Capítulo 63

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Según me voy acercando distingo en la oscuridad a Marcos.
-Ay, qué susto me ha dado Marcos. -digo a Ben.
-Se ha puesto en el copiloto, pero si te quieres poner le digo que se ponga atrás. -me dice.
-No, me da igual. -le digo.
Abro la puerta de atrás del copiloto y saludo desde mi asiento a Marcos, se ve que le ha recogido antes a él.
-Bueno, vámonos a Kapital. -dice Ben poniéndose el cinturón y arrancando el coche.

Llegamos a la discoteca, y damos la entrada al portero. Pongo un mensaje a Alicia pero no la llega, así que entablezco conversación con Marcos y Ben.
-Bueno y ¿cuánto tiempo llevais saliendo?-pregunta Marcos.
Me pongo a hacer cálculos al igual que Ben y cuando lo cálculo lo miro, él hace lo mismo.
-Hoy hacíamos dos meses. -decimos al unísono por encima de la música. No nos hemos acordado ninguno de los dos.
-¿Dos meses exactos? -dice divertido.
-Sí. -decimos los dos.

El móvil vibra en el bolso, abro la cremallera y veo el nombre de Alicia en la pantalla intentando llamarme. Me salgo de la pista y descuelgo el teléfono para hablar, me voy al baño y consigo oir bien su voz.
-¿Dónde estás? -me pregunta.
-En Kapital. -la digo.
-Ya, pero ¿en qué planta? -me pregunta.
-En la quinta creo. -digo.
-Okey.-me dice y cuelga.

Visualizo a Alicia y a su amiga entrando en la sala, al mismo tiempo que la música se para.
-Buenas noches, queda un cuarto de hora para año nuevo, podeis coger una copa con uvas en las barras de cada planta, seguiremos la cuenta atrás.- dicen por los altavoces.
Cuando llega a nosostros nos saluda ella y su amiga. Yo los presento a todos aunque Ben y Alicia se conocen desde antes.
-Al final, ¿acabasteis juntos? -nos pregunta Alicia emocionada.
-Sí. -decimos con timidez los dos.
-Cómo lo sabia. -dice entusiasmada.

Gente a mi alrededor con vestimentas rojas se juntan, las campanadas que indican año nuevo suenan, uvas frescas en mi copa, lista para la cuenta atrás, la gente empieza a beber champán cuando muchas personas empiezan a vitorear. La escena de mi alrededor se me hace conocida.
Empiezo a atascarme con demasiadas uvas en mi boca, y gracias a los espejos que hay en una pared, puedo ver la planta baja y apreciar que la mayoria de gente de mi alrededor, está en mis mismas condiciones, excepto Marcos, él sigue el ritmo perfectamente.

Las campanadas terminan y se da la bienvenida al año 2026, nos felicitamos la entrada del año, pero cuando me toca dar dos besos a Marcos Huelo su colonia y parece que se ha bañado en ella, se ha echado tanta que se me queda en las fosas nasales por dos minutos, la música reaparece y decidimos dejar la quinta planta y pasar a la última para intercambiar la sala de pachangueo por la terraza, el cielo de Madrid sigue iluminado por los fuegos artificiales que han empezado después de dar la última campanada y miro como los cuatro que vienen acompañados conmigo se quedan viendo como niños pequeños la noche iluminada por ese químico multicolor.
Después de ver el espectáculo nocturno pedimos un cóctel, y nos ponemos a hablar los cinco.

Son las seis menos cuarto de la mañana y falta un cuarto de hora para que la discoteca cierre, así que decidimos irnos despidiendo.
-Cuando vuelvas de Montpellier me tienes que avisar. -me dice Alicia.
-Por supuesto. -digo asintiendo con la cabeza.
-Eso esperamos. -me dice su amiga Laura. Yo la sonrio.

Llegamos a la calle donde vive Marcos y nos despedimos.
-Ya sabes, que si quieres venir a Montpellier estás más que bienvenido. -dice Ben.
-Me lo pensaré. -dice con ironia. -Quizás de la oportunidad de que más chicas vean a este figura. -dice idolatrándose a sí mismo. Yo ruedo los ojos y Ben se rie. Si algo tengo claro de él es que es bastante egocéntrico.
-Bye Candela. -me dice saliendo del coche y despidiéndose se mi con el nombre que ha decidido ponerme. Vuelvo a rodar los ojos.
-Adios Kortatu. -digo despidiéndome por su apellido.
Nos despide con la mano según nos alejamos y Ben me lleva a mi casa, pero su madre al estar dormida en la mia, aprovecha a quedarse conmigo y a dormir juntos, entramos sin hacer demasiado escándalo e intentamos llegar sigilosamente hasta mi habitación. Le dejo a Ben uno de los pijamas unisex de invierno que tengo, que consta de una camiseta de mangas largas verdes y lo demás blanco con el dibujo de un pollito y un pantalón verde con pollitos estampados. Me pongo el pijama en el baño mientras que dejo a Ben cambiarse en mi habitación, aprovecho para hacer pis y cuando ya me he puesto a Mickey como pijama me dirijo hacia mi habitación, Ben, el tardón todavía se está poniendo los pantalones, no es la primera vez que le veo en boxer grises pero ahora que no es mi amigo y es mi novio me resulta un poco más incómodo de lo normal, a pesar de que le he visto crecer en calzoncillos. Me mira con la cara sonrosada, no se si por el calor, timidez, o las dos cosas. Termina de ponerse los calcetines y me ayuda a quitar un par de muñecos que tengo encimas de la cama y los dejo en una banqueta que hay en mi habitación, él se mete primero en la cama dejándome espacio, yo apago la luz y también me meto.
-Candy, una pregunta, ¿tu madre tiene puesta la calefacción?-me pregunta en susurros para no despertar a las madres.
-No tengo ni idea. -digo mientras que empiezo a notar el frio en cuanto él me hace esa pregunta. -Pero no lo parece.
-Ya, a mi tampoco. -me dice. Por inercia nos juntamos y nos abrazamos, me acurruco en su pecho y poco a poco me voy quedando dormida bajo la calidez de su cuerpo.

Estamos en la segunda Evaluación, ya hemos empezado con algún que otro examen, una persona con la cara conocida me invita a dar una vuelta, yo con la excusa de despejarme accedo a dar un paseo, a pesar de que sigue siendo invierno el sol pega fuerte por unos cristales, me siento en movimiento, los árboles no están tan caídos, parece que notan que la primavera es la siguiente estación del año, y a pesar de ser esta época lucen espléndidos, con vida, pero en cambio yo, me siento al revés, cuanto más veo la vegetación tan alegre, mi cara va decayendo, de repente me noto en un sitio gris, oscuro y húmedo, estoy hiperventilando, siento que el oxígeno no llega bien a mis pulmones, tengo un sabor poco conocido y poco degustable en mi boca, pero aun así sigo saboreando el sabor desconocido, una sombra se hace presente pero no veo a nadie, el oxígeno me llega cada vez menos mientras que mi ansiedad va cada vez a más, empiezo a marearme y unas manos me ayudan a tumbarme, las manos me alivian aunque mi corazón debido a eso late muy deprisa. La presencia se va y decido irme, corro imaginándome que soy Blancanieves atravesando el bosque en busca de la casa de los enanitos pero cuando llevo un montón de tiempo corriendo decido parar al no encontrar nada, solo un rio con una cascada al final, algo me incita a mojarme mis pies descalzos, ardientes y con heridas, y adentrarme en el río, pero en cuanto poso los dos pies me caigo de culetazo y en pocos segundos me siento flotando, perpo al final de todo veo dolor y todo se ve del color rojo.
Empiezo a toser y una mano me da golpecitos ayudándome a recostarme mientras que abro un poco los ojos, según levanto los párpados veo a Ben aliviándome y una pequeña rendija de luz colándose por la habitación, de pronto mi madre entra y me trae un vaso de agua, la madre de Ben entra detrás de ella.
-Pero bueno. -dice mi madre. -¿Qué te pasa? -frunce el ceño preocupada. Me siento incapaz de contestarla ante el picor de la garganta de toser tantas veces y los lagrimones que se me han caido a raíz de esto.
-No sé. -dice Ben un poco agobiado por la situación. -La he oido empezar a respirar mal, y después ha empezado a toser a toser y a toser y la he incorporado para ver si se calmaba. -le explica a las madres.
-Espera, que voy a por un pañuelo. -dice la madre de Ben mientras que bebo el agua tibia.
La buena mujer viene con un pañuelo y ella misma me seca las lágrimas.
-¿Mejor mi niña? -dice la señora Puee. Yo asiento. Me incorporo con ayuda de Ben aunque no la necesito, y me voy al baño.
En el reloj que hay colgado veo que son las 12 y media de la mañana, he debido de dormir alrededor de seis horas. Últimamente me da la sensación de que no descanso con todo lo que sueño.
Me preparo para desayunar con Ben, las dos mujeres adultas nos han hecho el desayuno y no es lo único, también se han colado en nuestra habitación mientras dormíamos y se han puesto a hacernos un par de fotos acurrucados. ¡Son más pastelosas que nosotros mismos!

Mientras que estoy haciendo la maleta oigo que Ben habla con alguien en la planta baja entusiasmado.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora