Capítulo 14

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-Bueno, yo solo venia a por mi libro, que mañana tengo un examen y se me habia olvidado. -digo pasando de la contestación de Saúl. Me pongo a buscar el libro y no lo encuentro, cuando se me enciende la bombilla me voy hacia mi mochila y en efecto, ahí se encontraba. Ellos me observaban durante todo el tiempo.-Adios.-y cierro la puerta.
Me dirijo al sofá del salón dónde se encuentra Ben viendo la tele, enciendo la lámpara de pie que tengo a mi derecha, e intento empezar a memorizarlo, aunque ya poco se me va a quedar.

Cuando me avisan para cenar les digo que no tengo hambre, quiero memorizar lo máximo posible, pero paro cuando veo que se me empiezan a caer los párpados y que todos se preparan para irse a dormir; apago la luz y subo las escaleras con dirección a la habitación, pero antes de llegar me tropiezo en la escalera, ya que toda esta parte ha quedado oscura y me caigo apoyando la barbilla. En seguida acuden a mi encuentro encendiendo las luces y viendo el panorama, pero como no, Ben se empieza a escacharrar de la risa.
-Candy, ¿te has hecho mucho daño?- me pregunta Tatiana mientras me ayuda a levantarme.
-No, estoy bien. -digo mirando a Ben y en ese mismo instante se le borra la sonrisa.
-Can, te sangra mucho la barbilla. -me dice Ben.

Después de inspeccionarme un rato la señora Camps, ya que es enfermera me dice:
-Candy, hay que ponerte puntos. -dice la madre de Tati. -empiezo a bostezar, me acaba de entrar una modorra. Y encima mañana a hacer un examen suspenso.
-Me duele la cabeza.-la digo a la enfermera particular que tenemos en casa.
-Hay que ir a urgencias, no te puedes acostar así. -me dice la señora Camps.
-Tatiana, tu madre y tú os quedais aquí-dice el señor Camps cuando ve que Tatiana ya se está preparando.-que os teneis que levantar temprano. Yo los llevo al hospital.
-No, yo voy-afirma Tati-por una vez que hay un motivo para salir de noche entre semana por la ciudad.
Mientras tanto me dolía mogollón la barbilla, pero mucho más me dolía pensar en los puntos que me iban a poner.

Después de prepararnos, todos nos subimos al coche excepto la señora Camps.
-Qué pavita que eres- me susurra Ben divertido, mientras que hay un silencio ensordecedor en el coche. Tatiana estaba muy metida en su móvil, los tres nos encontrábamos en la parte trasera, yo en el medio.
-Si pues me están entrando unas ganas de potar el coche- digo recostandome en el asiento y susurrandoselo a Ben.
-Jobar- se queja Tatiana-no hay Wifi en el coche- saca un spray de un apartado de la puerta del coche, dónde se encontraba tumbado el bote, y empieza a rociar todo su sitio con el contenido del spray.
-¿Qué es eso?-digo confusa, ya que no huele de ninguna manera.
-¿Es enserio? ¿Es el Spray W5F5?-pregunta Ben impresionado- Madre, eso tiene que valer un montonazo ¿no?- afirma Tatiana con una sonrisa orgullosa.-Eso todavia no ha salido en España.
-¿Qué es eso?-Vuelvo a repetir sin entender, ya que nadie me ha respondido.
-Es un Spray que echa Wifi.-dice Tati.
-¿Qué?-digo asombrada.-¿Desde cuando existe?
-Salió a la venta en Francia este verano.-me explica Tatiana mientras que empezamos a visualizar nuestro destino.
Un centro médico es iluminado en medio de la noche, parece grande.
-Señor Camps, yo la acompaño a la consulta. -dice Ben amablemente, cosa un tanto rara en él.
Estuvimos en la sala de espera al rededor de cinco minutos hasta que nos llamaron. Cuando entré en la consulta me puse nerviosa, yo poner agujas o verlas a otras personas lo llevaba muy bien, pero que me lo hicieran a mí no me causaba ninguna gracia.
-Bueno, veo que vienes por la barbilla ¿verdad?-pregunta un señor con calva reluciente pero a los laterales todavía le queda pelo castaño, yo me limité a asentir.-Ponte en la camilla y déjame observarte esa herida.-hice lo que me dijo y mientras venía el hombre con una considerada ya edad que llevaba gafas de pasta negras como si fuera un moderno y friki.-vosotros sois los que habeis venido con la familia Camps ¿no?-volvió a interrogar mientras su espeso bigote castaño se movía al compás del habla.
-Sí-respondemos Ben y yo al unísono.
-A esta herida vamos a tener que ponerla un remedio, porque te has causado una brecha en la barbilla.
-Antes de venir, la señora Camps, su compañera enfermera, la ha intentado parar la sangre y la ha limpiado la herida.-Explica Ben por mí.
-Ah bueno, entonces has estado en muy buenas manos. -dice el doctor.
-Después de inspeccionarla un poco la señora Camps nos ha mandado al hospital por si sufría una conmoción, porque le ha entrado sueño, y le ha empezado a doler la cabeza, y mientras se venía ha empezado a sentir náuseas. -informa Ben lo que me ha pasado en esta última hora.
-Muy bien muchacho. -dice dirigiéndose a Ben. -Te voy a hacer una sutura porque nose si se va a cerrar la herida por sí sola y si lo hace va a tardar mucho tiempo, y en ese tiempo puedes coger infección y que se te agrave la situación. Lo primero lo primero que voy a hacerte es ponerte un gel anestésico ¿te parece?.
-Sí es lo mejor, sí. Pero déjeme que Ben me de la mano.-digo un poco asustada.
-Por supuesto que te dejo, pero tranquila, no te voy a poner ni puntos ni grapas. Te voy a poner un pegamento quirúrgico que se reabsorbe sólo.
Después de un par de quejas por parte mía y de apretar un poco la mano a Ben, el médico terminó su labor.
-Bueno, jóven, pues ya he terminado. Pero tienes que llevar a cabo una serie de pautas. -me miraba inquisitivo y por eso asentí. -Debes ponerte crema de protección solar alta cada vez que salgas a la calle, e irte renovándola según creas conveniente. Y en casa si te encuentras dolorida, alterna las dosis de paracetamol e ibuprofeno. Si ves que te duele mucho y no te quita la pastilla el dolor, pon hielo a la herida, porque el frío actúa como anestésico, comprueba que está bien envuelto en una bolsa de plástico y después en un trapo, para que ni te moje la herida ni te queme la piel. Dentro de dos días quítate la tira adeshiva que te he puesto para que la herida cicatrize mejor al aire. Y por último cuando te bañes, sécate bien la zona dándote ligeros toquecitos con la toalla, pero nunca te frotes con ella. ¿De acuerdo?
-Sí-digo. Me bajo de la camilla y Ben y yo nos despedimos.
Cuando estamos de vuelta en el coche, el padre de Tatiana recibe una llamada en el móvil del coche.
La coge.
-Hola papá.-Se oye una voz varonil y aparentemente joven.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora