Qué haces con eso?-arruga la nariz por el lado derecho.
Yo rezo porque mi puntería salga bien a la primera, y mientras mi indecisión y mi miedo porque se me caiga el murgaño encima, Douglas se levanta y me arranca la escobilla del inodoro de las manos.
-Madre como huele.-Hace una mueca de repugnancia.-No te podías haber cogido un objeto menos higiénico.
La verdad es que sí que daba mucho asco pero era lo único que se me había ocurrido para aplastar la araña contra la pared. Douglas calcula la distancia y va decidido a aplastarla con la escobilla, pero calcula mal y la araña sigue viva y se cae al suelo. Yo ante el miedo a que me pique ese bicho me subo a la cama que hay mientras Douglas persigue a la araña salvando el desorden que hay en la habitación hasta que consigue matar a la araña con el pie. Cuando la pisa mira la suela de su zapato y pone cara de repugnancia al ver el murgaño aplastado y sus largas patas sobresaliendo del zapato.
-Como me vuelvas a enfadar  te restriego la araña. -Me amenaza. -Vamos a ponernos ya al poema.
Después de bastantes modificaciones el poema que hemos titulado Utopía Envenenada queda así:

Todos tenemos utopías envenenadas
que nos hacen tener las almas quebradas.

Todos sabemos que es de mala suerte ser supersticioso
pero sin fantasía el mundo se suicidaría.

Que los gritos de angustia del hombre lo ahogan con cuentos
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos.

Que te amo con el alma
que te quiero con el corazón.

La utopía envenenada era una noche tan negra como la boca del lobo,
sus ojos color café, la quitaban el sueño como un cordero sin aliento.

En esa utopía envenenada el tambor de mi pecho delataban mis nervios
y si el lobo con piel de cordero es muy bueno saca tus armas y empieza a valorarlas.

Por doler me dolía hasta el aliento
tanta gente en el mundo y los malos predominan en los buenos.

El miedo de dejar un camino atrás puede ser doloroso
pero el recuerdo lo tienes que llenar dulzor y no tormentoso.

La utopía envenenada no debe ser encadenada
pero escucho con los ojos al destino de que el cerebro a veces es tu mayor enemigo.

El título lo aportamos los dos, yo Utopía porque quería hablar de algo irreal que con el tiempo se puede hacer real y la palabra utopía es la que me parecía más poética, y Douglas añadió Envenenada porque quería poner cosas misteriosas en la poesía.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora