Capítulo 42

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Se para el sonido en seco. El responsable es el teléfono del coche.
-¿Buenas? -suena una voz varonil y reconocida por todo el coche.
-Hijo, qué susto has dado a todos. -dice el padre de Tati al vernos a todos por el espejo como gatos con el pelo erizado.
-¿Quiénes sois todos? -pregunta con tono de duda.
-Pues tu madre, tu hermana, Candy y Ben, los españoles, y tu prima Adéline. -explica el padre.
-¿La prima?-dice confuso.
-Sí, nadie la puede cuidar allí y se ha venido con nosotros. -explica su madre.
-¿Cómo está la tia? -inquiere con voz de tristeza.
-No va a mejor. -dice con voz melancólica su madre.
-En invierno, me acerco y visito a la tia. -dice de manera segura.
-Muy bien hijo. -dice sonriendo con lágrimas en los ojos a pesar de que su hijo no la puede ver.

Llegamos a casa y nos vamos a acostar de lo cansados que estamos. Ahora mismo me siento agusto porque mañana no hay clase y puedo descansar, porque estoy reventadita. Me tumbo en la cama de Ben y nos apañamos para caber los dos y que podamos dormir bien.
<Veo una sombra, por su pelo y su forma del cuerpo diría que es un varón. Ante la incertidumbre me giro. Mis ojos visualizan a un hombre encapuchado con ojos marron caramelo y piel morena. Se queda mirándome mientras que una persona de atrás me intenta enseñar la pantalla de un móvil, solo alcanzo a ver que es una frase, pero no distingo las letras. Mis ojos se vuelven a enfocar en el chico, y lo único que alcanzo a ver son manchas de sangre y un frasco que pone POISON. > En ese instante algo me golpea en las costillas y como respuesta grito. Algo me sacude por los hombros.
-¡Candy! -la voz de Ben se hace más presente. Cuando termino de abrir los ojos le veo respirando y sudando. -¿Te encuentras bien? -dice con la voz sofocada. -Llevas un día... -dice en tono de reproche y pena. Las lágrimas se me saltan por el sentimiento de opresión en el hecho, por todo lo que me ha sucedido con tanta carga emocional, la pesadilla y los escalofrios de mi cuerpo a causa de lo asustada que me siento.
-He te-tenido -hago un parón porque las lágrimas me impiden seguir y me provocan el tartamudeo- una.-vuelvo a hacer una pausa.-pe-pe-sa-sa-dilla.-digo tragando el nudo de saliva que se encuentra entre el paladar y la lengua.
Abren la puerta sin previo aviso y veo a Tatiana medio corriendo hacia mi.
-¿Qué ha ocurrido? -dice mirando a Ben.
-Estaba teniendo una pesadilla, y con lo que se mueve en la cama la he dado una patada y ha reaccionado gritando creyendo que era parte del sueño. -explica Ben, mientras que yo no sabía nada de que el golpe en la costilla había sido real.
-Anda que tú también... -le reprocha a Ben. -Mi prima ni se ha enterado. Duerme que es un gusto.

Después de despertar a media casa a las 3 de la mañana, casi no duermo y pongo a Ben tan nervioso de moverme tanto que decido irme al sofá. Bajo las escaleras con cuidado y me quedo cotilleando el móvil mirando las redes sociales.

Pasos de un lado para otro me despiertan, poco a poco voy abriendo los ojos y veo a Saúl con Tatiana ir para arriba y para abajo, la prima de Tatiana se encuentra en un sillón a mi lado viendo la tele y Ben haciendo el desayuno. Mi amigo rubio me mira desde la cocina, sonríe y se vuelve a poner con su trabajo.
- ¿Qué tal estás? -me pregunta Tatiana al ver que me despierto. -¿Mejor?
-Se me ha hecho la noche muy larga. -digo con voz de cansancio mientras bostezo y me tapo con la mano derecha.
-Cuando me digáis vamos a ver a Alina. -dice Tatiana.
-¿Puedo ir yo también?-se mete en la conversación Adéline.
-¿No prefieres quedarte aquí?-pregunta. -Saúl se iba a quedar haciéndote compañía.
-Creo que prefiero irme contigo. -dice haciendo una mueca.
-Oye. -dice haciéndose el ofendido. -conmigo estarás en la mejor compañía.
-Permítame que lo dude. -dice rodando los ojos la prima.
-Eres muy tozuda ¿nunca te lo han dicho? -hace una pregunta retórica Saúl.
-¿Y a ti nunca te han dicho que tu ego se va a salir del planeta y se va a chocar con el Sol? -pregunta de la misma manera Adéline.
Saúl decide contenerse para no soltar a la prima de su novia ninguna grosería ya que ha venido aquí casi por obligación.
-Saúl, anda, sígueme ayudando con el jardín. -dice Tatiana intentando distraerle.
Me levanto para irme a la cocina.
-¿Qué hacen en el patio Tatiana y Saúl?- pregunto con curiosidad.
-Están quitando las malas hierbas, regando las plantas y plantando flores. -me dice Ben concentrado en hacer el desayuno.
-¿Desde cuando tú cocinas medianamente bien? -digo mirando con el ceño fruncido a lo apetecible que se ve la comida. Él quita la vista de su comida y dirige su mirada a mí moviendo la cabeza como la niña del exorcista y levanta una ceja a modo de <¿Has nacido hoy o qué? Yo siempre cocino bien. >
-Cocino bien siempre. -dice cambiando el orden de las palabras que me estaba imaginando por su mirada. -Lo que pasa que unas veces cocino a gusto de trolls y otras veces a gusto de seres humanos. -dice defendiéndose. -De verdad, Candy, qué egoista, hay que compartir con los seres que no son como tú.- Me dice como si fuese una racista de seres mágicos. Copio su ceja levantada de hace 1 minuto por su respuesta.

Terminamos de desayunar y decidimos acercarnos al hospital, al final la prima se queda con Saúl y con Douglas que se incorporaba después, aunque no sabemos si con la novia también. Llegamos al hospital y vamos a la 3° planta el número 42. Cuando llegamos vemos a todos en la sala de espera, con caras entristecidas.
-¿Todavía no se puede pasar? -pregunta Tatiana.
-Están sus padres. -responde Esmeralda.
-¿Cómo está? -pregunta Ben.
-Cada día que pasa la diagnostican más secuelas. -dice Sonia mirando al suelo fijamente.
-¿Y cuáles son? -cuestiona Tatiana.
-Trastorno del lenguaje, casi no se la entiende, no puede pronunciar. -dice Sonia.
-Desorientación, que no sabe identificar donde está ni por qué.-dice Amelia.
-Ayer nos dijo el médico que tenía alexia.-dice Esmeralda. -no puede leer porque no reconoce los espacios ni los signos de puntuación.
-Tampoco identifica los objetos en posición inhabitual. -interviene Amira.
-Eso nos lo han dicho ahora.-dice la prima de Alina.
-Además tiene prosopagnosia, no reconoce la cara de la gente. -dice Clara.
-Ataxia óptica también tiene. -dice Hugo. -No calcula las distancias. -hace una pausa pensativo. -¿Y qué más?
-Y simultagnosia. -dice en tono serio Alex, el ginecólogo.
-¿Y la va a dejar secuelas? En plan se puede levantar por si sola o no. -pregunto.
-Se puede levantar, pero ha perdido sensibilidad y movilidad en las piernas, así que la van aconsejar darla muletas. -responde el novio de Alina.

Sale la madre de Alina y van entrando de dos en dos. Según va llegando la hora de la comida amigas de Alina vienen y familiares de ella también. Cuando salen Amelia y Esmeralda entramos Tatiana y yo. Al entrar, las cicatrices de Alina en la cara es lo primero que me llaman la atención.
-Hola Alina. -dice Tatiana insegura de seguir entrando a la habitación.
-Hola. -dice pronunciando bien la palabra.
-¿Nos reconoces? -pregunto extrañada.
-Vosotrs sos ls de la fista del otrr día. -intenta decirnos.
-Mas o menos. -dice Tatiana siguiéndola la corriente. -¿Cómo te encuentras?
-Yo bien. -dice Alina. -Me quierir de aquí. -vuelve a hablar mal.
-¿Sabes por qué estás aquí? -pregunta Tatiana.
-Poreque mis padrs me pegron. -afirma Alina.
-No, no es por eso. -digo frunciendo el ceño pero Tatiana me tapa la boca y me dice al oído.
-No la atiborremos de información. -me susurra. -Bueno Alina, recupérate ¿vale? -la dice Tati acercándose a darla dos besos.
-Oe, ¿habs visto al medco gupo que me ayua tato? -nos pregunta, Tatiana frunce el ceño pero yo que creo que la he entendido la respondo.
-¿El ginecólogo que se llama Alex, rubio de pelo largo y con perilla?-respondo con otra pregunta. Ella afirma.
-Es que se lleva muy bien contigo. -la sonrio melancolicamente por no reconocer a su novio. Se me escapa una lágrima. Me acerco a ella me siento en su cama y decido abrazarla, ella se queda descompuesta pero finalmente decide darme también un abrazo, aunque no tan fuerte como el mio.
-Mucha gente quiere verte. -dice Tatiana. -te dejamos. -se acerca a ella, la coge la mano y la aprieta fuerte.
Nos salimos de la habitación y Tatiana se quita una lágrima que se acababa de resbalar por su mejilla.
Al levantar la vista vemos a Saúl, Adéline, Lissa y Douglas.

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